Pensamiento crítico. México. Compromiso sin límite

Por Gerardo Fernández Casanova, Resumen Latinoamericano, 17 enero 2020.-

La Constitución Mexicana, más allá de ser el instrumento que norma la relación entre la sociedad y el estado, se concibió como un acuerdo aspiratorio de proyecto nacional. Jurar su cumplimiento incluye el asumir el compromiso de llevar a su máxima consecución posible sus aspiraciones, principalmente la que busca la mayor felicidad para el pueblo. No siempre ha sido así; sobran los ejemplos de casos en que tal juramento se formula sin veracidad o sin pleno entendimiento del compromiso que se adquiere; menos aún, cuando se accede a la responsabilidad mediante el fraude y la traición previa al juramento. Hemos estado más acostumbrados a regímenes que han jurado en vano; que cumplen en la forma pero que violan en el fondo. Nos cuesta trabajo, entonces, comprender el actuar de otra forma, una que sí asuma cabalmente y a plenitud el compromiso constitucional, tal como lo hace el Presidente López Obrador.

Confieso ser uno de los que no lo había comprendido. Siempre me convenció su convocatoria transformadora y su honestidad, pero deseaba un cambio más radical, francamente anticapitalista y antiimperialista, llevado más por un afán ideológico que por la realidad histórica e ignorando su costo social y político. Hoy creo entender un poco mejor a AMLO y su práctica política: no se encajona en posturas ideológicas cuadradas, sino simplemente identifica como adversarios a quienes se oponen a que las cosas cambien y que no quieren ver en riesgo el estado de privilegios alcanzado; en tal sentido se identifica como liberal que busca la justicia; por ejemplo, lucha por aumentar el salario del trabajador sin exterminar al empleador; en tal sentido es un capitalista puro; por otro lado se empeña en lograr que la educación y la salud gratuitas, universales y de calidad se conviertan en realidad, condición en que se ubicaría como socialista; promueve el libre comercio con USA y Canadá, pero salvaguarda la soberanía nacional en su práctica, incluso la aprovecha para nutrir su agenda de democracia y justicia laboral así como de cuidado de la naturaleza; respeta y valora las culturas de los pueblos originarios y aspira a su bienestar mediante proyectos que los incorporen, en tal sentido es un indigenista progresista contrario a mantener su marginación. Desde luego esto me indica que AMLO no es un simple pragmático, sino que lo es siempre en la procuración del mayor bienestar social posible, en tal forma el pragmatismo deviene en virtud.

Siendo pragmático, López Obrador gobierna con apego a ideales y principios; la honestidad y la democracia ante todo, asumiendo el alto costo que su vigencia implica y la dificultad para implantarlas; es mucho más fácil gobernar o, mejor dicho administrar la cosa pública, siendo flexibles en cuanto a los principios, pero no lo es cuando lo que se pretende es el cambio cultural de fondo en beneficio de la justicia y el bienestar social. En esta materia es importante anotar que el entramado legal se diseñó en sentido contrario y, en mucho, sigue vigente.

En este marco hay que agregar otra característica personalísima y definitoria: la voluntad y la capacidad ejecutiva. En esta actitud López Obrador asume personalmente todos los riesgos de la toma de decisiones, incluida la del nombramiento de sus colaboradores. Aguanta y resiste ante las tormentas que sus decisiones provocan, natural o artificialmente, y sale delante de manera tozuda cercana a la terquedad, más no a la necedad. Está acostumbrado a recibir la oposición a cualquier acción que emprenda; es brutalmente criticado y atacado, pero no ceja en la decisión tomada. Hace valer a plenitud su autoridad moral y política, con el apoyo y la exigencia de 30 millones de votos.

El único límite es el tiempo; el 30 de agosto de 2024 se acaba su oportunidad sin remedio. No se quiere ni puede reelegirse. Por eso la decisión ejecutiva y la plena dedicación a su cumplimiento invariable. La cancelación del aeropuerto en Texcoco; el combate frontal al robo de combustibles; la cancelación de la reforma educativa de Peña; la instrumentación de los programas de bienestar; la estrategia de seguridad y la creación de la Guardia Nacional; la reforma laboral profunda; la recuperación de las empresas energéticas nacionales, con la construcción de la nueva refinería y la renovación de las existentes, así como con la renegociación de los contratos de la CFE; la cancelación de las exenciones fiscales; el inicio del Tren Maya y el corredor Transístmico; la creación del Instituto de Salud para el Bienestar y la aprobación del TMEC. Cuentan mucho las conferencias matutinas y cotidianas; las giras de todos los fines de semana; la austeridad republicana y muchas otras cosas que muestran a un gobernante con pleno compromiso.

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