Ucrania: Lenin y el debate sobre la autodeterminación

Resumen Latinoamericano / Vladimir Ilich Lenin / 26 de junio de 2017

El artículo que reproducimos fue escrito por Lenin el 15 de junio de 1917. Habían transcurrido 4 meses desde el inicio de la revolución de febrero que acabó con el zarismo y las nacionalidades que formaban parte del imperio ruso empezaron a exigir sus derechos. Ucrania, que representaba el 17% de la población de toda Rusia, solicitó el reconocimiento del derecho a disponer de autogobierno sin separarse del resto de Rusia. A esas modestas demandas, el gobierno de coalición, formado por los kadetes (liberales) y los socialrevolucionarios y mencheviques (socialistas moderados), respondió negándole cualquier derecho a Ucrania.El Imperio ruso era una cárcel para numerosos pueblos y naciones. En esa época, Finlandia, Polonia, Ucrania, Bielorrusia y numerosos pueblos del Caucaso y Asia sufrían el yugo del zarismo. El debate sobre la emancipación nacional fue uno de los más importantes entre los revolucionarios rusos de principios del siglo XX y representó un largo proceso de elaboración y polémicas. En su programa defendían la exigencia del derecho de las naciones a la autodeterminación, pero eso no evitó un rico debate sobre su significado concreto y su aplicación.

Para Lenin y los bolcheviques, la clase trabajadora y los demócratas debían tener una posición radicalmente democrática en la defensa del derecho de las naciones a tener su propio Estado, si así lo consideraba la mayoría de la población. Lo decisivo era acabar con el zarismo y conquistar todas las libertades, la república, la separación de la Iglesia y el Estado, la tierra para los campesinos y la autodeterminación de las naciones, en el camino hacia la emancipación social, el socialismo. Combinaban la defensa radical de la democracia con la lucha por la unidad de la clase trabajadora por encima de las naciones, y, especialmente Lenin, atacó duramente a quien con la excusa de la unidad obrera, o de un internacionalismo mal entendido, se oponía a la autodeterminación de las naciones. Le gustaba repetir la idea de Marx de que el internacionalismo de la clase obrera inglesa consistía en apoyar la separación de Irlanda.

Al mismo tiempo, los revolucionarios rusos combatían el nacionalismo, en primer lugar de la nación opresora, pero también el nacionalismo de la burguesía de la nación oprimida, no para negar el derecho de la nación oprimida, si no, al contrario, para establecer una alianza entre la clase trabajadora y los oprimidos y, por lo tanto, para no dejar en manos de la burguesía nacionalista esa bandera. La lucha de clases también está presente en el debate sobre la emancipación nacional.

En el desarrollo de esos debates, aparecieron posiciones contrarias al derecho de autodeterminación bajo el argumento de que la internacionalización de la economía y la existencia del imperialismo habían superado la etapa de la formación de naciones. Pero, como fue evidente, muchas naciones exigían sus derechos y surgieron nuevas con el hundimiento de los imperios europeos tras la Primera Guerra Mundial. El desarrollo imperialista no es un proceso lineal ni uniforme y, por esa razón, las reivindicaciones nacionales siguen todavía presentes.

Otra de las posiciones contraria a la autodeterminación es la que limitaba los derechos de las naciones a un simple reconocimiento de una autonomía cultural o del idioma, sin defender el derecho del pueblo a constituirse como nación.

La posición de los revolucionarios rusos podría expresarse así:

a/ defensa del derecho de autodeterminación política; reconocimiento del derecho de separación.

b/ igualdad de derechos de todas las naciones y ningún privilegio de una sobre otra.

c/ ninguna imposición de un idioma sobre otro.

d/ unidad estrecha de la clase trabajadora de todas las naciones.

El desarrollo de la revolución en 1917 puso a prueba ese programa y demostró que era la manera más democrática para acabar con la política del Imperio ruso y conquistar la libertad de las naciones y también para establecer una sólida alianza entre las clases trabajadoras y los pueblos de las naciones oprimidas. Es decir, nada de imposiciones, libertad para los pueblos y ofrecer amistad y confianza fraterna.

Dos días después del artículo que reproducimos, Lenin escribe: “Accedan al pedido de los ucranios, ordena la razón, pues de otro modo las cosas empeorarán; por la fuerza no lograrán contener a los ucranios, sino sólo irritarlos. ¡Accedan al pedido de los ucranios y allanarán el camino para la mutua confianza entre ambas naciones, para su alianza fraternal sobre la base de la igualdad!”.

