Pensamiento crítico. 19 tesis para comprender la dirección del capitalismo

Marcelo D. Cornejo Vilches / Resumen Latinoamericano / 21 de abril de 2020

Trabajo dedicado a los más de 2.500 prisioner@s polític@s apresad@s por el Estado en las cárceles chilenas tras el alzamiento proletario del 19 de octubre. Mención especial para el comandante Ramiro (Mauricio Hernández Norambuena), combatiente antifascista y anti pinochetista.

En medio de la polvareda político-ideológica precipitada tras el alzamiento proletario chileno que persiste desde octubre pasado y de la estrategia de las clases dominantes recuperándose del shock en que cayeron, aunado a la actual pandemia de COVID-19, han eclosionado una inmensidad confusa de interpretaciones que oscilan desde la excepcionalidad del caso chileno, pasando por la relativización de la centralidad histórica de la lucha de clases, alcanzando a la caracterización del capitalismo local y mundial en clave apocalíptica y una geopolítica de buenos y malos, resultando de todo ello un capitalismo zombi, marcado por la sobre acumulación y especulación financiera, un capitalismo carente de leyes y sumido en el más absoluto caos.   

A este respecto, considero relevante precisar diecinueve tesis a modo de planteamiento que se vertebra en un plan de comprensión global de la dirección local y universal del capitalismo chileno y mundial. Ya en la tercera edición de mi libro “Acumulación de capital en Chile. Crisis y Desarrollo, últimos 40 años”[1]  he desarrollado una investigación para dar cuenta de algunas de estas afirmaciones. En esta ocasión he valorado como oportuno enunciar sin orden correlativo las tesis que a mi juicio permiten explicar desde el materialismo histórico los acontecimientos local y planetarios. El desarrollo y fundamento de cada uno, será entregado parte a parte por un problema de espacio en futuras publicaciones.

1.- La caída en la tasa de la ganancia se contrarresta con un aumento e intensificación de la lucha de clases: La caída de la tasa de ganancia destruye capitales mientras la renta se presenta como refugio al capital por destruir. Esta es la respuesta que el imperialismo da a la caída de productividad. Se deriva de lo anterior que, un aumento en las desigualdades y la polarización social no alcanzan a posicionarse como la contradicción principal de la sociedad, sino más bien una contradicción antagónica pero secundaria que se produce por la combinación de aumento en la renta de la tierra y caída de la productividad.

2.- La renta produce una distorsión en el reparto de la plusvalía y por tanto una agudización de la lucha de clases entre las burguesías y las oligarquías cuyos proyectos políticos se polarizan en función de las crisis inter imperiales.

3.- El capitalismo mundial se desenvuelve sobre la base de un agudo trastorno en su dinámica interna: por un lado, la ley del valor como base de los procesos de acumulación de capitales, la tasa de ganancia y la lucha de clases y, por el otro lado, el aumento de la concentración y centralización de capitales, el imperialismo y sus concomitantes precios de monopolios. La contradicción se expresará en guerras comerciales, querellas entre burguesías por el hurto de ganancias (el reclamo Trump y sus aranceles en contra de China), aumento de la desigualdad social, esclerotización de las estructuras sociales, volatilización de los mercados financieros y de divisas, ente otras.  

4.- La deuda pública es una palanca de acumulación usada especialmente en tiempos de crisis reinyectando plusvalía en el proceso de producción social en conjunto. El capitalismo ha desplegado una urgente estrategia de monetización de la deuda pública. La caída de los tipos de interés y los “salvatajes” lo que hacen en realidad es mostrar el carácter de mercancía de la deuda pública. En tanto mercancía, la deuda pública necesita una masa de dinero que le permita valorizar como capital dicha masa. La deuda pública es uno de los ejes que convierten al Estado en una mercancía, por lo tanto, aumentar la deuda implica aumentar la necesidad de valorización de dicha mercancía. El Estado burgués y su masa de deuda, localizado en cada espacio de valor, está determinado por un tipo específico de tasa de valor, o por una norma de estandarización de valor propia, que exige cierto monto y velocidad de circulación. En este escenario, el imperialismo actúa no sólo distorsionando la distribución de valor entre los distintos espacios, sino que, a modo de una fuerza centrífuga, en tiempos de crisis, succiona ingentes masas líquidas de dinero que le sirven tanto para valorizarse así mismo como a la enorme masa de mercancías producidas que requieren realización. Sin embargo, este exceso de moneda no conduce necesariamente a un incremento del nivel de precios ni de la tasa de interés pues la motivación central es su conversión rápida en capital en manos de los más ricos mientras se destruye el capital de los sectores burgueses ubicados por debajo de la línea de valor impuesta por la respectiva estandarización de cada espacio de valor. Si bien es cierto, la deuda es una palanca de acumulación de capital, la lógica del imperialismo en un contexto de crisis y contradicciones geopolíticas agudas, hace necesario el aumento de liquidez monetaria, tensionando los mercados de valores, que son atenazados por fuerzas vectoriales con sentidos opuestos: de un lado, se hace necesario el crecimiento de la deuda para estimular la acumulación y, de otro lado, se desvaloriza la deuda con la misma rapidez instantánea en que se convierte en efectivo líquido para enfrentar los requerimientos de la lógica imperial. De paso, aunque aumenta la liquidez para revalorizar el capital, se restringe el consumo de la sociedad como esquema de política monetaria que busca evitar el colapso y descalabro del sistema.

