Venezuela. Triste, solitario, ¿final?: Guaidó se quedó sin la presidencia de la Asamblea Nacional

Victoria Korn / Resumen Latinoamericano / 5 de enero de 2020

Este domingo 5 denero, como estaba previsto, fue juramentada la nueva directiva de la Asamblea Nacional (AN) venezolana, instancia que se encuentra en desacato desde 2016, la que quedó encabezada por Luis Parra (del opositor partido Primero Justicia) como presidente del Parlamento para el nuevo período anual.

También fueron juramentados Franklyn Duarte (Partido Socialcristiano Copei) como primer vicepresidente de la AN; José Gregorio Noriega (Voluntad Popular) como segundo vicepresidente y Negal Morales (Acción Democrática) como secretario del Parlamento, todos ellos opositores al gobierno bolivariano. Tras la juramentación, Parra convocó para el próximo martes 7 de enero a la primera sesión del órgano legislativo.

El presidente Nicolás Maduro dejó en claro que la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional continúa siendo de oposición. «Venía sonando un cambio en la Asamblea Nacional. Una rebelión de los propios diputados de la Asamblea. Ya venía sonando que Juan Guaidó iba a ser sacado por los propios miembros opositores», recalcó.

«Hoy queremos abrirle la puerta al futuro de este Parlamento», expresó Parra desde el podio del hemiciclo, en declaraciones transmitidas por la televisora estatal. «Este año que hay elecciones de este Parlamento y estoy seguro que serán los primeros en salir a buscar sus curules y estoy seguro que tratarán de negociar puestos (…) Queremos que el CNE (Consejo Nacional Electoral) defina cómo (serán las elecciones parlamentarias). Debemos volver a la Constitución», recalcó.

Esta nueva junta directiva fue propuesta por José Brito, quien acusó a Juan Guaidó de abandonar “por completo la gestión parlamentaria” para dedicarse “a consolidar una estructura de poder personal”, a la vez que señaló que su gestión al frente del Legislativo se caracterizó por su “incompetencia, incapacidad y desmedidas ansias de poder”.

Varios diputados opositores denunciaron a Juan Guaidó de corrupción y propusieron una nueva Junta Directiva de la Asamblea Nacional (AN) sin el parlamentario de Voluntad Popular (VP) al frente del ente legislativo, en un año marcado por la corrupción y la continuación del desacato de este órgano.

Los parlamentarios se declararon en rebeldía contra Guaidó por haber utilizado la presidencia del parlamento como un proyecto personal para enriquecerse.

«En este 2019 que acaba de concluir, fuiste la esperanza del país, hoy eres la mayor decepción, pudiste ser el futuro, pero hoy eres y serás el pasado, fuiste un sueño convertido en pesadilla, Juan Guaidó a partir de hoy tu tiempo terminó”, indicó el diputado opositor de derecha, José Brito.

El diputado de mayor edad presente en el hemiciclo ejerció como presidente temporal de la sesión antes de la elección de Parra, lo que el equipo de Guaidó calificó como un «golpe al parlamento» puesto que quienes lo eligieron lo hicieron «sin votos ni quórum».

Más temprano, la diputada a la Asamblea Nacional (AN) por el Bloque de la Patria, Tania Díaz, explicó que Juan Guaidó no es el presidente del ente legislativo, sino que un coordinador, que asume dicho cargo, hasta que se decida quien presidirá en 2020 el Legislativo.

«Es importante aclarar un tema jurídico, Juan Guaidó, hoy no es el presidente de la AN, su período ya cesó el día de hoy, y de estar presente, que en este momento no está, sería un coordinador del debate hasta que la plenaria, que es el cuerpo colegiado que tiene la autoridad, – la plenaria de la Asamblea,- elija una nueva junta directiva», precisó Díaz.

Los obstáculos de la oposición venezolana no están solo en el chavismo. Las fisuras de larga data que Guaidó pareció sellar con su autoproclamación se han ido reabriendo por la frustración, tanto doméstica como internacional, que ha generado su falta de resultados en este año de mandato.

Guaidó consiguió inmediatamente el reconocimiento de más de 50 países, incluidos Estados Unidos, la mayoría de los latinoamericanos y numerosos europeos; formó un equipo de Gobierno y envió embajadores allí donde se le había reconocido; y volvió a situar la crisis venezolana en el foco internacional.

Pero fracasó en casi todos sus intentos: no logró que la ayuda humanitaria entrara en Venezuela; la Operación Liberación con la que pretendía derrocar a Maduro se quedó en una mera tentativa y puso piedras en el camino de la cuarta negociación fallida en lo seis años transcurridos desde la muerte de Hugo Chávez.

