Argentina/ (Opinión) La plaza de los docentes

Por Marcelo Langieri, Resumen Latinoamericano, 22 marzo 2017

En la Marcha Federal Docente, que culminó con un multitudinario acto en Plaza de Mayo, abundaron las alusiones al acto fallido de Mauricio Macri. En ese contexto y frente a los discursos de los oradores, que apelaron no pocas veces a la emoción, fue ineludible recordar la infancia y en mi caso al colegio Mariano Acosta donde cursé la escuela primaria. Recordé especialmente a mis maestros: a Pirovani, a Carta, a Dalton, a Fazio y a Cachiatore. Recordé algún poema que quedó grabado en mi memoria, los partido de fútbol en el patio grande, los patios internos, las clases de historia y de ciencias sociales, el deseado timbre del recreo, los cinco 10 que me saqué en una evaluación semestral que provocaron que mi maestro de cuarto grado, que también lo había sido de segundo, me paseara por otros grados mostrando “la proeza” de un conocido rebelde.

Quizás una frustración de la infancia haya sido no haber tenido maestras ni compañeras ya que el Acosta en esa época era sólo para varones, los maestros también lo eran. El colegio de mujeres estaba pegado ocupando la otra media manzana del predio. De allí algunas paradojas: para encontrar una “media naranja” había que buscarla en la otra media manzana. Una verdadera ensalada.

Dudo que viva alguno de aquellos maestros pero si sucediera imagino la tristeza que tendrían con las palabras del presidente. Es difícil no sentirse agraviado con sus dichos, pero por encima de ello la sensación que me producen sus palabras es de preocupación. Cómo fue que tenemos un presidente, no que dice algo así, sino que piensa algo así. No es un secreto que los actos fallidos son una especie de «traición» del inconsciente, que hace que alguien diga lo que conscientemente no quería decir o hacer.

Pensaba también que asistimos al retorno del enemigo. Hoy tenemos enfrente a quienes quieren refundar la Argentina impulsando un proceso de transformación social y cultural que no trepida en desterrar las expectativas históricas de igualdad del pueblo argentino. Donde la educación pública y gratuita es uno de los pilares fundamentales que ha sostenido esa cultura igualitaria, independientemente que este guiso no se cocinó solamente durante el actual gobierno. Sin embargo, el proyecto ha pegado un salto cualitativo y cada vez resulta más explícito que el costo del “despegue” proyectado tiene como consecuencia ineludible la consolidación de la desigualdad. La Argentina dual: una próspera y moderna y otra marginada y empobrecida- Sobre esta última la mayor preocupación es la de desarrollar una política de control social mediante distintas formas de administración de la pobreza.

Esta hipótesis, que no constituye ningún descubrimiento, queda al descubierto con una infinidad de hechos de la realidad “que el gobierno no ve”. La prueba Aprender, de evaluación educativa, más allá de las objeciones metodológicas y políticas que se realizan sobre ella, está expresando la dualidad social existente en nuestro país donde la escuela pública es la que llega a los sectores más postergados de la sociedad y enfrenta los mayores desafíos pedagógicos y sociales. Allí, en gran medida, está uno de los factores explicativos de los resultados obtenidos.

La policía, para presentar otro ejemplo, discrimina el nivel de violencia que utiliza según la condición social de los involucrados. Puede obrar con la mayor brutalidad cuando se trata de un barrio popular de La Boca, como queda demostrado con los recientes hechos policiales, y cuidadosamente cuando se trata de un barrio acomodado. Es decir, según se trate de ciudadanos de primera o segunda categoría será la violencia que apliquen.

La Marcha Federal ha sido un grito de desesperación, un llamado de atención a toda la sociedad, pero también fue un grito de esperanza. Los docentes primarios y secundarios acompañados por universitarios y estudiantes demostraron que están de pié y dispuestos a defender sus derechos gremiales y el derecho a la educación de todo el pueblo argentino asumiendo el desafío de luchar y trabajar para tener una educación pública a la altura de las circunstancias de la época en que vivimos.

 

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