EDITORIAL de La luna con gatillo por el 8 de agosto: Queremos estar a la altura de un universo sin respuestas

Por Colectiva feminista de La luna con gatillo

Nuestra insistencia tiene un carácter de apropiación de nosotras mismas y su legitimidad viene justificada por el hecho de que en cada laguna nuestra siempre se ha introducido alguien que ha sido más veloz para apropiarse de nosotras. Nos interesa el punto más interno que cada una tiene en común con las otras y que para todas es tan vivo y doloroso.

Carla Lonzi

El camino es hasta vencer, y de eso sabemos quienes día a día enfrentamos la doble opresión del patriarcado y del capital sobre nuestros cuerpos, nuestros proyectos y nuestros deseos. Por eso sabemos que la revolución será feminista o no será.

El reclamo por el derecho al aborto, legal, seguro y gratuito en el hospital se volvió una realidad estridente en el transcurso de los últimos meses. Las personas con capacidad gestante hemos estado ocupando masiva e indiscutiblemente el espacio público. La opinión pública se vio obligada a prestar atención a un reclamo que exige la autonomía sobre nuestras vidas, nuestros cuerpos y nuestros placeres. Queremos vivir en libertad y sin violencias: estamos decididas a ser protagonistas del repliegue paulatino pero inexorable del machismo y el patriarcado de todos los ámbitos, desde los más íntimos a los más colectivos.

Las trabajadoras precarizadas; las despedidas; las trabajadoras de la economía popular; las sindicalizadas (a las que los gremios les dan la espalda); las travestis; lesbianas; transexuales; las presas; las trabajadoras sexuales; las organizadas; las autoconvocadas. La agenda feminista ha logrado probar que circulan otras racionalidades posibles a la hora de pensar estrategias de transformación de la realidad. El marco de unidad se mantuvo claro; y cada sector del feminismo habilitó, en sus propios territorios, diferentes propuestas de lucha, discusiones y proyecciones a futuro. Nos hemos construido espacios a dentelladas, demostrando que allí donde el patriarcado señala inmovilidad o silencio, hay un burbujeo incesante, una red tejiéndose, un orden subvirtiéndose.

La respuesta reaccionaria de los sectores antiderechos rápidamente ha mostrado el lado más rancio de una sociedad cuyos resquicios conservadores se conjugan con el peor aspecto de las políticas neoliberales que vienen diezmando las conquistas populares logradas históricamente. El feminismo denuncia la violencia de los sectores que apañan el aborto clandestino y de esa forma visibiliza lo nefasta que puede ser la reacción frente a procesos de transformación. Y también ha facilitado estrategias de cómo hacer para cambiarlo todo. Urge entender que el movimiento feminista no es una moda, es un dato de la realidad actual. Un dato de la realidad actual que ofrece proyecciones y posibilidades para quienes pujamos por un mundo donde vivamos libres de toda opresión.

Que sea ley. Pero vamos por todo.

Educación sexual para descubrir,

anticonceptivos para disfrutar,

aborto legal para decidir.

 

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