5.- El aumento de la masa total de asalariados explica un aumento en la masa de la ganancia pese a la caída en la tasa de ganancia. Sin embargo, esta contradicción entre gran masa de ganancia contra baja tasa de ganancia ha implicado una estancación y persistente caída de la productividad. De aquí entonces que, pese a la enorme masa de asalariados que actualmente están siendo expulsados del mercado laboral planetario (se calculan alrededor de dos mil millones de trabajadores precarizados han quedado cesantes) la corrección entre tasa y masa de ganancia no significará un salto en la productividad, pues la mayoría de los trabajadores despedidos pertenecen a los sectores comercio, servicio, transporte e industrias de consumo prescindibles.

6.- Las monedas, representan a mercados con leyes de valores disímiles. Los Estados actúan como monedas con uniformes que, en tanto representantes de las burguesías y sus capitales, luchan en el mercado mundial por obtener una porción mayor a lo que la tasa de ganancia mundial establece como límite objetivo. Sin embargo, pronto esta situación creará tensiones inaguantables en los distintos espacios económicos con distinta ley y tasa de valor, las burguesías sometidas al castigo de una más baja tasa de valor se resentirán con el dólar, apelando a su sustitución como expresión de valor de cambio universal. Esta tendencia ya en curso, sólo se acelerará con la crisis actual.

7.- La lucha por obtener cuotas de plusvalía mayores a la establecida por la tasa mundial de ganancia alimenta la ola especulativa de capital financiero y capital ficticio. Empero, la necesidad de aumento de la velocidad de rotación y circulación de mercancías y capitales en tiempos de crisis ha permitido licuar en las bolsas del mundo enormes masas de capital ficticio, convirtiéndolo en capital circulante y efectivo en los corredores de la burguesía. De aquí entonces, la apresurada confiscación de los ahorros previsionales de los trabajadores y su conversión en circulante. Efectivamente, las bolsas del mundo ven caer los premios de sus papeles, sin embargo, lo que en realidad ocurre es que el capital ficticio se ha convertido en capital líquido. De aquí entonces puede derivarse otra línea de acción del capital, y es que pese las inyecciones de enormes masas dinerarias y las políticas monetaristas de bajísimas tasas de interés con alzas de los tipos de cambio con relación al dólar, lo que en realidad persigue es alimentar de flujo efectivo a las burguesías planetarias.

8.- En el contexto de la lucha de clases el capital acumula retaguardia mediante la renta de la tierra.

9.- En el proceso de producción social del sistema capitalista en su conjunto entran en tensión la acumulación y la centralización de capitales, es decir, la ley del valor versus los monopolios.

10.- En el mercado mundial capitalista desaparecen los distintos bloques estancos que limitaban como frontera a distintos sectores económicos “servicios o terciario, extractivo o primario, industrial o secundario”, en adelante el proceso comienza a funcionar efectivamente como proceso social integrado, por tanto, no es posible motejar de “improductivos” a los trabajadores que se desempeñan como vendedores de intangible y servicios en tanto cuanto el proceso social de producción y valorización se halla tan integrado que forma una totalidad con una norma de tiempo de trabajo que tiende a estandarizarse.

11.- Los acuerdos comerciales y uniones económicas entre Estados buscan representar niveles de productividad distintos, aéreas o regiones del mundo con ley del valor disímiles, que generan tensiones geopolíticas. Se produce una gran contradicción entre una ley del valor universal que empuja a leyes del valor locales con menor productividad.

