Cuba: “Mujeres de nieve, mujeres de fuego”

Por Regla C. Díaz Hernández, Resumen Latinoamericano, 11 marzo 2019

Apenas unas horas han transcurrido de haber concluido en La Habana el X Congreso Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas, evento caracterizado por el desarrollo de intensos debates en torno al rol de la mujer cubana en estos momentos de cambios y transformaciones internas en el país y de retos en el escenario latinoamericano, caribeño y global.

La cita concluyó el propio 8 de Marzo, en celebración del Día Internacional de la Mujer. Por ello me apropio, sin su permiso, de una frase del poeta y cantautor cubano Silvio Rodríguez, para ilustrar un tanto la arcilla, la rara y excepcional arcilla de las cuales están hechas las mujeres, las de todos los tiempos, batallas y latitudes.

Rindo homenaje a los rostros invisibilizados de las mujeres de los pueblos originarios de la América toda, a las que laboran la tierra, aquellas, que enfrentan las mismas labores y contenidos que los hombres, pero que no perciben el mismo salario, descanso retribuido, ni licencias pre y post natal, a las adolescentes y en ocasiones infantes aún quienes, sin llegar a ser adultas, conocen las violencias del comercio de su sexo, explotadas por actores que sólo identifican los beneficios de la ganancia para sus bolsillos.

A las mujeres con cuerpos jóvenes y rostros envejecidos por la asunción de trabajos que exceden sus fuerzas y en particular a las guerreras, batalladoras de todos los tiempos, que han luchado y se continúan alistando a defensa de las causas justas de su tiempo y que van más allá de sus intereses de género para integrarse a la lucha de clases, en la búsqueda de un proceso revolucionario que garanticen los derechos humanos de todos, dígase de la infancia , de la mujer, de los jóvenes, al trabajo, a la cultura, a la dignidad plena de todo ser humano.

Las cubanas de hoy, en este 8 de marzo, han recorrido un extenso camino de lucha que ha ido desde la participación activa en la guerra contra la colonia española y en la seudorepública instalada con la intervención oportunista de los Estados Unidos de América en 1898, hasta el logro de la verdadera independencia y soberanía de la isla al triunfo de la revolución en 1959.

No sólo fueron mambisas, luchadoras clandestinas en las ciudades y en el campo, guerrilleras en la Sierra Maestra, y con posterioridad al triunfo de la Revolución, vistieron el uniforme de las milicias revolucionarias cubanas en defensa de la patria ante el prematuro intento intervención militar yanqui , sino fueron maestras, alfabetizadoras y actoras relevantes en el desarrollo de una labor social que rescataba a las mujeres campesinas, sin preparación alguna, y sacaban de la calle las que prostituyeron sus cuerpos, por necesidad de llevar algo de comida y preparación a sus hijos, y otórgales un oficio de modista en las recién creadas escuelas de corte y costura “Ana Betancourt” al mismo triunfo de la Revolución.

Hasta 1959, las mujeres estaban signadas por una humillante discriminación de género que afectaba, de forma absoluta, el ejercicio de sus derechos a ser actores con voz y voto en la construcción de la nueva sociedad socialista, lo que determinó, por voluntad de las propias mujeres y en acto presidido por Fidel Castro Ruz, se fundara el 23 de Agosto de 1960 la Federación de Mujeres Cubanas y fuera elegida la combatiente de la ciudad y la Sierra, Vilma Espín Guillot, como Presidenta de la naciente organización femenina.

La FMC, es una organización no gubernamental, que en la práctica asume funciones de Ministerio para los temas de la defensa de los derechos de la mujer y estrategias de desarrollo en el marco de la política social de igualdad de derechos y accesos a la educación, la cultura, el deporte, las ciencias, etc. Cuenta con estatus consultivo en el sistema multilateral de la Naciones Unidas, tribuna en la que participa activamente en defensa de los derechos de la mujer en otras latitudes.

En la actualidad, más de 4 millones de féminas son federadas. La mujer se ha convertido, por su empeño y entrega, la confianza que la revolución ha puesto en ella y gracias a que constituye política de estado y voluntad de gobierno, en un actor relevante en el desarrollo del país.

Algunos datos muestran cuan lejanos son las condiciones de desarrollo y participación de la mujer en la gestión de la nación en estos momentos de aquellos tiempos de olvido, discriminación y vejación.

