Cinco razones para defender a Cesare Battisti (por Igor Fuser) /Diputado de PT Pimenta y diputado francés Bove criticos con la extradición por parte de Bolivia

Resumen Latinoamericano, 15 de enero de 2019.-

Esta nota fue escrita por el intelectual brasileño Igor Fuser y publicada el 18 de diciembre de 2018 por el periódico del Movimiento Sem Terra de Brasil. Era exactamente el momento en que Battisti había decidido salir de Brasil ante la posibilidad de ser detenido y por ello decidió marcharse a Bolivia y pedir refugio.

Cesare Battisti es el trofeo de guerra que Bolsonaro quiere entregar al primer ministro italiano, el derechista Conte

Por Igor Fuser

18 de diciembre de 2018

Cesare Battisti durante su juicio en Italia. – Créditos: Reproducción vía Periodistas Libres

En el momento en que escribo estas líneas, el escritor Cesare Battisti, de 63 años, extranjero regularmente residente en Brasil por decisión de todas las instancias de los poderes públicos de este país, ejerce el derecho más fundamental de todo ser humano: el de preservar, por cualquier medio, su vida y su libertad.

Cada día que Battisti sobrevive a la cacería policial es un disgusto para Jair Bolsonaro, impedido de poner en práctica su concepción dictatorial que encara el cargo de Presidente de la República como una carta blanca para cualquier tipo de albedrío.

En abril de este año, el entonces candidato del PSL, en conversación con el embajador de Italia, lanzó una de sus típicas bravatas: “El año que viene, voy a mandar un regalo para ustedes: el Cesare Battisti!”. El asunto sólo volvió a la superficie por cuenta de esa promesa descabellada.

Battisti, ex activista de izquierda condenado (injustamente, como lo explicaré luego) a cadena perpetua por el Poder Judicial de Italia, vive en Brasil desde 2004. Está casado con brasileña y tiene un hijo brasileño. Siempre ha respetado las leyes de este país y ejerce dignamente su profesión.

La cuestión judicial involucrando su permanencia en Brasil fue definitivamente resuelta en diciembre de 2010, cuando el presidente Lula, ejerciendo un poder a él atribuido por el Supremo Tribunal Federal (STF), tomó la decisión de rechazar la petición de extradición hecha por las autoridades italianas.

Se sabe allí cuáles fueron las oscuras negociaciones de bastidores entre Michel Temer y el futuro gobernante que llevaron al impostor al final del mandato a usar la extradición de Battisti como un agrado a su sucesor, como si fuera uno de esos regalos de fin de año.

El hecho es que en octubre, Temer revocó la decisión de Lula en favor de Cesare Battisti, en un acto que fue definido con mucha claridad por el periodista Josias de Souza, blogger de la Folha de S.Paulo y figura totalmente insospechada de izquierdismo:

“Cuando el asunto es cadena, Michel Temer se convierte en un presidente paradójico. En el caso de que se produzca un accidente de tránsito en la ciudad de Nueva York, Con el mismo ímpetu, él guerrea por el derecho de extraditar al condenado Cesare Battisti a una cárcel en Italia.

En el marco de la decisión de Temer, abrió el camino para que el juez Luiz Fux inaugurara prematuramente las persecuciones políticas de la era Bolsonaro al determinar el jueves 13 de diciembre la prisión de Battisti, que desde entonces ha logrado se mantiene en libertad, driblando a los policías movilizados por su captura. Para su suerte, Brasil es un país de 8 millones de kilómetros cuadrados.

En la década pasada, cuando el caso tramitaba en el STF, dio la liminar que frenó la extradición, generando el impasse que culminó con decisión del STF de delegar a Lula la palabra final. Según Fux, no se trata de una incoherencia sino de tener en cuenta que las “coyunturas sociales” de hoy son muy diferentes de las vigentes en 2010. Así funciona el STF: una ministra (Rosa Weber) que mantiene a Lula en la cárcel a pesar de ser decir favorable a su liberación, un ministro (Fux) que admite cambiar sus propias decisiones de acuerdo con los vientos de la política.

Ante todo eso, es importante que los brasileños realmente comprometidos con la democracia y con los valores humanistas básicos tomen posición en solidaridad a Cesare Battisti en este momento crucial en que se ponen en juego, al mismo tiempo, su destino personal y nuestro destino colectivo como (supuestamente) civilizado.

Presento aquí, de forma resumida, cinco razones en favor de que Cesare Battisti pueda permanecer en Brasil con su familia, tranquilamente, como le es de derecho:

1) Lo más importante: Battisti es inocente. El episodio de su condena en Italia es un escándalo comparable a la farsa judicial armada por Sergio Moro contra el ex presidente Lula. El italiano fue arrestado a finales de los años 1970 por su participación en un grupo de extrema izquierda y condenado a una pena de trece años por varios delitos políticos como subversión. Se escapó de la cárcel pocos meses después y reapareció en Francia, donde obtuvo asilo político. Sólo entonces, las autoridades judiciales italianas, como una especie de vendetta, decidieron acusarlo por el asesinato de cuatro hombres (tres de ellos, fascistas involucrados en diversos tipos de violencia). Sin ninguna prueba, sólo sobre la base de las delgadas premiadas de ex compañeros que de esa forma consiguieron aliviar sus penas, Battisti fue condenado a cadena perpetua. Para saber más sobre el tema, recomiendo el excelente libro de Carlos Lugarzo, “Los Escenarios Ocultos del Caso Battisti” (Generación Editorial, 2012).

