Venezuela. OPEP ratifica política de estabilizar el crudo y denuncia el bloqueo a la revolución Bolivariana

Resumen Latinoamericano / 4 de julio de 2019

El pasado lunes 1º de julio en Viena la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordó una extensión del ajuste voluntario de producción por parte de sus países miembros y otros países no OPEP, con el propósito de propiciar la estabilidad del mercado petrolero.

La decisión fue tomada en el marco de una nueva Conferencia Ministerial de la organización, donde estuvo presente el ministro y presidente de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) Manuel Quevedo, quien presidió la reunión.

Esta decisión tiene dos alcances significativos. El primero es inherente al rol de la OPEP en la estabilización del turbulento mercado petrolero global, que se encuentra atravesado por nudos críticos que han afectado la flotabilidad del precio mundial del crudo desde el año 2014.

El segundo elemento es el reforzamiento de la posición venezolana en este ente multilateral, en un contexto donde la nación caribeña es objeto de bloqueo de sus exportaciones petroleras, siendo ese factor un nuevo imperativo que afecta la estabilidad del mercado petrolero.

EL MARCO DE CONFLICTIVIDAD GEOPOLÍTICA

El petróleo podría estar en tránsito de uno de sus más prolongados y turbulentos ciclos, si entendemos que la vorágine de años recientes que ha marcado una estabilidad de los precios se mantiene, y que además de ello, los factores generadores de esta inestabilidad persisten, tienden a agudizarse y se les han sumado otros factores.

Dicho así, el punto crítico de los actuales episodios de inestabilidad petrolera se detienen en Irán y Venezuela, ambos países claves de la OPEP y objeto de medidas coercitivas y unilaterales por parte del gobierno de los Estados Unidos.

Las crecientes tensiones militares entre los norteamericanos y la nación persa tuvieron un punto álgido con el reciente ataque de dos buques petroleros en el estrecho de Omán, una situación que podría considerarse extensiva de la guerra en Yemen ejecutada por Arabia Saudita con apoyo de Occidente.

En este punto, el incremento anunciado del movimiento de pertrechos militares estadounidenses a la región sacudió momentáneamente los precios, todo en una pugna desde el gobierno estadounidense por sacar a Irán nuevamente del mercado petrolero una vez que la Administración Trump suprimiera los acuerdos firmados con los iraníes para la regulación de su actividad nuclear, como es sabido.

Los eventos recientes con respecto a Irán tienen el componente transversal de una errática política exterior norteamericana, que se ha empinado en la deriva peligrosa de generar rupturas políticas en diversos frentes en simultáneo. Aunada a una incapacidad de cabildear a sus anchas en las relaciones internacionales como otrora solían hacerlo.

Varios países y bloques consumidores de crudo iraní, como la Unión Europea y Japón, se han dispuesto a eludir el veto estadounidense contra los persas en aras no sólo de establecer una oposición a los estadounidenses, sino también para proteger sus intereses como consumidores en un mercado inestable.

Por otro lado, Venezuela ha visto la salida del mercado de unos 580 mil barriles de crudo en los últimos ocho meses por razones directas e indirectas del bloqueo estadounidense a las operaciones de PDVSA, en el marco de una agenda para debilitar y destituir al gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Estados Unidos ha echado gasolina a la turbulencia petrolera global, siguiendo en Venezuela el mismo patrón que han implementado en Irán, que consiste en ejercer una posición de fuerza de veto comercial para “torcer el brazo” de sus países objetivo.

La pérdida de crudos venezolanos para el consumo del mercado estadounidense implica un severo impacto directo y profundo al mercado de los pesados y extrapesados, pues los norteamericanos tienen más del 50% de la capacidad de refinación mundial de este tipo de crudos.

Los refinadores estadounidenses que solían surtirse con crudos venezolanos han acudido a México, Colombia, Ecuador y Canadá para intentar cubrir menguadamente la dieta de sus refinerías, prácticamente hechas a la medida de los densos crudos de Venezuela.

La Administración Trump, que ha ejercido la posición de desmantelar al Estado-nación venezolano, abrió en 2019 un episodio cruento en el frente occidental al inferir en el mercado petrolero los coletazos de su conflictiva política exterior.

LA RATIFICACIÓN DE LA POSICIÓN VENEZOLANA

La decisión de Viena ratificael compromiso de los países productores de crudo en preservar cierta estabilidad y equilibrio en el precio petrolero, frente a un cuadro de vulnerabilidad geopolítica transversal y en reconocimiento de las debilidades de los países consumidores.

Manuel Quevedo certificó ante esa instancia, en su calidad de presidente de la Conferencia de Ministros, que “en los últimos 30 meses aproximadamente, hemos tenido el éxito significativo en reducir los niveles de inventario, devolver el equilibrio relativo al mercado y desarrollar una estabilidad más sostenible de los precios”.

En el acuerdo de países OPEP y no OPEP de hace dos años y medio, Venezuela tuvo un rol clave como figura de promoción y mediación entre los miembros. También lo fue Mohammad Barkindo, quien el 1º de julio fue reelecto como Secretario General de la organización por tres años más, mediante decisión unánime de esta Conferencia.

Sin embargo, ahora las circunstancias para la nación caribeña son muy diferentes a las de hace dos años. El rol de Venezuela en la OPEP parte desde el punto actual en hacer valer su posición como país exportador frente al bloqueo estadounidense que pesa en su contra.

En esta cita, el ministro Quevedo indicó que Venezuela levantaba su voz para “evitar que se utilizara el mercado petrolero como una herramienta para atacar la economía de naciones soberanas, lo que afecta directamente el bienestar y el desarrollo de la gente. Esto es sin duda injusto, inmoral e ilegal, especialmente si quien lo ejerce persigue el dominio”, aseveró en clara referencia al gobierno estadounidense.

El encuentro en Viena terminó ratificando la posición venezolana y de Irán sobre los riesgos generados por Washington en atizar la inestabilidad del mercado petrolero, en propagar el disenso y en promover las rupturas comerciales como parte de presiones destituyentes o belicistas.

Misión Verdad

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