Cuba-Estados Unidos, relaciones al límite

Orlando Oramas León / Resumen Latinoamericano / 27 de diciembre de 2019

Estados Unidos arrecia su hostilidad hacia Cuba y hace hoy todo a su alcance para enrarecer los vínculos con la isla caribeña, a la que somete a una política de cerco que La Habana considera genocida.
Las relaciones diplomáticas se mantienen formalmente, pero en 2019 Washington aplicó como promedio una medida semanal contra la pequeña y vecina ínsula caribeña, bajo el recrudecido bloqueo económico, financiero y comercial.

Una pieza clave en esta política es el asesor de Seguridad Nacional para América Latina, Mauricio Claver-Carone, bajo cuya tutela se detuvieron todos los intercambios y negociaciones entre ambos países, al extremo de cerrar canales que prevalecieron incluso en los momentos más tirantes durante los últimos 61 años.

Estados Unidos llegó al extremo de perseguir los embarques de petróleo con amenazas y castigos a empresas de terceros países, tanto navieras como aseguradoras, en el declarado propósito de provocar desabastecimiento y paralizar al país.

A la par, la agresividad de la administración del presidente Donald Trump se complementa con un ‘intenso y grosero programa de subversión política e injerencia en los asuntos internos de Cuba’.

Así lo denunció el presidente Miguel Díaz-Canel el 21 de diciembre, durante el discurso de clausura del IV período de sesiones de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Díaz-Canel afirmó que en los últimos tres años la Casa Blanca destinó alrededor de 120 millones de dólares para intentar subvertir el orden en la isla.

En ello está involucrada directamente su embajada en esta capital, con actividades que Cuba considera violatoria de las leyes nacionales y del Derecho Internacional, en particular la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.

Washington se empeña en fomentar actos contrarrevolucionarios, incluso con la utilización de mercenarios de dudosa calaña moral, según el Gobierno cubano.

En ese camino se suman las provocaciones para incluso provocar el rompimiento de las relaciones diplomáticas, un escenario para el que Cuba ha dicho estar preparada.

Sin embargo, subrayó el mandatario cubano, la isla ha ‘rehusado morder el señuelo de las provocaciones’.

Por el contrario, las autoridades cubanas siguen comprometidas ‘responsablemente con la preservación de los lazos bilaterales formales y los escasos espacios de cooperación oficial que aún permanecen en vigor entre ambos países’.

No se trata de un signo de debilidad. El propósito mayor es proteger las condiciones que permiten los vínculos familiares de millones de ciudadanos y la comunicación entre las dos naciones.

Conviene enfatizar con absoluta claridad que Cuba adoptará todas las medidas que resulten necesarias para frenar los propósitos intervencionistas de los Estados Unidos, enfatizó Díaz-Canel ante el parlamento.

Ello implica proteger la tranquilidad y el bienestar de la población, salvaguardar la unidad nacional y defender, al precio que sea necesario, la soberanía y la independencia del país.

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