Brasil. Bolsonaro, un “killer” a la derecha de Trump

 

El conservador Jair Bolsonaro, quien se ha destacado en los últimos meses por sus declaraciones a favor de torturadores de la última dictadura militar de Brasil y sus insultos hacia la población afrodescendiente, oficializó su candidatura para las elecciones presidenciales de octubre de 2018.

Este domingo 22, el diputado anunció que será el aspirante del Partido Social Liberal (PSL) para el Palacio de Planalto, con un discurso que incluyó promesas controversiales como la inclusión de militares en el gabinete, políticas de mano dura para luchar contra el crimen o el retiro del gigante suramericano del Acuerdo de París.

Según el analista internacional Andrés del Río, profesor de la Universidad Federal Fluminense (UFF), la irrupción de un personaje como Bolsonaro —superado únicamente por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011), cuya elegibilidad no está asegurada debido a la condena judicial que pesa sobre él— “coloca la candidatura de otras figuras en una situación particular”.Para el experto, el ascenso del político del PSL se inserta en un movimiento presente en todo el mundo. Del Río consideró que “así como sucedió con [Donald] Trump en EEUU, Bolsonaro captó a muchas personas que sentían que alguien supuestamente fuera del sistema y que sea más duro puede quebrar con la corrupción y la política tradicional”.

Esta idea de “tornar el sistema político en algo apolítico” es para el académico “un peligro”. Sin embargo, en un contexto como el brasileño, que atraviesa una profunda crisis económica de más de dos años, un aumento del desempleo y de la inseguridad, las palabras radicales de Bolsonaro logran captar voluntades.

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“Ante la necesidad y la urgencia del hambre y el miedo que dominan el escenario brasileño, Jair Bolsonaro aparece —como él lo dice— con la misión de recuperar la moral. En realidad es una persona muy conflictiva, con casos de corrupción, con toda la familia trabajando en el Estado. Además, generalmente está en el extremo de cualquier posición política”, describió el analista.

En cuanto a las promesas de mano dura para combatir la inseguridad, los hechos recientes en el país demuestran que “una intervención militar sólo multiplicó las muertes”. Además, el politólogo citó casos como el de México en la Guerra contra las Drogas, un conflicto que lleva cientos de miles de muertos en poco más de diez años.Por otra parte, explicó, amplios sectores del empresariado y el sistema financiero “creen que Bolsonaro puede disciplinar mucho más la sociedad que un candidato más democrático” al momento de “profundizar” las impopulares reformas en materia de ajuste económico. A este apoyo se debe sumar el del votante de a pie, que encuentra un discurso llano con el que se identifica.

“Bolsonaro habla de una forma muy empática y para mucha gente, lo que es muy bueno para un político”, expresó.

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Pero no tiene todo el viento a favor. Buena parte de los grupos mediáticos —principalmente el conglomerado Globo— son más proclives a apoyar la candidatura de la coalición de centro encabezada por el exgobernador del pujante estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, presidente del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), actual aliado del Gobierno de Michel Temer.

“Por un lado hay una parte del mundo empresario y financiero que quiere apoyar a Bolsonaro. Por otra parte hay quienes lo miran como una persona que no se sabe para dónde va a disparar ni cómo se puede controlar”, evaluó del Río.

En su contra, el candidato conservador pertenece a un partido muy pequeño, con una representación parlamentaria reducida. Esto se traduce en menor tiempo de publicidad electoral y menor visibilidad, además de una mayor necesidad de forjar coaliciones. Basta pensar que Dilma Rousseff, presidenta electa popularmente en 2014 y destituida en un polémico juicio político en 2016, tenía 11 partidos en su coalición de Gobierno.En su discurso del domingo, el candidato intentó mostrarse más moderado respecto a los derechos de las mujeres y de los niños, un ligero cambio con respecto a otras apariciones, en las que por ejemplo, espetó a una colega diputada: “No te violo porque no te lo mereces”.