2) Vamos a hablar claro: Battisti está siendo perseguido porque es un hombre de izquierda. El caso es de alto interés a la ascendente extrema derecha italiana, dueña para facturar políticamente con el show de la extradición. No por casualidad, el político italiano que ya está con las maletas listas para viajar a Brasil y llevar al prisionero a Italia, esposado, es el viceprimer ministro Matteo Salvini, un notorio fascista conocido por su odio a los inmigrantes. En Brasil, la polémica en torno al asunto acompaña, en líneas generales, la brecha ideológica existente en el país. La extradición de Battisti, desde el principio, es una bandera de los reaccionarios de los más diversos matices, mientras que la izquierda, en general, tomó partido en su defensa (con la triste excepción de la revista Carta Capital, que optó por engrosar el coro de los linchadores del ” escritor). Entregar Battisti a Italia favorece la campaña para desmoralizar la gestión presidencial de Lula y significa en la práctica el signo de salida para un gran pogrom contra los partidos de izquierda, los movimientos sociales y todos aquellos que Bolsonaro llama “los rojos”.

3) Al presionar a Brasil, por diferentes medios y hasta los días de hoy, el gobierno de Italia pone en juego la soberanía política de nuestro país. Llegó al punto de amenazar con un boicot a la Copa del Mundo de 2014, luego volvió atrás y, al final de cuentas, eso no hizo la menor diferencia. En la larga novela del Caso Battisti, no faltó ni siquiera un diputado italiano, Ettore Pirovano, que en 2009, al criticar al ministro de Justicia Tarso Genro por su negativa a conceder la extradición, recurrió al infame prejuicio existente en Europa contra las mujeres brasileñas . “Brasil es más conocido por sus bailarinas que por sus juristas”, ironizó el parlamentario, del partido neofascista Liga del Norte. Se entiende, ahí, lo que ese elemento quiso decir por bailarinas.

4) La extradición de Battisti es una completa aberración desde el punto de vista jurídico. “La sentencia que Italia quiere hacer valer no sólo prescribió en 2013 (cambiando a los niños: también está extinguida), como se trata de una condena a cadena perpetua, al paso que el periodista Celso Lungaretti en su blog Náufrago de Utopía, que las leyes brasileñas prohíben la extradición de quien vaya a cumplir en su país de origen una pena superior a 30 años de reclusión “.

5) Finalmente, la extradición de Cesare Battisti representa una grave violación del principio de seguridad jurídica. La decisión de Lula, que rechazó la solicitud de extradición en 2010, fue confirmada al año siguiente por el STF. Sí, después de todo, el decreto de Lula aún fue sometido al STF, que lo aprobó el 11 de junio de 2011, por seis votos contra tres. Los seis jueces que votaron a favor de la decisión de Lula y el rechazo de las quejas de Italia fueron Fux (impresionante!), Lewandowski, Marco Aurelio, Carmen Lúcia, Ayres Britto y Joaquim Barbosa. En suma: asunto encerrado, juzgado en todas las instancias posibles mucho más allá de lo que sería imaginable. Desde entonces, Battisti ya no es un refugiado político, sino un inmigrante con residencia permanente, condición que mantiene hasta el presente momento. Aceptar su arresto y entrega a un gobierno extranjero significa admitir que las garantías jurídicas ya no valen nada más en Brasil, que cualquier ciudadano o ciudadana puede en cualquier momento ser víctima del arbitrio del Estado, exactamente como ocurrió durante los 21 años de la dictadura militar – los tiempos de la tiranía, que los fascistas están intentando implantar nuevamente, pero no lo lograr.

(*) Igor Fuser es doctor en Ciencia Política por la Universidad de São Paulo (USP) y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Federal del ABC (UFABC). Este artículo fue elaborado para el proyecto Periodistas por la Democracia.

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Paulo Pimenta y José Bove critican la decisión de Bolivia de entregar a Battisti

Las críticas por la entrega por parte de Bolivia del luchador Cesare Battisti traspasaron las fronteras. El líder del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil en la Cámara de Diputados, Paulo Pimenta, criticó la extradición de Battisti y aseguró que no se trataba de un tema político. “No se trata de una discusión ideológica, sino jurídica constitucional. Cuando tú politizas las decisiones jurídicas, fragilizas el Estado democrático”, dijo.

En tanto, el diputado francés de la Eurocámara, José Bove, criticó a Morales y denunció que Battisti fue extraditado con la colaboración de la Bolivia de Evo Morales y firmó, junto a un grupo de diputados e intelectuales europeos de izquierda, una carta pidiendo que el mandatario boliviano explique su decisión.