Puerto Rico. Reflexiones sobre los 150 del Grito de Lares

Resumen Latinoamericano, 20 de noviembre de 2018.-

Por Orlando González Claudio, Combatientes liberado.

El Grito de Lares representa para el puertorriqueño [y la puertorriqueña] el nacimiento de una nación. Con fuerza y con valor el independentismo, de manera heroica, se ha encargado de nutrir esa nacionalidad. Respondiendo al llamado de don Pedro Arvizu Campos, año tras año desde 1930, peregrinamos a lo que él llamó el Altar de la Patria.

Don Pedro como dirigente del partido nacionalista no se quedó en ese llamado únicamente. Don Pedro hizo esa gesta de los revolucionarios de Lares su acción de lucha y nos dejó su ejemplo junto a los primeros revolucionarios, de que la patria es valor y sacrificio. Ese ejemplo fue seguido por muchas organizaciones desde los movimientos estudiantiles independentistas y socialistas (como el MPI), organismos políticos partidistas (como el PIP y PSP), hasta organizaciones clandestinas que han enarbolado la bandera de la lucha libertaria.

En estos momentos, a 150 años del Grito de Lares y 88 años del llamado de Don Pedro para, no solo rendir tributo, sino además seguir el ejemplo de los héroes de Lares, todavía en el independentismo no hemos logrado desarrollar un movimiento que nos libere la patria.

Razones: El independentismo aún haciendo grandes y heroicos esfuerzos se ha mantenido fraccionado con tantas tendencias, unos ligadas al legalismo institucional, otras manteniéndose en el semi legalismo y otras al margen de este (como las acciones revolucionaria de las luchas clandestinas) y no ha sabido aquilatar el valor, ni reconocer la imperiosa necesidad de las acciones concertadas y de común acuerdo. La única manera de conseguir nuestro objetivo supremo es uniendo todos los esfuerzos posibles. Mientras permanecemos desunidos y encontrados, nos desmantelan el país.

Con este llamado pretendo convocar a que se fortalezcan las organizaciones defendiendo en primer instancia los conceptos medulares como patria, nación, soberanía e independencia.
Nos corresponde dirigir las fuerzas patrióticas; no podemos convertirnos en satélite de los que históricamente le han hecho daño al país.

Por lo tanto propongo que llevemos acabo un Congreso Unitario Independentista dónde todas las organizaciones políticas y los no afiliados presentemos unas propuestas de acciones conjuntas que nos permitan -unidos- romper las cadenas que nos mantiene atados, desde la invasión de 1898 y el Tratado de París a una esclavitud que no puede tolerarse más.

¡Viva Puerto Rico Libre!

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