Además de las expresiones “contra las mujeres” y de carácter “homofóbico”, se suman declaraciones realizadas en el pasado netamente ofensivas para los afrobrasileños, que a pesar de constituir más de la mitad de los cerca de 207 millones de habitantes del país, se encuentran relegados a un segundo plano en las esferas de poder, en la Justicia o en las universidades.

Según Del Río, para analizar estos dichos de Bolsonaro —quien dijo que los negros “no sirven ni para procrear”— es necesario tener en cuenta “la variable de esclavitud” en la historia del país, el último del hemisferio occidental en abolirla, en 1888, y el que más esclavos compró y vendió.

“Brasil es un país extremadamente racista. A veces las personas se confunden la alegría brasileña con las cuestiones raciales. (…) La cuestión racial aún hoy es algo no resuelto, poco pacificado y todavía, a pesar de las políticas inclusivas y afirmativas en los Gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), queda muchísimo por hacer”, dijo Del Río.

Con la llegada al poder de Michel Temer en agosto de 2016 tras el juicio a Rousseff, sumado al “proceso de radicalización de toda la región y buena parte de Occidente”, la viabilidad de las políticas destinadas a las mujeres, a la población afro y a las minorías en desventaja está en jaque, a criterio del experto, una situación que se puede “profundizar” con la posible llegada de Bolsonaro a Brasilia.Bolsonaro, de religión evangélica e identificado con las corrientes más conservadoras de ese movimiento confesional, se manifiesta poco tolerante con respecto a “cualquier religión que no sea de su misma línea”. En un mosaico cultural con una diversidad confesional y una fuerte matriz religiosa africana, esta postura poco conciliadora podría provocar problemas.

Quitando a Lula de las encuestas, Bolsonaro se ubica en primer lugar, con un porcentaje que araña el 20%, secundado por el izquierdista Ciro Gomes y la moderada Marina Silva, que pelean por el segundo puesto.

Sin embargo, la sombra de Lula está latente, en medio de las polémicas de si podrá presentarse o no a las elecciones, y en este segundo caso, si pudiese ser desclasificado.

“Lula tiene un carisma y una presencia enorme. Aún en prisión, crece cada día más su popularidad. Existen dos escenarios de elecciones con él o sin él. E incluso sin él, la ausencia de Lula es una presencia constante y esos votos pueden derivar a un candidato del PT, o que este partido forje una coalición y elija a alguien determinado”, concluyó del Río.

fuente:Sputnik

 

 

“Racista”, “homófobo” y defensor de la pena de muerte: Jair Bolsonaro

Ha levantado olas de indignación por sus comentarios racistas y homofóbicos. Pese a ello, muchos en Brasil ven a Jair Bolsonaro como el hombre que puede acabar con la inseguridad que golpea al país.

Este parlamentario y excapitán del ejército lanzó el domingo su candidatura a las elecciones presidenciales del próximo octubre, para las que se perfila como uno de los principales aspirantes.

Bolsonaro, de 63 años de edad, formalizó su aspiración ante unos 3.000 seguidores durante un acto en Río de Janeiro en el que prometió “rescatar Brasil”.

Las encuestas le ubican en segundo lugar, solamente por detrás del expresidente Lula da Silva, cuya candidatura aún debe superar numerosos escollos legales para concretarse debido a las condena por corrupción que enfrenta actualmente.

En teoría, esta situación incrementa las posibilidades de Bolsonaro, algo que genera inquietud entre sus detractores.

¿Por qué?

Más a la derecha de Trump

Aunque la prensa internacional ha comenzado a llamarle como “el Trump brasileño”, estableciendo algunas comparaciones con el mandatario estadounidense, en realidad, Bolsonaro se ubica ideológicamente más a la derecha.

  Un seguidor de Jair Bolsonaro usa una máscara de Donald Trump.
Un hombre con una máscara de Donald Trump durante el lanzamiento de la candidatura de Jair Bolsonaro.

