Rusia. Un virus llamado Putin

Ilya Budraitskis / Resumen Latinoamericano / 21 de abril de 2020

Rusia está ahora “en medio de una tormenta”: la pandemia coincide con el hundimiento de la moneda nacional, así como con la crisis política desencadenada por la propuesta de Vladimir Putin de modificar la Constitución. Cuando cada líder político en el mundo busca aparecer como un soberano capaz de declarar un estado de emergencia y ganar la “guerra” contra el virus, Putin demuestra una total falta de voluntad para asumir la responsabilidad de la situación. A nivel nacional, el peligro que representa el coronavirus no se reconoció hasta el 25 de marzo, cuando el presidente se dirigió a la nación. En ese momento, el número de personas reconocidas oficialmente como infectadas era cercano a mil pero estaba claro que como el sistema de salud ruso estaba en una situación deplorable nos encaminábamos a una catástrofe.

Medidas muy insuficientes

Ante esta situación, las medidas anunciadas estuvieron marcadas por su ambigüedad: la semana siguiente fue declarada inhábil, lo que de hecho significa que el Estado se niega a reembolsar a las empresas privadas. En lugar de declarar un estado de emergencia en todo el país, las autoridades locales han sido encargadas de valorar la amenaza e imponer ellas mismas las medidas restrictivas. Las medidas para ayudar a los afectados por la pérdida de ingresos y empleo también parecen insignificantes (especialmente en comparación con el gasto público en Europa y los Estados Unidos). Por ejemplo, las pequeñas empresas tienen derecho a exenciones de impuestos durante la cuarentena (lo que significa que tendrán que pagar al final de la pandemia), y el monto de las prestaciones por desempleo se ha incrementado para alcanzar oficialmente un mínimo de subsistencia de 12.000 rublos (aproximadamente 150 euros), lo que no corresponde al costo real de la vida. Todo esto ocurre en una situación en la que, según datos oficiales, la mayoría de las y los ciudadanos del país no tienen ningún ahorro y dependen exclusivamente de sus salarios.

La represión primero

Al mismo tiempo, las autoridades locales en ciudades muy grandes como Moscú, San Petersburgo y Nizhny Novogrod han establecido un sistema de confinamiento, incluyendo fuertes multas por incumplimiento de la cuarentena (que nunca se ha anunciado a nivel nacional).

El estado de emergencia no fue declarado por el soberano, pero es la situación que se vive hoy en día. Esto no solo representa un caso interesante de filosofía política, sino que también significa que el Estado no tiene absolutamente ninguna voluntad de asumir el costo social y económico de aumentar su soberanía.

El 2 de abril, el presidente se dirigió nuevamente a la nación, diciendo que el régimen de “días inhábiles” continuaría hasta fines de abril. Una ayuda única no va a permitir a quienes han sido privados de al menos un mes de salario, sin exención de alquiler o préstamo, hacer frente al costo de la vida. Las y los empleados de las empresas estatales, que tienen la garantía de mantener sus salarios durante este período, parecen estar algo mejor protegidos que las y los empleados en las pequeñas y medianas empresas (que representan el 40% de todas las personas trabajadoras del país).

Sin embargo, el colapso de los precios del petróleo, de los que depende totalmente el presupuesto ruso, y la depreciación del rublo en un 20% que siguió conducirán inevitablemente a una mayor inflación y una pérdida significativa de ingresos, que el gobierno no tiene la intención de compensar. Ni siquiera bajo las circunstancias extraordinarias de la amenaza de la pandemia y del nivel de vida promedio actual, las autoridades rusas se plantearon utilizar, a pesar de su nombre, el “fondo nacional de asistencia social”, que ha conocido durante años acumulación excesiva gracias a las exportaciones de petróleo y actualmente se sitúa en 123 mil millones de dólares.

Putin y el Estado se esconden

Miles de comentarios negativos en YouTube después del último discurso del presidente muestran que el pueblo ha entendido sin lugar a dudas el sentido de su estrategia durante la pandemia: el Estado se pone al margen, contentándose con apoyarse en el instinto de supervivencia mínimo durante las crisis en Rusia. Al mismo tiempo, el costo de las medidas impopulares de control popular y de restricciones debe ser soportado por las autoridades locales sin exponer la popularidad personal de Putin.

Sorprendentemente, la estrategia del Estado durante la pandemia se centró inicialmente en el problema de la enmienda constitucional propuesta por Putin a principios de este año, como si nada hubiera sucedido después. El punto más importante de este cambio trata “resetear” la limitación de los mandatos presidenciales, lo que permitiría a Putin permanecer en la presidencia durante 12 años consecutivos después del final de su mandato actual, iniciando, en la práctica, un reinado de por vida. La enmienda propuesta ya fue adoptada por el Parlamento y debía ser aprobada por referéndum el 22 de abril, a menos que la pandemia lo posponga.

Sin embargo, a fines de marzo, las encuestas mostraron que menos de la mitad de los votantes rusos aprobaron “iniciar desde cero” la limitación en los mandatos presidenciales. Es difícil decir cómo evolucionará esta situación, pero ya está claro que es poco probable que la posición actual de Putin aumente el número de la gente que le apoya.

En lugar de celebrar su vigésimo aniversario, este sistema político y económico ha entrado en una de las peores crisis de su historia.

Artículo publicado en LeftEast (http://www.criticatac.ro/lefteast/putins-virus-moment/ ) y International View Point (http://internationalviewpoint.org/spip.php?article6525 )

– Ilya Budraitskis es historiador, activista cultural y político. Desde 2009 es doctor estudiante del Instituto de Historia Mundial, Academia de Ciencias de Rusia, Moscú. En 2001-2004 organizó a activistas rusos en movilizaciones contra el G8 en foros sociales europeos y mundiales. Desde 2011 es activista y portavoz del Movimiento Socialista Ruso. Budraitskis es miembro del consejo editorial de la Revista de Arte de Moscú y colaborador habitual de varios sitios web y publicaciones políticas y culturales.

https://npa2009.org/actualite/international/un-virus-nomme-poutine

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

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