12.- Los aspectos subjetivos del desarrollo capitalista adquieren su máxima importancia: la ideología, el ciudadanismo, las crisis geopolíticas, la importancia del Estado, las luchas de clases, factores que en conjunto entran en colisión con los factores objetivos, particularmente con la incorporación de particularidades fundamentales al mercado mundo capitalista de parte de China (en el plano ideológico), Rusia (y su identidad soviética), India (sociedad estamentaria).

13.- En perspectiva histórica el sistema capitalista tiende a alcanzar su normalidad desde el punto de vista mortífero y sangriento previo a la segunda guerra mundial. Aquí cabe el coronavirus. Si el ascenso de un imperio es sangriento, la caída transforma a las sociedades completas en máquinas de violencia desquiciada y permanente. Uno ejemplo de ello es la diseminación y estandarización cultural de la producción, tráfico y consumo masivo de drogas duras y alucinógenos, así como las “guerras” asociadas a la pulsión imperialista por la drogadicción como arma de dominación social.  Otro ejemplo, más contemporáneo, es el uso de las llamadas “pandemias”, guerras biológicas usadas no sólo para el control masivo de la población, sino para atacar directamente a las clases proletarias del planeta. Tal es el caso de coronavirus, cuya principal víctima está en la destrucción de derechos y conquistas laborales de los trabajadores del mundo, así como la restricción de su consumo usada como estrategia de valorización del capital en tiempos de crisis o el castigo y confiscación sobre sus fondos de pensiones usadas para dotas de liquidez al capitalismo. En uno u otros casos, la pandemia actual de coronovirus, ha legitimado un estado planetario de excepción constitucional que no sólo ha limitado las libertades y derechos de los civiles, sino que ha dotado de una potencia y vigor implacable a las estructuras de poder estatales (fuerzas armadas, entramados judiciales y legislativos) en contra de los intereses de clase de los trabajadores del mundo.

14.- Los alzamientos populares, las revueltas, las rebeliones sociales acontecidas bajo los actuales parámetros del capitalismo mundial nacen como respuesta al fracaso en que han caído los mecanismos de corrección sistémica frente a la tasa de ganancia en decadencia. Uno de estos mecanismos dice relación con la asombrosa aceleración de la rotación del capital con sus consecuentes automatización casi pasmosa. El proceso general de alienación y enajenación generan sociedades sórdidas que dragan las subjetividades colectivas. El hechizo sólo se rompe por medio de violentas convulsiones por parte de las clases sociales más proletarizadas. Estas agitaciones violentas nacen de condiciones materiales extraordinariamente agobiantes. Es en esos brevísimos instantes en que se interrumpe brutalmente el embrujo y es la oportunidad para retardar la circulación de un capitalismo al borde de la asfixia. La respuesta del sistema es y será descomunalmente brutal, con un costo social altísimo. Sin embargo, es la única oportunidad del proletariado local y global para, aprovechando la interrupción, saltar al escenario histórico y realizar su cometido. En medio de la suspensión de la rutina del capital, las revueltas sociales pueden aspirar a convertirse en revoluciones.    

15.- Chile no es centro de nada, es sólo una parte integrante de la gran periferia global de la que es parte todo América Latina. Dicho esto, es imposible lograr un cambio revolucionario en Chile si no se logra configurar un proyecto de cambio social internacionalista cuya estrategia abarque a las clases explotadas, oprimidas y excluidas de América Latina.

16.- El “Estado Mercancía”: habiéndose adicionado a la función del Estado la constitución de un fondo de capitales en base a la confiscación de una parte del salario de la clase proletaria (mediante el sistema de capitalización individual -AFP-, la institucionalidad se convierte en un mecanismo de trasvasije y circulación de capitales adicionales extraídos a la sociedad trabajadora. Pero, además, el Estado, en tanto personificación de los mercados de divisas, valorados en función del riesgo financiero y seguridad contractual para los capitales que rotan con inusitada velocidad y, en tanto cristalización de una determinada norma de valor, se convierte en encarnación de la mercancía. Tal como la mercancía en tanto propiedad privada, el Estado tiene un dueño, en el caso de Chile es la oligarquía y, por su intermedio, el imperialismo estadounidense.

