Uruguay. Trabajadores de empresa propiedad de la CCU del poderoso grupo Luksic de Chile se movilizan por la defensa del trabajo

Andrés Figueroa Cornejo / Resumen Latinoamericano / 22 de enero de 2020

Empleados de Nix Nativa, embotelladora y distribuidora de bebidas en la nación charrúa, paralizan este 24 de enero para abrir debate social sobre el impacto de las transnacionales en el mundo laboral

Emilio Borges es el Presidente del Sindicato Nacional de Empleados de Nix Nativa de Uruguay, empresa propiedad de la CCU chilena del poderoso grupo Luksic, desde el 2012. La organización agrupa a los empleados de la industria y de las distintas distribuidoras del país charrúa. Producen y distribuyen bebidas minerales, gaseosas y néctares.

El Sindicato hace parte de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida en Uruguay, que, a su vez, integra el Plenario Intersindical de Trabajadores – Central Nacional de Trabajadores, PIT-CNT, única multisindical de Uruguay, que organiza a alrededor del 60 por ciento de la fuerza de trabajo asalariada de ese país.

“El Sindicato aglutina a los trabajadores de Milotur, que embotella las bebidas, y de las distribuidoras, pese a que estás últimas están tercerizadas”, explica Emilio Borges.

-¿Los trabajadores de las empresas tercerizadas pueden asociarse de manera legal al mismo sindicato que los contratados directamente?

“En efecto. Esa es una de las tantas diferencias entre el sindicalismo uruguayo y chileno. Y lo hemos compartido con la Federación de Trabajadores de la CCU de Chile, porque el esquema sindical nuestro nos ha permitido contar con ciertos avances mayores que ustedes. Tiene que ver con la fuerza que ofrece la unidad más amplia posible.”

-En Uruguay, ¿negocian por rama o por empresa, como en Chile?

“Por rama. Es decir, la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida tiene un solo Convenio Colectivo que opera en todas las compañías del sector. Luego, existe otro Convenio Colectivo para todos los productores de licores. También hay otro Convenio Colectivo para quienes trabajan en la distribución. A diferencia de Chile, en Uruguay las negociaciones no se dan por cada una de las empresas. Por ejemplo, nosotros tenemos el mismo Convenio Colectivo que todas las firmas de nuestra área a nivel nacional, independientemente de que los dueños de las empresas sean competidores entre sí. Igualmente, cada sindicato, de acuerdo a sus posibilidades, ya con ese convenio como piso, puede negociar mejoras particulares.”

-¿Qué ocurre hoy en el Sindicato que tú presides?

“Nos encontramos en estado de alerta debido a que enfrentamos dificultades concretas en los puestos de trabajo, la estabilidad laboral y la industria nacional. Por eso estamos convocando a una movilización a escala país para este viernes 24 de enero. El paro general del gremio adquiere la forma de una gran asamblea capaz de convocar a otros sectores de trabajadores, a dirigentes de PIT-CNT, a distintos actores sociales y al pueblo en su conjunto.

-¿Cuál es el punto de arranque del paro?

“Cuando se instaló la chilena CCU en Uruguay, comprando la productora de gaseosas y agua, en la fábrica nosotros teníamos a unos 130 compañeros trabajando. En reunión con la delegación que se hizo cargo de la empresa, participamos para informarnos de la estrategia del nuevo grupo económico que llegó. Originalmente, la firma era de capitales nacionales mientras que la CCU es una transnacional. En esa reunión, los representantes de la CCU hicieron una relación de su presencia a nivel regional en los mercados de bebestibles y comestibles, y que en ese sentido, arribaron a Uruguay con el objetivo de participar en la primera línea de mercado del país y ofrecer más puestos de trabajo (comprar más fuerza de trabajo).”

-¿Qué ocurrió en la realidad?

“Que sólo fue un relato. Porque si tomamos comparativamente el mes de diciembre de 2012 con diciembre de 2019, de 130 trabajadores en la fábrica nos redujeron a 70. O sea, se nos aplicó una política totalmente contradictoria a la que dijeron en un principio.”

-¿Y a qué se debió?

“A una fuerte inversión en nuevas tecnologías (trabajo muerto) en desmedro de los puestos de trabajo (trabajo vivo). Pero pasa que en Uruguay, cuando una empresa realiza una fuerte inversión en innovaciones tecnológicas es para multiplicar la producción. Sin embargo, en nuestro caso, resultó ser la peor de las recetas porque mientras más capacidad productiva hubo, más cayeron las ventas. Eso significó la inmediata destrucción de fuerza de trabajo.”

-¿Fue resultado de una sobrecapacidad productiva?

“Más claramente, de la no utilización de toda la capacidad productiva de la empresa. En la actualidad, la firma está funcionando a un 40 por ciento de sus posibilidades. Eso se traduce en líneas productivas que no se están usando, pudiendo hacerlo, y que a causa de ello se han provocado los despidos en la fábrica, golpeando inmediatamente a los distribuidores y a la estabilidad laboral. En concreto, las gerencias de la embotelladora quieren llegar a un nuevo trato con las distribuidoras de bebidas que incumpla los Convenios Colectivos, bajando el precio de ese servicio. Así vemos cómo una gestión comercial de este tipo se transforma en un círculo vicioso perjudicial para los trabajadores.”

-Pero los empleados de las distribuidoras son del Sindicato que presides…

“En efecto. Y por eso las compañías distribuidoras se han puesto en nuestra contra, dando pie a un nuevo momento de la lucha de clases. De hecho, las gerencias afirman textualmente que ‘este negocio no está pensado para contemplar el laudo (o Convenios Colectivos)’. Entonces, si la única forma en que una transnacional funcione en Uruguay es a costa del empeoramiento de las condiciones laborales y salariales de los trabajadores, nos encontramos en un punto de inflexión tremendo.”

-¿Qué es lo que buscan como Sindicato con la movilización del 24 de enero?

“A diferencia de las gerencias de la empresa, queremos dotar de una mirada de futuro a las relaciones de trabajo, y abrir espacios de diálogo con la firma de modo que los discursos empresariales comiencen a ajustarse a la realidad. Por otra parte, pretendemos abrir un debate urgente en la sociedad uruguaya. Ocurre que la industria nacional de las bebidas y sus empresas medianas y pequeñas, actualmente están desapareciendo debido a la concentración monopólica de la industria. Por otra parte, tanto en Uruguay como en la región, muchas corporaciones transnacionales se instalan y cuando dejan de obtener las utilidades que ambicionan, simplemente se van del país. Ello nos obliga como trabajadores organizados a exigir compromisos y garantías con ese tipo de empresas y prácticas. Somos conscientes de nuestra misión de frenar el deterioro del trabajo.”

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