Continuadores de esa rica tradición fueron Joaquín Maurín y Andreu Nin, fundadores del POUM. En la lucha política y social de la España de los años 30 defendieron en la teoría y en la práctica el derecho a la autodeterminación. Su línea de acción se expresaba en la lucha para que la clase trabajadora haga suyas las reivindicaciones democráticas, porque si no la burguesía se servirá de ellas para seguir manteniendo su dominación. Estas tradiciones y experiencias deben formar parte del debate actual.(Miguel Salas, del Consejo Editorial de Sin Permiso).

(Secretariado de la Rada de Ucrania 1917)

Ucrania

El fracaso de la política del nuevo gobierno provisional, de coalición, se destaca cada vez más claramente. El “Acta universal” relativa a la organización de Ucrania, publicada por la Rada Central de Ucrania y aprobada el 11 de junio de 1917 por el Congreso del ejército de toda Ucrania, es una revelación directa de esa política y una prueba documental de su fracaso.

“Sin separarse de Rusia, sin desprenderse del Estado ruso –se dice en dicha Acta- el pueblo ucranio debe tener derecho a disponer de su propia vida en su propia tierra…Todas las leyes por las cuales se determine el orden en Ucrania sólo podrán ser promulgadas por esta Asamblea Ucrania. En cambio las leyes que determinen el orden de todo el Estado ruso, deberán ser promulgadas por el Parlamento de toda Rusia”.

Son palabras perfectamente claras. En ellas se declara con toda precisión que el pueblo ucranio no quiere separarse de Rusia en el momento actual. Exige la autonomía, sin negar la necesidad de la autoridad suprema de un “Parlamento de toda Rusia”. Ningún demócrata, y mucho menos un socialista, se atreverá a negar la plena legitimidad de las exigencias ucranias. Ningún demócrata podrá tampoco negar el derecho de Ucrania a separarse libremente de Rusia. Sólo el reconocimiento absoluto de este derecho nos permite abogar por la libre unión entre los ucranios y los gran rusos, por la asociación voluntaria de los dos pueblos en un solo Estado. Sólo el reconocimiento absoluto de este derecho puede romper en la práctica, completa e irrevocablemente, con el maldito pasado zarista, en el que se hizo todo para causar el distanciamiento mutuo de dos pueblos tan afines por su idioma, su territorio, su carácter y su historia. El maldito zarismo convirtió a los gran rusos en verdugos del pueblo ucranio y fomentó en éste el odio contra quienes hasta llegaron a prohibir a los niños ucranios hablar y estudiar en su lengua materna.

Los demócratas revolucionarios de Rusia, si quieren ser verdaderamente revolucionarios y verdaderamente demócratas, deben romper con ese pasado, deben reconquistar para sí mismos, para los obreros y campesinos de Rusia, la confianza fraternal de los obreros y campesinos ucranios. Y esto no puede conseguirse sin el pleno reconocimiento de los derechos de Ucrania, inclusive el derecho a la libre separación.

Nosotros no somos partidarios de los Estados pequeños. Estamos por la más estrecha unión de los obreros del mundo contra los capitalistas “propios” y de todos los demás países. Pero precisamente para que tal unión sea voluntaria, el obrero ruso, que no confía ni por un minuto en la burguesía rusa o en la burguesía ucrania, defiende hoy el derecho de los ucranios a la separación, sin imponerles su amistad, sino esforzándose por conquistar su amistad al tratarlos como sus iguales, sus aliados y hermanos en la lucha por el socialismo.

Riech, el periódico de los enfurecidos contrarrevolucionarios burgueses que están casi locos de rabia, ataca salvajemente a los ucranios por su “arbitraria” resolución. Dice que “el proceder de los ucranios es un atentado directo contra la ley, que exige la aplicación inmediata de rigurosos y legítimos castigos”. Huelga todo comentario a este ataque de los salvajes contrarrevolucionarios burgueses. ¡Abajo la burguesía contrarrevolucionaria! ¡Viva la libre unión de los campesinos y obreros libres de la libre Ucrania con los obreros y campesinos de la Rusia revolucionaria!

Vladimir Ilich Lenin (1870-1924) Principal dirigente del ala bolchevique del POSDR, de la Revolución soviética de Octubre, presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, co-fundador y co-dirigente del Partido Comunista ruso (bolchevique).

Fuente: https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/akal/lenin-oc-tomo-26.pdf

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