Venezuela. El bloqueo financiero de EEUU cobra como víctima a la empresa Goodyear

Resumen Latinoamericano / 12 de diciembre de 2018 / Misión Verdad

Como parte del capítulo en la cronología que componen las agresiones financieras externas contra Venezuela, la empresa multinacional Goodyear anunció el cese de sus operaciones en el país, a través de un comunicado emitido a sus empleados y difundido públicamente en las redes sociales.

El documento se limita a informar a sus más de mil trabajadores el estatus de pagos, prestaciones, bonos y beneficios, además de señalar que a partir del 10 de diciembre del año en curso quedan sin autorización cualquier producción de la marca Goodyear en la única planta que estaba en funcionamiento, ubicada en Los Guayos, estado Carabobo.

Varias manifestaciones se habían efectuado por parte de los empleados de esta y otras empresas automotrices por el desmejoramiento de las condiciones salariales, en un contexto de asfixia a los bolsillos de los trabajadores venezolanos.

Aun cuando la fabricación de 1 mil 500 a 1 mil 900 cauchos diarios solamente alcanzaba el 20% de su capacidad productiva (de 10 mil 500), el personal que laboraba allí no tenía previo conocimiento de la decisión tomada por la transnacional. El sindicalista Luis Lovera manifestó que contaban con materia prima y que esos niveles de producción tenían tiempo sosteniéndose.

Añadió que las operaciones habían presentado dificultades por la necesidad de un aceite proporcionado por la estatal petrolera PDVSA, consecuencia de las maniobras financieras dirigidas por la Casa Blanca, y que ha debilitado el funcionamiento de la industria petrolera al ser bloqueados los canales financieros ordinarios para hacer tratos comerciales con otras empresas de procedencia estadounidense.

Esto último es confirmado por un representante sindical de la Goodyear, Jorge Rodríguez, en una nota de Reuters, donde sostiene que la mencionada salida de la automotriz de Venezuela está enmarcada “en las actuales condiciones económicas y bajo las sanciones impuestas por Estados Unidos”.

El propósito de agredir zonas sensibles de la economía nacional arrastra a filiales extranjeras que dependen del Estado venezolano en divisas e insumos derivados del petróleo, quienes en vista de ello se les hace imposible ocultar cómo las medidas de asfixia financiera destinadas a individualidades del chavismo, según comunicados oficiales de Estados Unidos, se han amplificado hasta alcanzarles.

La paralización de otorgamiento de divisas generadas por el Estado, seguido por el relanzamiento de un sistema de subasta que involucra la inversión de recursos por parte de particulares, también influye en el abandono de la transnacional, que prefiere pasar de las políticas estratégicas del plan de recuperación económica implementado por el gobierno nacional antes de mantenerse en el país.

De este modo, se viene a sumar a otras empresas globales que han minimizado sus actividades dentro del país. El colapso de esta fábrica en particular, encargada de suministrar neumáticos al parque automotor nacional, tiene implicaciones directas en el servicio de transporte nacional, que se encuentra actualmente perjudicado por la falta de repuestos, el alto costo de los mismos y la especulación extorsionadora de la mayoría de proveedores.

En la economía venezolana, como en cualquiera a escala global, el desmejoramiento del parque automotor no sólo significa un grado mayor de dificultad en la circulación de personas a través del servicio de transporte, sino que también toca los canales neurálgicos en la circulación de mercancías y productos esenciales a la población, como alimentos y otros bienes de consumo cotidiano. Sin camiones que transporten aquellos, no puede haber abastecimiento efectivo en las distintas regiones del país.

Ante esto, el gobierno venezolano tomó la decisión de reactivar las operaciones de la planta así como de garantizar la protección laboral de todos los trabajadores y solicitar a la Fiscalía Pública “una investigación penal contra los propietarios y responsables de la empresa CA Goodyear de Venezuela (GDV) para determinar su responsabilidad ante este hecho de sabotaje y boicot”.

Bajo este contexto el bloqueo financiero cobra nuevas víctimas, no tanto por los propietarios de la empresa, sino por los trabajadores que quedaron colgando y los millones de venezolanos que se ven afectados por una disminución sensible en el parque automotor general del país, ya que genera un desequilibrio más en la ya delicada coyuntura económica nacional.

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