Hoy, las mujeres representan el 53.22% de las bancas en la Asamblea Nacional del Poder Popular, órgano supremo de gobierno y máximo poder legislativo de la nación y el 48.4% son miembros del Consejo de Estado. Asimismo conforman el 60.5% de los graduados de la educación superior y el 67% de los técnicos y profesionales de todo el país.

No obstante, todos los esfuerzos realizados y los logros alcanzados, las reminiscencias culturales de una estructura familiar patriarcal hace aún recaer sobre las mujeres, de forma predominante, las labores del hogar, la atención de los hijos y los ancianos, sumados a las obligaciones de su empleo lo que sobrecargan a la mujer en su desempeño social.

Es preciso avanzar en una distribución equilibradas de las tareas y responsabilidades del hogar.

Se continúa trabajando en los temas de igualdad de género en la sociedad y la familia, como también en el respeto a la orientación sexual, todo ello con en un marco jurídico establecido y en la labor de educación social de bien público.

En estos y otras temas trabajan activamente las “Casas de orientación a la mujer y la familia”, las que cuentan con equipos de profesionales multidisciplinarios que ofrecen apoyo especializado gratuito en la solución de problemas o conflictos en la dinámica familiar, de la pareja, educación y atención a los hijos, como en la habilitación de cursos de capacitación y formación a muchachas que han interrumpido su formación regular en el sistema de educación nacional. Por esta vía encuentra nuevos caminos para su sustento y aporte social.

La FMC y las mujeres forman parte activa de los procesos de cambios socio económico que están teniendo lugar en el país en el marco de la actualización del modelo económico cubano y en el logro del Plan de los Objetivos de Desarrollo para el 2030.

Con ello se expresa el empeño de que la mujer no aminore el paso, sino por el contrario, mantenga su marcha hacia el futuro y forme parte de los procesos de cambio y perfeccionamiento de la vida que tiene lugar en el país.

La mujer cubana sufre, junto al resto de la sociedad, las escases materiales y las dificultades que impone las condiciones derivadas del bloqueo más extenso y criminal de la historia de la humanidad, impuesto por una gran potencia a una pequeña nación.

Después de 60 años de historia, en lugar de evolucionar las políticas norteamericanas hacia Cuba, el gobierno de Trump, le ha dado una nueva vuelta al recrudecimiento del bloqueo con la imposición del capítulo III de la Ley Helms Bolton lo cual abre la posibilidad que ciudadanos norteamericanos puedan reclamar ante los tribunales norteamericanos las propiedades intervenidas legalmente al triunfo de la revolución en 1960.

Ello además de constituir una violación del derecho internacional público suma una nueva agresión económica a la nación, una potencial  afectación a la inversión extranjera en la isla y complicar la vida cotidiana de los cubanos.

Las mujeres cubanas han sido clave en la solución doméstica de numerosas escaseces sufridas en diferentes períodos críticos de la economía para suplir, por épocas, necesidades alimentarias y de medicinas. Han reinventado incontables recetas culinarias para garantizar la alimentación de sus hijos y familias, además de recurrir a remedios de medicina verde de las abuelas, para sustituir abastecimientos, de uno y otro género, imposibles de adquirir en el mercado internacional, aún contando con las finanzas, por los obstáculos derivados del bloqueo económico y financiero que los Estados Unidos imponen a ese país.

Las mujeres sufren la aplicación de estas medidas criminales por ser portadores y responsables del don de la vida. Por ello las cubanas reclaman el apoyo de la solidaridad mundial para neutralizar los potenciales efectos negativos que la aplicación de esta medida pueda tener en la economía nacional y en la vida de las familias cubanas.

Las mujeres cubanas se unen al reclamo de las mujeres de América Latina y el Caribe, y de todo el mundo, por la defensa de la paz en esta región y en el planeta.

Los poderosos y trasnochados imperialistas norteamericanos, que bajo el manto de la Doctrina Moroe, juegan con la intervención militar en Venezuela y la liquidación del socialismo en Cuba y Nicaragua, deben recibir los gritos del imperio de la solidaridad de los pueblos del mundo en defensa de la vida, la paz, soberanía e integridad de estas y otras naciones en peligro.

Por todas, por todos, es urgente hacer saber al imperialismo y sus serviles aliados, que las dulces nieves de mujer pueden convertirse en un abrasador fuego en defensa de los hijos, esposos, familia y suelo patrio.

La vida de los hombres y mujeres, los seres humanos como individuos y comunidad social reclaman bailar los tambores de la paz y no más sufrir los estruendos de las armas.

 

 

 

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