El proceso de Oslo y Barbados, que transcurrió entre mayo y agosto, es el caballo de Troya al que los analistas culpan de la descomposición opositora. Las partes estuvieron a punto de firmar un acuerdo que contemplaba la salida de Guaidó y Maduro para dar paso a un Gobierno de transición que guiara al país a nuevas elecciones y, entretanto, resolviera las crisis económica y humanitaria.

El diálogo descarriló por las sanciones estadounidenses y Maduro se centró entonces en una negociación paralela con los partidos minoritarios de la oposición que fructificó en septiembre con un acuerdo para reanudar las conversaciones que incluía ya pactos concretos, como la liberación de presos políticos, la vuelta de los diputados chavistas a la Asamblea Nacional y la renovación del Consejo Nacional Electoral (CNE).

En una tumultuosa sesión, los diputados presentes juramentaron a Luis Parra, de Primero Justicia, como «presidente» de la Asamblea Nacional en un hemiciclo en el que no se encontraban sino un puñado de diputados de la oposición que reclamaban airadamente.

Parra declaró que pese a las diferencias “estamos obligados a acabar con la confrontación”. Condenó además que la comunidad internacional “amenace” a diputados electos por los venezolanos.

Parra indicó que iniciarán una nueva ruta para despolarizar a la AN y para que cese la confrontación entre los poderes públicos. “Este parlamento tiene que salvarse para que transitemos juntos el camino de la reconciliación por Venezuela, vamos a hacer  lo correcto, más del 80% de los venezolanos quiere vivir en paz”, precisó.

Precisó que un total de 81 diputados votaron a favor de la elección de la nueva junta directiva. Francisco Torrealba, del oficialismo, explicó que Juan Guiadó no tenía los votos suficientes para ser reelecto y por esa situación se negaba a instalar la plenaria del día de hoy que tenía como objetivo instalar la nueva Junta Directiva.

“Frente a esa situación, aplicamos lo que es el Reglamento de Interior y Debate  que establece que el diputado de mayor edad, el profesor Héctor Agüero, instalara la sesión. Él nombró un secretaría accidental como corresponde y se procedió a la postulación y luego se votó por el diputado Luis Parra”, explicó.

La exdirectiva de la Asamblea Nacional, encabezada por Juan Guaidó denunció rápidamente a través del twitter: «Golpe al parlamento. Sin votos ni quórum diputados del Psuv intentan juramentar falsa directiva». Dicho sea de paso, en la misma no hay chavistas.

El partido Cambiemos, del diputado Timoteo Zambrano, condenó la imposición de Luis Parra como nuevo presidente de la Asamblea Nacional y aseguró que dicho nombramiento es fraudulento y viola el reglamento de Interior y Debate del Parlamento venezolano y la Constitución. “Sólo agravará la crisis política que vive Venezuela», precisaron.

Cambiemos, junto con Soluciones para Venezuela, de Claudio Fermín; Avanzada Progesista, de Henri Falcón; el MAS, con Felipe Mújica; conforman el grupo de partidos que respaldan la mesa de diálogo nacional con el Gobierno, que adelanta negociaciones para intentar destrabar la crisis nacional.

Falcón también tomó distancia de lo sucedido en el Parlamento, a través de su cuenta en twitter dijo: «Más allá de nuestras diferencias y el cambio que consideramos necesario en dirección de la AN. Es un derecho y deber de cada diputado electo por el pueblo decidir. Condenamos las acciones arbitrarias y violentas que han distorsionado un evento histórico para el país».

La contundente y repetida derrota de la estrategia insurreccional contra el Gobierno Bolivariano demuestra que la derecha venezolana no ha acumulado las suficientes fortalezas políticas, sociales y simbólicas para cambiar la correlación de fuerzas dentro del país ni para derrocar al presidente constitucional Nicolás Maduro.

Hoy la oposición, que trata de zafarse de la dependencia de las estrategias e intereses del gobierno de Estados Unidos, se presenta más débil, desarticulada, desconcertada y con una inmensa derrota a cuestas, sin liderazgos, sin estrategia y sin mensaje. Quizá, la derrota de Guaidó por parte de sus pares de la oposición, abra un camino hacia la descomposición del país.

La cuenta en tuiter de la embajada virtual de Estados Unidos en Venezuela dijo que lo sucedido en la Asamblea Nacional «va completamente en contra de la voluntad del pueblo y de las leyes que gobiernan el proceso. La democracia no puede ser intimidada».

*Periodista venezolana asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).



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