Paraguay: “¿Presidente? Cargo menor”.

Por Fabricio Arnella * / Resumen Latinoamericano/ 22 de junio 2017 .-

Sobre el proyecto de ley de impuesto a la soja. Yo pregunto a los presentes, si no se han puesto a pensar que:

1. Existen ciertamente, muchas posibilidades que sea aprobado por mayoría en Senadores en virtud al acuerdo político del Frente Guasu con Cartes y Blas Llano. El acuerdo es muy reciente, sería una gran fiasco que se rompa tan rápido y quede finalmente reducido a lo mismo de siempre: repartija de cargos en el Congreso y otras instituciones como el Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. Es bueno recordar que esto ya ha pasado en julio de 2015, durante esta misma gestión parlamentaria. El FG dio sus votos al “anticartista” Mario Abdo Benítez (hijo) a cambio de una “agenda parlamentaria” (¿les suena?) que incluía impuesto a la soja y derogación de las leyes de militarización y App. Como ya sabemos, esto no ocurrió, por lo que el acuerdo quedó reducido a una simple repartija de cargos. Sin embargo, parece ser que esta vez esto no ocurrirá tan pronto. Todo parece indicar que el proyecto de Ley de impuesto a la Soja tendrá próximamente media sanción en Senadores.

2. Luego de obtener una probable media sanción en Senadores, el proyecto de Ley de impuesto a la soja deberá rendir examen en Cámara de Diputados, donde el cartismo tiene mayoría propia y el FG tan sólo 1 de los 80 diputados. Acá la cosa está mucho más difícil. Los diputados son elegidos por regiones, y en un año electoral es muy poco probable que quieran enemistarse con los poderes fácticos de sus zonas: sojeros, narcos, gandaderos, etc. ¿Que le impide a esa anónima masa de caudillos regionales hacer oídos sordos una vez más a los acuerdos de sus cúpulas? De rechazarse en diputados, Cartes no tendría mayor costo político, total, los cargos ya están repartidos, lo único que queda cumplir del pacto FG-Cartes-Llano son los puntos de la “agenda parlamentaria” del FG. Si se rechaza en diputados, lo cual es altamente posible, sería un nuevo fracaso de otro grandilocuente pacto de cúpulas parlamentarias. Claro, luego dirán que hubo buenas intenciones, que el malvado cartismo no cumplió su palabra porque la presión del partido mediático y la oligarquía sojera pesó más. Chocolate por la noticia.

3. Supongamos que el impuesto a la soja pase limpito, sin modificaciones del filtro de los 125 parlamentarios. Cartes debe promulgar el proyecto de Ley. ¡Por qué lo haría! ¿Por qué ahora, en plena campaña electoral aprobaría un proyecto de Ley que él mismo vetó en el 2013? Santiago Peña y su lugarteniente han dicho en numerosas ocasiones que se oponen a esta medida. ¿Por qué  Cartes patearía contra su propia olla? De vetar el proyecto, total o parcialmente, deberá volver al circuito parlamentario, donde requerirá de dos tercios de votos para ser ratificado, algo que pocas veces ha ocurrido. Las posibilidades son mínimas, ínfimas, pero no imposibles. Otra vez será culpa del malvado Cartes que no cumple su palabra. Y también seguro de los vándalos del 31 de marzo, de los terroristas que tiraron piedras y los barrabravas que robaron teles.

4. Supongamos -pero sólo supongamos- que el proyecto de ley salga invicto, sin modificaciones de ambos poderes del Estado, copados por los poderes fácticos citados más arriba. ¿Alguien cree posible que este gobierno lleve adelante las medidas necesarias para que efectivamente se implemente y los sojeros paguen el impuesto? ¿Por qué un gobierno narcosojero se impondría a sí mismo este impuesto? Para el cumplimiento de una Ley no basta con su existencia, tenemos sobradas pruebas de esto. ¡Cuántas leyes duermen en los escritorios! ¿Quién nos garantiza que efectivamente los fondos que eventualmente se recauden con este tributo vayan a políticas sociales, como propone la Ley? ¿El Ministerio de hacienda de Cartes, endeudador y recortador serial de políticas sociales?

Si todo esto es así ¿Por qué se enfrentan tan encarnizadamente las dirigencias políticas pro impuesto con los gremios empresariales graneros? ¿Es que acaso no saben que no es real el debate?

