Palestina. 70 años después de la ocupación y la limpieza étnica de Lyyd y Ramla

Resumen Latinoamericano / 19 de julio de 2018 / Rory Macdonald, MO

Este mismo mes, hace setenta años, Lydd y Ramla sufrieron la mayor orden de desalojo de la Nakba, con la que las milicias sionistas y el naciente ejército israelí expulsaron a 750.000 palestinos de sus hogares.

Este mismo mes, hace setenta años, Lydd y Ramla sufrieron la mayor orden de desalojo de la Nakba, con la que las milicias sionistas y el naciente ejército israelí expulsaron a 750.000 palestinos de sus hogares. En unos pocos días de julio de 1948, unos 60.000 palestinos de estas ciudades (el 80% de la población local) se quedaron sin techo por culpa de Israel, muchos murieron durante la posterior marcha hacia el este.

Lydd y Ramla se encuentran en el camino entre Tel Aviv y Jerusalén. Por lo tanto, eran de importancia para los estrategas de Israel, que las consideraban amenazas para su Estado recién fundado. Después de que el ejército y las milicias israelíes invadieran las ciudades, la lucha no duró mucho más, sin embargo, fue muy intenso el impacto de las atrocidades cometidas en 1948.

Viajé a Lydd en el 70 aniversario de la masacre de la mezquita de Dahmash, que se produjo el 11 de julio de 1948. Más de cien personas que se habían refugiado en las mezquita fueron brutalmente asesinadas por metralletas israelíes. En 2012, Yerachmiel Kahanovich, antiguo combatiente del Palmach, confesó a Zochrot, una ONG israelí, que lanzó una granada antitanques PIAT contra el edificio, matando a decenas de civiles palestinos inocentes. Las paredes quedaron salpicadas de sangre, y así permanecieron durante muchos días, al igual que lo que quedaba de los cadáveres. Estos cuerpos – y otros esparcidos por Lydd – acabaron por enterrarse en dos fosas comunes: la primera se encuentra junto a una carretera que recibe el nombre del acrónimo hebreo de las Fuerzas de Defensa Israelíes (Calle Tzahal),y la otra está en el cementerio musulmán, a unos pocos cientos de metros al oeste de la mezquita.

G, un local cuya familia ha vivido en Lydd durante siglos, contó que fue la masacre de Dahmas más que ninguna otra la que provocó la huida de la ciudad: “Una masacre, un gran asesinato, bastaba para que la gente pensara que volvería a pasar”, me dijo.

La orden de desalojo oficial la firmó el día siguiente el futuro primer ministro israelí y premio Nobel de la paz Yitzhak Rabin, que era entonces teniente coronel. Según sus memorias, que censuraron las autoridades israelíes, pero después se filtraron a la prensa, la limpieza étnica de Lydd y Ramla se produjo por orden directa de David Ben-Gurion, el primer primer ministro del Estado de Israel. Se dice que hizo un gesto con la mano para que se expulsara a la población palestina.

El 13 de julio, las tropas israelíes se ocuparon de expulsar a los habitantes de Lydd y Ramla. Según G, se ordenó a las gentes de Lydd que se agruparan y empezaran a caminar hacia el este, a otras ciudades y pueblos palestinos. Durante el viaje, los soldados les insultaban gritando “Id a Abdullah”, haciendo referencia al rey jordano.

La tía de G formaba parte del grupo de refugiados que caminaron 45 kilómetros hasta Ramallah bajo el ardiente sol de junio. Sin apenas agua, muchos murieron en el intento, incluido su bebé de tres meses, al que enterraron al lado del camino.

La violencia y los saqueos eran comunes en esta marcha de la muerte. Ismail Shammout, quien se convirtió después en un renombrado artista palestino, pero que entonces solamente tenía 12 años, recordaba un incidente en el que un soldado israelí le apuntó con un arma en la cabeza y le ordenó que dejara de beber agua. Muchos de sus cuadros (el más famoso; “¿A dónde…?”) rememoran el trauma, el sufrimiento y la desesperación que sufrían los caminantes.

El pequeño número de personas que consiguió quedarse en Lydd y Ramla fue arrinconado en guetos. En Lydd había dos, uno en la ciudad antigua, en la zona cercana a la mezquita y a la iglesia ortodoxa griega, y otro en la estación de tren para las familias de los trabajadores ferroviarios que habían recibido empleo de los británicos durante el periodo del mandato.

Junto a su padre y el resto de su familia, el padre de G fue obligado a vivir en el abarrotado gueto de la ciudad antigua durante casi dos años tras el intento de Israel, según sus palabras, “de eliminar la existencia árabe en Palestina”. Las 503 personas que vivían allí no recibían nada de las fuerzas ocupantes, y muchas de sus casas fueron expropiadas y luego arrendadas a familias judías. G recurrió a los recuerdos de su padre: “El comandante militar les decía que no era responsable de llevar comida y agua”, recordaba. “Y la gente se moría de hambre”.

Para aliviar esta terrible situación, la comunidad palestina organizó equipos nocturnos que cavaban bajo la valla y registraban las casas de la vecindad buscando comida. Cuando se agotó el tanque de agua de la mezquita, se utilizó un pozo de debajo de un edificio de los misionarios británicos, su agua verde y sucia tenía que hervirse para poder beberse.

Foaa, una residente de Lydd cuya familia fue desalojada a la fuerza del Negev en los 70, destacó la importancia de recordar los horrendos acontecimientos de julio de 1948. “Bajo el sistema educativo israelí”, cuenta, “nadie te enseña la historia de esta ciudad.” Su generación de palestinos estaba dispuesta a aprender lo sucedido en Lydd y Ramla. G coincide con Foaa: “El sistema educativo sionista judío es retorcido. Implanta una historia falsa en las mentes de los estudiantes para justificar la limpieza étnica”.

Uno de los grupos juveniles en los que participa Foaa lleva a cabo un proyecto llamado “Vigila tus lugares históricos”, con el que pretenden conocer y proteger los pocos edificios históricos de Lyyd que sobrevivieron a las demoliciones israelíes.

Una de estas ruinas era antes la prensa de aceite de la familia Hazana. Las autoridades colgaron en el edificio un cartel que dice: “La prensa de aceite Hazana funcionó hasta 1948”, pero no da más información o explicaciones sobre los asesinatos y expulsiones de julio de 1948 ni el porqué del cierre de la prensa.

Un automóvil en las ruinas de la prensa de aceite de Hazana

Para conmemorar la limpieza étnica de Lydd, Foaa y otros jóvenes de la comunidad celebrarán una reunión esta semana para hablar de los sucesos de julio de 1948. Esperan contar – por Skype – con Elias Khoury, autor de Children of the Ghetto – My Name is Adam. Su libro se basa en gran parte en las experiencias de un niño viviendo en un gueto de Lydd.

Foaa también ayuda a investigar sobre la historia de la Nakba en Lydd para la futura publicación de un libro. Confía porque ahora más palestinos locales conocen la historia de Lydd. “Tengo esperanza, porque ahora la gente de mi edad… conoce mejor que nuestros padres la ciudad y su historia”. Aunque la mayoría de sus familias proceden de distintas partes de Palestina, insiste en que son “parte del pueblo palestino, parte de esta historia [de Lydd] y parte de la Nakba”.

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