17.- Desde el 2001, Estados Unidos ha impulsado una guerra mundial imperialista híbrida que, independientemente de los objetivos y aspiraciones norteamericanas,  ha tenido los siguientes resultados relevantes: a) la redefinición geopolítica de áreas de influencia imperial donde EE.UU-OTAN toma la iniciativa estratégica mediante una ofensiva en profundidad planetaria que termina redibujando la geografía mundial en Afganistán, Irak, Libia, Egipto, Arabia Saudita, Yemen, Siria, Venezuela, Corea del Norte, Irán. Derrotados en Siria, detenidos en Venezuela, Yemen, Irán y Corea del Norte, con resultados variables en Egipto y Arabia Saudita, victoriosos en Irak, Libia y Afganistán, la situación ha derivado en la toma de iniciativa estratégica por parte de Rusia y China en la construcción de un multilateralismo planetario que obliga a EE.UU a repartirse el pastel; b) la batalla entre EE.UU y China por la supremacía en el campo de la tecnología de inteligencia artificial; c) Gran  crisis económica subprime, con una larga pausa desde 2008 hasta el 2019 y recrudecimiento de la misma a partir del año 2020 haciéndola comparable sólo con la grave crisis de 1929; d) Guerra Arancelaria y comercial entre EE.UU y China; e) resurgimiento de Rusia como super potencia militar, incluso con ventaja sobre Estados Unidos en el campo de las armas hiper sónicas; f) Gran pandemia planetaria de COVID-19, cuyo orígenes no esclarecidos aún, ha implicado una gran ofensiva burguesa sobre el proletariado mundial; g) Schock de demanda y oferta de la producción y consumo petrolero y energético de hidrocarburos, agua, litio, aire.  

18.- Al igual que las fases sociológicas de la primera guerra mundial que oscilaron entre los estados de euforia-miedo-infierno-ira, la actual pandemia de COVID-19, como ejercicio de primera guerra mundial híbrida del siglo XXI, hará que las sociedades transiten rápidamente por los mismos estados anímicos. Las sociedades están siendo moldeadas bajo el esquema de un gran sanatorio mental militarizado. Más que combatir el COVID-19 (excusa moral de la guerra), la verdadera “enfermedad” a combatir es el estado de agitación y alzamiento de las masas proletarias del mundo (“chalecos amarillos” en Europa, descontento en EE. UU, etc.) y sus expresiones de movimientalidad social en clave de malestar, insatisfacción y pérdida de fe en el capitalismo como modo de vida. La fiebre de alzamientos en América Latina ha sido contenida convenientemente. Como una gran cámara frigorífica todas las marchas, huelgas y protestas fueron inmovilizadas bajo el argumento de salubridad de turno. Extrañamente, pareciese ser que la sociedad sólo puede mejorar y salvarse de la pandemia si se sacrifican los derechos laborales y sociales, si se confiscan los fondos previsionales y si se contrae y castiga el consumo de la clase trabajadora del planeta entero. Pareciese sorprendernos que el remedio a la enfermedad pase por contemplar los multi millonarios “rescates” que los Estados burgueses realizan a las empresas del sector privado con fondos recaudados y nutridos por la misma clase trabajadora planetaria. No es al virus que se le ataca con vehemencia, sino a los intereses del proletariado mundial. Llegados a la fase de la ira, cabe preguntarse, ¿terminará esta como en la primera guerra mundial del siglo XX, con una revolución?   

19.- La lucha de clases es un proceso general que se materializa, se condensa y encarna en lo particular. La intensidad de la lucha de clases en el campo de los explotados dependerá de la agudización de factores objetivos, cuya función es romper e interrumpir la cadena de producción alienación y enajenación. Es precisamente en esos momentos de interrupción que la clase trabajadora puede apreciar lo que realmente se oculta tras el espeso y complejo manto ideológico tejido en torno a la valorización de los procesos de producción-distribución-consumo de capital y mercancía. En el plano subjetivo, la lucha de clase dependerá del grado de organización y conciencia política adquirida por la clase proletaria. Es precisamente en este punto donde puede encontrarse la mayor debilidad de la clase asalariada y explotada: un gran porcentaje de ella se encuentra precarizada y desenvolviéndose en el comercio, los servicios y el transporte. Por lo mismo, la pregunta que surge es ¿dónde se integran a la lucha de clases los sectores con menor organización y conciencia política? Es en el plano territorial, en el plano comunitario y local. Es en el nivel geográfico y social territorial y local donde la lucha de clases alcanza a los despolitizados y desorganizados.   


[1] Año 2013, disponible en https://es.scribd.com/document/360062981/ACUMULACION-DE-CAPITAL-EN-CHILE-18-de-septiembre-pdf

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