¡Claro que lo saben! Pero necesitan este falso debate, esta falsa contradicción. Para los primeros, los impulsores de la “agenda”, es un salvavidas moral. Una manera de intentar sacar la cabeza del fango politiquero en que se han sumergido después de tanta transa con lo peor de las dirigencias mafiosas de los partidos tradicionales golpistas: Blas Llano, Mario Abdo Benítez, Robert Acevedo, Cartes, etc.  Es una manera de seguir sosteniendo la pose popular-progresista después del vergonzoso y fracasado pacto con el cartismo para el proyecto de reelección lugista. Lo impulsan a sabiendas de que fracasará. Es una cortina de humo. Una táctica tan artera como esta los coloca en una posición conservadora en el espectro político, lejos ya de las socialdemocracias tradicionales o los progresismos de la década pasada.

Dicho sea de paso. ¿Qué pasó con la ultrapopular candidatura presidencial de Lugo? ¿Acaso él no estaba habilitado para pugnar en el 2018 y la reelección sólo era una táctica de “reaseguro” de la candidatura? ¿Será que ésto del reaseguro era sólo una mentira? ¿O es que luego del fracaso de la reelección y los acuerdos con Cartes la popularidad de Lugo cayó como el salario de las trabajadoras y trabajadores? ¿O simplemente prefieren asegurar una banca en el senado y no jugarse a una quimera presidencial? ¿Cómo es la cosa?

El muerto se asusta del degollado. Nunca pasan desapercibidos los dirigentes de la oposición “progresista” del (no al) gobierno, pioneros de la política de acuerdos con el cartismo que con el pacto azulgrana del 2013 se repartieron cargos a cambio de darle gobernabilidad a Cartes en su primer año de gestión, gobernabilidad que le permitió aprobar su propia agenda parlamentaria de saqueo y represión. Cerrando filas con los sojeros, representantes de Avanza País en el Parlamento se opusieron a la iniciativa impositiva con los argumentos mas increíbles que se pueda uno imaginar. Adolfo Ferreiro sostuvo que el impuesto a la exportación de soja en estado natural no tiene sentido porque la soja es un producto tecnológicamente tan elaborado como un chip. Increíble argumento. Continuó diciendo “Sería ridículo que el día de mañana pongamos un impuesto a los “chips en estado natural”. Por muchos rodeos que le den, no pueden esconder su enojo por no ser ellos otra vez parte de ese acuerdo de repartija de cargos con el cartismo y su entera e histórica sumisión a la agenda de la embajada norteamericana. Ferreiro no puede esconder su indignación porque este acuerdo además, le arrebató el cargo de miembro del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados en representación del Senado. Afirma que la decisión genera un quiebre institucional.

Por otra parte, las mafias evasoras y narcoempresarias mal llamadas “gremios de la producción” no están dispuestas siquiera a permitir el debate de justicia tributaria. Siempre han actuado así. Ante la más mínima amenaza de debate sobre cualquier política que afecte sus intereses, salen con furia a patear el tablero. Aunque sepan que las posibilidades de que efectivamente terminen pagando más impuestos son ínfimas, necesitan demostrar su poderío. El negocio de la soja está en caída a nivel internacional, ellos lo saben, y no están dispuestos a arriesgar ni mínimamente un centavo de ganancia. Necesitan mostrar sus cartas en el truco de la “real polítik”. Esta vez, en un año electoral, el mensaje es para Cartes y sus secuaces: Ojo con lo que hacen ahora que este pacto con el FG y Llano les abrió posibilidad de elegir al nuevo Fiscal General del Estado. Ahí está la verdadera contradicción.

Ahí está el fondo de este pacto FG-Cartes-Llano: La Fiscalía General del Estado. Volvemos al inicio: la repartija de cargos. Pero esta vez no es tan solo presidencias de comisiones parlamentarias, no. Es la posibilidad que ahora tiene Cartes de definir la terna de candidatos en el proceso de selección para el cargo de Fiscal General del Estado, cargo que trasciende a este mandato Presidencial y Legislativo. O sea, Cartes se asegurará tener al Fiscal General del Estado aunque ya no sea más presidente. Como diría un connotado empresario de medios: ¿Presidente? Es un cargo menor.

Con este pacto, Cartes se asegura el control de fiscales y jueces, que sumado a la mayoría parlamentaria y sumisión de la Corte a sus intereses, da como resultado el control de los tres poderes del Estado con miras al 2018. ¡Qué linda agenda parlamentaria!

Pero claro, el gran debate es sobre un proyecto con remotas posibilidades de aprobarse, que si se aprueba, no se ejecutará.

¡Che kuerái de la politiquería!

*Movimiento 138 (Paraguay)

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