Bolsonaro aboga por hacer frente a la inseguridad adoptando leyes menos estrictas para el control de armas y cuenta con el respaldo de millones de cristianos evangélicos, que le apoyan por su postura radical en contra del aborto.

Además ha defendido la tortura y la aplicación de la pena de muerte.

Sus posturas ha podido dejarlas claras a lo largo de más de 30 años de años de carrera parlamentaria.

“Estoy a favor de la dictadura”, proclamó en 1993 desde el podio de la Cámara de Diputados de Brasil, en defensa del régimen militar que gobernó al país desde la década de 1960 hasta 1985.

“Jamás resolveremos los graves problemas nacionales con esta democracia irresponsable”, agregó.

En aquel momento, Bolsonaro -quien se encontraba en el primero de sus 7 periodos como diputado- se mostraba como simpatizante del gobierno de Alberto Fujimori en Perú y era partidario del cierre del Congreso en Brasil para hacer frente a la corrupción y a la hiperinflación en el país.

Pero, esta no es ni remotamente su primera polémica de este tipo.

En 2017, generó una gran controversia al anunciar que si llega a la presidencia acabará con las reservas indígenas y las “quilombolas” (palenques, asentamientos en los que se refugiaban los esclavos rebeldes en Brasil y en las que ahora viven sus descendientes) porque obstaculizan la economía.

  Camiseta de la campaña de Bolsonaro.
Los seguidores de Bolsonaro le llaman “mito”.

En referencia a los residentes de los quilombolas (principalmente afrodescendientes), Bolsonaro aseguró que “no sirven ni para procrear”.

Esto derivó en una denuncia en su contra ante el Ministerio Público y en una posterior condena judicial por daños morales colectivos a esas comunidades y a la población negra en general.

Dos años antes, en 2015, Bolsonaro había sido multado por haber dicho a un periódico que la congresista Maria do Rosario “no merece ser violada: ella es muy fea”.

Mientras que en 2011, en una entrevista publicada por la revista Playboy en 2011, afirmó que sería “incapaz de amar a un hijo homosexual” y que preferiría que un hijo semejante “muriera en un accidente”.

Bolsonaro está casado en terceras nupcias y tiene dos hijas mujeres y cuatro varones. De estos, dos han seguido la carrera política.

“Los tengo a ustedes”

Entre las dificultades que enfrentará la candidatura de Bolsonaro, destaca el hecho de que competirá con el apoyo del Partido Social Liberal, una organización relativamente pequeña dentro de la política brasileña.

Jair Bolsonaro.

Bolsonaro afirma no tener ambiciones de poder sino la “misión de rescatar Brasil”.

Esto podría debilitar sus opciones debido a que dispondrá de menor exposición en televisión, toda vez que en Brasil el tiempo con el que cuentan los partidos para sus campañas televisivas depende del tamaño del apoyo que hayan obtenido en procesos anteriores.

No tenemos un gran partido. No tenemos fondos para la campaña. No tenemos tiempo en televisión“, dijo Bolsonaro durante su mitin del domingo.

“Pero tenemos algo que otros no tienen: a ustedes, al pueblo brasileño”, agregó ante sus seguidores que le llaman “mito”.

Sus controversiales posturas sobre temas sociales y políticos le han ganado el apoyo de millones de brasileños pero también le han generado una imagen muy negativa entre otros sectores de la población.

Sus detractores señalan que, más allá de sus posturas extremas, tiene un pobre historial en una larga carrera en el Congreso de Brasil, donde -afirman- no ocupó cargos de gran responsabilidad ni logró el impulso y la aprobación de ninguna ley relevante.

Sus altos niveles de rechazo pueden resultar decisivos en la eventualidad de que a Bolsonaro le toque medirse en una segunda vuelta electoral, una posibilidad que -tal como se encuentran las encuestas en estos momentos- luce probable.

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