Venezuela. El febrero rebelde de Euclides Campo Aponte

Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano, 3 febrero 2020.-

El mayor general Euclides Campo Aponte acompañó a Hugo Chávez en la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992, como jefe de comunicación. Lo conocimos durante la última sesión de la Asamblea Nacional Constituyente, durante la cual Aponte ilustró los términos de la nueva doctrina militar, propuesta al máximo órgano plenipotenciario de Venezuela.

¿Cómo se desarrolló la rebelión cívico-militar del 4 de febrero y cómo se lo dirías a los jóvenes?

Estamos 28 años después del origen de un movimiento que nació con el objetivo de despertar el pueblo de un largo tiempo de sumisión, primero a Europa y luego a los Estados Unidos. Mi comandante Chávez con su ejemplo, sus palabras, su firme convicción nos hizo ver la realidad de un país del que no éramos conscientes. Levantando la bandera de Bolívar, dando a conocer su doctrina, tocó los corazones y las conciencias de todos aquellos soldados, oficiales y civiles que, como yo, participaron en el 4F. Para mí, todo comenzó en 1981. Ingresé a la Academia Militar en 1978 y me gradué en 1982. En 1981 conocí a mi comandante durante una actividad cultural en la academia y al año siguiente comenzaron las reuniones con él y con grupos de cadetes. Un sábado nos reunimos los dos en la actual escuela de artillería de Caracas.

¿Qué le dijo en esa reunión?

En aquella época comenzó una actividad que aún no una conspiración, sino aprendizaje, para despertar la conciencia. Chávez no nos ofreció cargos o dinero, solo la perspectiva de construir una patria diferente, y eso fue suficiente. Comenzó con una evaluación de la situación en el país y de la fuerza armada, sobre el deterioro moral, la corrupción, la pobreza y la ausencia de derechos. Sabía despertar el entusiasmo de los jóvenes y motivarnos. Ha sido así en todas las situaciones. Lo volví a ver en 1983 y luego nuevamente en 1991, en Maracay. Entonces comencé a darme cuenta de la consistencia del movimiento en el que estaba militando: sargentos, capitanes, tenientes… Planificamos las reuniones con mucho cuidado para evitar filtraciones de información. Chávez nos habló sobre el levantamiento del Caracazo, cómo la oligarquía había utilizado la fuerza armada y la había llevado a volver las armas contra el pueblo. Una mancha para borrar, porque éramos parte del pueblo y no de la élite, y teníamos que ayudar al pueblo a reconstruir el país. Durante el Caracazo yo estuve en Fuerte Tiuna, asistiendo a la escuela de comunicación, nos dedicamos a estudiar y no teníamos deberes militares. Desde allí se oían los golpes. Cuando se dio cuenta de que el pueblo no se rendiría a las decisiones del gobierno que pretendía imponer las recetas del Fondo Monetario Internacional, la Fuerza Armada usó armas de guerra y fue una masacre.

¿En aquella época usted era de izquierda?

Más que catalogarme a la izquierda, diría que era una persona consciente. En aquel entonces, casi todos estaban en el partido Acción Democrática o en el Copei. Mi padre estaba inscrito en AD, pero era un socialista como ningún otro. Siempre fue un ejemplo de lucha y solidaridad. Vi cómo ayudó a los jóvenes, cómo los apoyó. Y de allí surgió mi conciencia de que era necesario cambiar la sociedad ayudándonos mutuamente.

¿Qué papel jugaste en la operación militar el 4F?

Durante meses, mi comandante Chávez había planeado todo. Se llevarían a cabo varias operaciones en Zulia, en Carabobo, en Caracas, donde el control debería haberse tomado y la dignidad del pueblo restaurada. Para mí, todo comenzó a las tres de la noche anterior al 4 de febrero. Estaba entrenando a mis compañeros sobre la actividad de comunicación cuando Chávez viene y me dice: Campo, hoy es el día. ¿Y yo con quién voy ?, le pregunto. Tu vienes conmigo, preparas el vehículo, te coordinas con el teniente … quien te entregará el vehículo y ensamblas la radio y el aparato de comunicación. En la tarde del 3 de febrero, alrededor de las 10.30 partimos hacia Caracas a bordo de autobuses civiles y vehículos militares. Mi comandante nos hizo una arenga. Durante todo el viaje, nunca mostró dudas ni miedo. Él cantaba y ocasionalmente me preguntaba: ¿Cómo va la comunicación, Campo? Era un hombre con características especiales, capaz de pasar desapercibido por las fuerzas de represión y liderar más de 2.000 hombres. Uno así nace cada 200 años. Tuvimos que llegar al Museo Histórico sin dejarnos descubrir, pero primero queríamos ir a la sede de RCTV para difundir un video. Sin embargo, no había transmisores allí, sino solo oficinas…. En el Museo Histórico, mi comandante dijo que estábamos allí para fortalecer la seguridad y nos dejaron pasar. Luego convenció a los militares de adentro para que no usaran armas y tomamos el control del edificio.

¿Y luego qué pasó?

Ya era pasada la medianoche. Otros compañeros llegaron en autobús, pero permanecimos en la incertidumbre durante muchas horas sobre el resto de la operación. Considere que entonces no había teléfonos celulares, y la falta de comunicación entre las distintas unidades operativas fue una de las principales razones por las que no tuvimos éxito. Durante la noche, el ministro de defensa llamó a mi comandante, pero él me hizo decir que estaba ocupado y el ministro no volvió a llamar. Alrededor de las 2.30 logramos comunicarnos con la unidad que estaba en el aeropuerto militar de La Carlota, pero la línea se cayó inmediatamente y no supimos nada hasta el amanecer, cuando llegó una comisión con dos generales, uno de los cuales era Santeliz. Chávez los recibió y entonces supimos que los nuestros no habían capturado al presidente Pérez, que el gobierno y algunos partidos ya habían tomado una posición, que el punto central de la rebelión, la capital, a diferencia de los otros en el país, no estaba bajo nuestro control. Aviones de combate habían comenzado a sobrevolar el 23 enero. Si hubiéramos usado armas, habrían bombardeado a la población. Luego, mi comandante Chávez nos reunió y nos preguntó si estábamos dispuestos a dejar nuestras armas. Todos estuvimos de acuerdo. Nos dio las gracias y dijo que asumiría todas las responsabilidades. Y así lo hizo. Alrededor de las 9.30 de la mañana, llegó un contingente de las Fuerzas Armadas, del que formaba parte el general Santeliz, que era como un salvoconducto para la vida de mi comandante. Nos recogieron alrededor de las 2. Nos llevaron primero a la policía militar en Fuerte Tiuna y luego al Cuartel San Carlos, donde había muchos otros camaradas. Sin embargo, estábamos contentos porque habíamos cumplido nuestro deber. Me liberaron después de unos tres meses y cuando regresé al cuartel, me trasladaron continuamente, y así les sucedió a otros camaradas.

¿Qué papel jugaste en el proceso bolivariano?

Después de la victoria, mi comandante Chávez me llamó para trabajar en comunicación en Casa Militar. Luego, de 2010 a 2012, tuve el honor de dirigir el Ejército. Después de la partida física de mi comandante, la Almiranta Carmen Meléndez me confió la tarea de dirigir la empresa Venalun en Guayana. Me dediqué a formar la reserva activa en el trabajo por el bien del país. En 2017, fui elegido como constituyente en la ANC, y aquí estamos, para defender la patria.

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