Brasil. Los evangélicos y el poder

Resumen Latinoamericano / 18 de enero de 2019 / Joaquín Piñero, Alai

Pasado el período electoral en Brasil, que culminó con la significativa victoria del candidato Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal – PSL) en la segunda vuelta, con 57.797.847 votos (55,13%) contra Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores – PT), con 47.040.906 votos (44,87%), muchas organizaciones, movimientos, partidos y la izquierda en general están haciendo sus balances, diagnósticos y evaluaciones para identificar los equívocos y los principales elementos que gravitaron en esta derrota.

Varios análisis que ya empiezan a hacerse públicos –de ellos el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) suscribe algunos– dan cuenta que la izquierda sufrió una derrota electoral, política, pero sobre todo, y lo que es más grave, una derrota ideológica.

Gran parte de la población (que eligió a Bolsonaro) asimiló la idea de que la corrupción nació con el PT y que no es intrínseca al sistema capitalista; que el problema de la seguridad pública será resuelto con un arma para cada brasileño; que el problema del desempleo es porque las empresas pagan muchos impuestos y hay muchas leyes laborales que penalizan a los patrones, etc.  Ahí están las grandes cuestiones presentes en la campaña electoral, pero que no fueron objeto de debates que profundicen sobre los programas y políticas para resolverlas.

Al retirar a Lula de la disputa electoral, sabiendo que era un candidato que aparecía como vencedor de esta contienda en todas las encuestas de opinión, los sectores conservadores consolidaron su plan de recuperación del poder que comenzó con el golpe contra la presidenta Dilma Rousseff, en 2016.

La masiva campaña de las llamadas fake news contra el candidato Fernando Haddad y el PT, organizada por equipos altamente especializados en la llamada psicología de masas, y diseminadas en las redes sociales por potentes ordenadores, fueron un elemento nuevo y fundamental para la victoria de Bolsonaro.

Sin embargo, las fake news por sí solas no serían capaces de germinar, florecer y multiplicarse si no hubiera un campo fértil para ese emprendimiento.  Allí entra en escena uno de los sectores en expansión más organizados, cohesionados y conservadores de nuestra sociedad contemporánea: los evangélicos.

Brasil todavía es la nación católica más grande del mundo.  Según el último censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) de 2010, el 64,6% de la población se declara católica, sin embargo esa cifra antes fue mucho mayor y la causa de esa caída es que, en los últimos años, crece de manera avasalladora el número de evangélicos, que ya son más de 42 millones de habitantes (22,2%).

Con una capacidad de movilización popular impresionante, las iglesias evangélicas fueron poco a poco asumiendo el trabajo de pastoral que antes era hegemonizado por la iglesia católica, fundamentalmente con la población de bajos ingresos en todo el país, pero principalmente en las grandes metrópolis, diseminando su teología de la prosperidad allí donde antes eran propagados los fundamentos de la teología de la liberación.

Sin embargo, lo que se percibe es que todo eso no es por casualidad; el apoyo a Bolsonaro es parte de la estrategia de los líderes evangélicos para llegar al poder.  El gobierno de Bolsonaro tiene como principales bases de apoyo: los militares, los neoliberales y los evangélicos.  Por lo tanto, será un gobierno extremadamente conservador aplicando una política ultra neoliberal.

Poder económico, mediático y político

El proyecto de poder de los evangélicos es más evidente cuando analizamos la construcción de imperios empresariales de las principales iglesias que se denominan pentecostales: Asamblea de Dios, Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), Iglesia Mundial del Poder de Dios, Renacer en Cristo, Iglesia Internacional de la Gracia de Dios.  Estas iglesias se expanden en todo el mundo y sus principales pastores ya tienen las mayores fortunas del país.

En el campo comunicacional, los evangélicos son propietarios de una gran cantidad de concesiones de radios en el país.  Además de tener programas de televisión en los principales canales y especialmente la IURD que detenta la concesión de la TV Record, que es la de segunda mayor audiencia de Brasil, sólo detrás de la poderosa Globo.  A ello se suman millones de periódicos impresos distribuidos gratuita y diariamente en todo el territorio, además de portales en internet.

Los evangélicos crearon sus partidos y tienen una presencia importante con miembros electos en las Cámaras Municipales, Estatales, Federal y en el Senado.  En el Congreso Nacional, el Frente Parlamentario Evangélico, más conocido como la “Bancada de la Biblia”, defiende las agendas conservadoras.  Temas como la disminución de la mayoría de edad penal, la ley contra el aborto, la ley contra la unión homo afectiva, etc., son las pautas que ganan relevancia con esos congresistas.  La bancada de la Biblia votó unánimemente a favor del impeachment de la presidenta Dilma Rousseff.

Río de Janeiro, la segunda ciudad más grande del país, es administrada por el ex senador Marcelo Crivella que es sobrino de Edir Macedo, el todopoderoso pastor de la IURD.  Además de poseer parques de industrias gráficas para la producción de periódicos, revistas y libros, ahora empiezan a expandirse hacia el ramo de la educación privada, creando la primera red de universidades.

Tras 40 años del inicio del pontificado de Karol Josef Wojtyla, Juan Pablo II (1978-2005), que en coordinación con el Departamento de Estado de Estados Unidos desata una campaña contra obispos, sacerdotes, monjas y laicos ligados a la Teología de la Liberación, o simplemente adeptos del Concilio Vaticano II en toda América Latina, lo que se cosechó fue la extinción o desarticulación de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), de los Consejos Diocesanos y Parroquias donde se ejercía el evangelio preferencial por los pobres.

A partir de ese plan intencional de Roma, aliado a los inmensos recursos financieros de EEUU para un nuevo tipo de misión evangélica, observamos el surgimiento de esta nueva iglesia que se expande basada en una doctrina que defiende la bendición financiera y la riqueza material como único deseo de Dios.

Ante este cuadro que se presenta, ¿qué hacer?  De acuerdo con los movimientos populares, la estrategia es recuperar la hegemonía de la clase obrera en la sociedad.  Para ello, la táctica está en el campo de la resistencia activa.  Esto significa que se debe ampliar, fortalecer y retomar el trabajo de base; ampliar la construcción de la unidad en torno a las luchas de masas; dinamizar y fortalecer los instrumentos de comunicación y de formación; apoyar la formación del Frente Democrático contrario a las políticas represivas, privatizadoras y recesivas del nuevo gobierno.

Vivimos nuevos tiempos.  Una breve lectura sobre nuestra región indica que estamos bajo el cerco fascista, conservador y autoritario.  Pero la historia de nuestros pueblos siempre fue de lucha y resistencia, acumulando sabiduría para los días difíciles y ese es el momento de, junto con la clase obrera, construir el mañana.

(Traducción ALAI).

– Joaquín Piñero es miembro de la Dirección Nacional del MST y de la Coordinación Continental de ALBA Movimientos.

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