Argentina. «Hay una división entre los aplaudidores seriales y quienes sufren la represión en las barriadas populares»

Por Mario Hernández, Resumen Latinoamericano, 13 abril 2020

Entrevista a Carlos “El Sueco” Lordkipanidse, miembro de la Agrupación Encuentro Militante “Cahito” Fukman

M.H.: La idea es darle continuidad a una comunicación que tuvimos la semana pasada con María del Carmen Verú sobre la situación del Coronavirus y los Derechos Humanos.

L.: Más que en relación a los Derechos Humanos en general lo enfocaría en relación a la instancia represiva que está generando la política de Estado respecto del tratamiento de esta enfermedad. Es más que alarmante ver que por las redes y en algunos casos por medios masivos de comunicación se emiten imágenes del accionar salvaje de fuerzas de seguridad del Estado.

Esto no hace más que confirmar que la pretendida modificación, reestructuración, reeducación de las fuerzas de seguridad y las Fuerzas Armadas es en el mejor de los casos una expresión de deseo. Porque ver esas imágenes nos hace retrotraer a épocas que creíamos superadas.

Siendo hace días atrás el aniversario de la guerra de Malvinas, para no llevarlo a la dictadura y sus efectos sobre la población civil, sino a un plano militar, cuando hacen hacer salto de rana y flexiones a las personas que detienen en la calle, me recuerda a los estaqueos, los saltos de rana y las lagartijas que les hacían hacer a los soldados en Malvinas.

M.H.: Y nosotros en el servicio militar también lo hacíamos.

L.: Es cierto, pero a partir de la dictadura lo que tuvo fue un efecto disciplinario en la población. A nosotros nos hacían hacer salto de rana y cuerpo a tierra pero quedaba dentro del cuartel. Lo que instaura la dictadura además del asesinato, la violación, el secuestro, la desaparición de personas y el robo de bebés es que el accionar lo hace público, en la calle y ese es el efecto de la gota de aceite sobre el vaso de agua. La gente lo ve, lo comenta, se atemoriza, porque nuestro pueblo tiene memoria respecto de nuestro pasado trágico, sabe que no tenemos elementos hoy para responder a una situación como la que se plantea más que la denuncia o la viralización de las imágenes. Eso es lo que me preocupa a mí.

M.H.: El jueves pasado María del Carmen Verdú decía que tenía la sensación de que esta presencia de la “milicada” en las calles no contaba con el apoyo de la población. Por lo menos no de la población pobre de los sectores populares.

L.: Hay claramente una división entre los aplaudidores seriales y aquellos que sufren la represión en  las barriadas populares. Lo cierto también es que hacia los sectores populares están llevando los camiones del Ejército con comida. Lo cual es absurdo, porque esa comida la podrían repartir las organizaciones sociales, hasta Cáritas podría hacerlo y no sacar camiones militares a las calles.

Es un elemento aleccionador, intimidante, están dispuestos a lo que mencionaron hace poco tiempo atrás “dar vuelta la página”, a que aceptemos a las FF AA en las calles como algo común y cerrar la página de la historia y ya no juzguemos a los genocidas.

Son meta mensajes porque no lo van a decir claramente, más allá del intento fallido que hizo Fernández en su discurso cuando afirmó que había que dar vuelta la página, a lo que Norita Cortiñas respondió brillantemente  diciéndole “usted es un negacionista”, ante lo que tuvo que recular.

Lo cierto es que esta situación en los barrios carenciados, donde efectivamente la gente no tiene para comer porque ya no tenía para comer antes del Coronavirus, que te acerquen un plato de comida es entrarle por el lado más débil. No es que la gente esté con la guardia baja, pero hay una necesidad enorme de darle de comer a los niños al menos. En el tercer cordón del Conurbano hay familias con 8 hijos viviendo en una sola casilla de cartón y chapa de 4×4.

M.H.: Larreta intenta abrir un centro de detención para adolescentes que no cumplan con la cuarentena. ¿Se concretó?

L.: No. Se opuso una férrea resistencia por parte de un conjunto de organismos de DD HH, organizaciones sociales y políticas, sindicatos que hicieron de momento revertir la situación. Es una situación ideal para el poder para jugar al “pruebo y veo qué pasa”. Yo no lo vi como una propuesta seria, porque un centro de detención para adolescentes me parece demasiado, propio de Larreta y esta gente. Lo tiran, ven cuál es la reacción, si se pudre lo tiran para atrás. Es típico del anterior gobierno y de este también, en otros ámbitos pero, sobre todo, cuando se trata de disputar el poder. 

Me salgo un poco de tema pero fijate lo que pasó ahora con el tema de las prepagas, que debían haberse puesto bajo un comando unificado. Le dieron marcha atrás. Tiran una propuesta y ven qué resistencia hay, y lo tiran para atrás. Dicen que no van a poner la economía por encima de la salud, y pagaron 250 millones de dólares a los fondos buitre.

M.H.: ¿De qué se trata esta nueva Agrupación Encuentro militante “Cachito” Fukman?

L.: Cuando nos convocamos un grupo de compañeros, lo que veníamos notando es que hay camadas de militantes populares que atravesaron distintas épocas en los gobiernos post dictatoriales que por una u otra razón, desencantados de las políticas gubernamentales que se implementaron en esos momentos, dejaron de activar políticamente.

Entonces lo que vimos fue la posibilidad de reunir ese activo militante disperso, que no encuentra en las actuales alternativas políticas un canal de expresión y entendimos que nos podíamos reunir tras las consignas o los principios de una organización que reivindicara la defensa de los Derechos Humanos y la lucha contra la impunidad.

Demás está decir que la lucha por los Derechos Humanos debería ser el programa político de cualquier partido político del mundo. Por lo tanto, si lo nuestro no es una organización política también, no sé qué sería. Lo cierto es que hay una reticencia por las sucesivas frustraciones que han pasado distintas generaciones de militantes, a incorporarse a un partido político de la forma tradicional. Por eso nosotros decidimos encararlo de esta manera, la lucha por los Derechos Humanos y la lucha contra la impunidad, entendiendo también que la impunidad de ayer es la que genera la impunidad de hoy.

M.H.: ¿Querés agregar algo más?

L.: Desde ya un agradecimiento por el espacio. Uno de los elementos más importantes que podemos intentar alcanzar es difundir las ideas y las iniciativas que surgen mancomunadamente, en forma consensuada desde nuestra agrupación, poderlas difundir de la forma más masiva posible para seguir convocando a aquellos que no se sientan representados en tal o cual espacio político. Acá estamos haciendo una experiencia que acumula vertientes políticas de las más diversas del campo popular, por supuesto, y que con buen criterio y tino por el momento viene funcionando y avanzando.

M.H.: Una última pregunta ¿por qué “Cachito” Fukman?

L.: “Cachito” Fukman para los que somos militantes desde hace 45 años, tal vez más, representa un compañero que entregó hasta el último momento de su vida a la liberación de nuestro pueblo. “Cachito” Fukman falleció hace dos años, luchando justamente por los Derechos Humanos y contra la impunidad. “Cachito” tenía en 1977 a su hermanito, Jorge, de 17 años que murió heroicamente en combate en el barrio de La Boca al enfrentar a una patrulla militar en la más absoluta de las indefensiones y desventajas. Y “Cachito”, a pesar de haber perdido a su hermano en una situación tan trágica, no dudó un momento en levantar su bandera y llevarla hasta el último de sus días. Es un ejemplo de lo que hay que hacer, sigue siendo un imprescindible, un faro, como Norita Cortiñas o Mirta Baravalle.

fuente: Rebelión

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