EE.UU-Venezuela. Informe Freedom House, la agenda de la intervención no cesa

Resumen Latinoamericano/ 9 de Marzo 2017 .-

La Organización No Gubernamental (ONG) con sede en Washington, Freedom House, brazo del Departamento de Estado de EEUU, ha hecho una serie de señalamientos muy graves que pretenden criminalizar a Venezuela en el ámbito internacional.

El pasado 31 de enero Freedom House, en la publicación de su informe anual, declaró a Venezuela desde este 2017 como país “No libre”. O lo que es lo mismo: declaró a Venezuela como “una dictadura”, donde se violan todas las convenciones internacionales y se restringen derechos de manera generalizada.

Desde el año 2000 hasta 2015, Freedom House había catalogado a Venezuela en sus informes como país “Parcialmente Libre”. Desde el advenimiento de la Revolución Bolivariana comienza a marcarse esa tendencia y en años previos el país era catalogado por esta ONG como “Totalmente libre”, pese a las violaciones de derechos humanos y agotamiento político de la Cuarta República.

¿Qué es Freedom House?

Pero este informe no es cualquier cosa, tanto por lo que implica como por quienes lo ejecutan y a los intereses que responden. Aunque el prontuario de Freedom House es muy extenso para describirlo en una sola nota, datos esenciales funcionan lo suficiente para develar qué tipo de organización es.

Freedom House fue una de las principales agencias intelectuales y propagandísticas que Washington utilizó para el diseño y creación de la OTAN. De ahí en adelante (y sobre todo después de que la administración Reagan creara la NED como un brazo civil de la CIA) su papel ha consistido en formar y financiar disidentes, coptar intelectuales y partidos políticos, contribuir en campañas de propaganda (mediante sus tentáculos en los grandes medios internacionales) y generar expedientes pro-intervención en todos aquellos países adversos a las políticas de la Casa Blanca. Nació primero para frenar la expansión de la URSS y luego a todo aquel proyecto que atentara con la dictadura de las corporaciones a nivel global.

Por ejemplo, en Venezuela, según distintas investigaciones, Freedom House ayudó a preparar política y financieramente a la oposición venezolana y financia al bufete de abogados Foro Penal, defensor de agentes irregulares y violentos que han participado en hechos desestabilizadores como “La Salida” de 2014.

El instrumento del “informe” y las conexiones de la ONG

Un ejemplo de esto es que los países que comparten la nueva calificación de Venezuela como país “No Libre” son Rusia, China, Irán o Siria, entre otros. Demostrando así como Venezuela está enmarcada en el mismo compás de agresión geopolítica que arropa a los bloques emergentes de poder que actualmente desafían la hegemonía de Washington.

Pero aparte de recibir financiamiento del Departamento de Estado de EEUU, Freedom House está conectada al aparato de inteligencia gringo. Tanto así que quien dirigió esa ONG durante los primeros años de la década de 2000 fue James Woolsey, ex director de la CIA.

No sólo es que el informe plantea un salto negativo en cuanto a la situación de Venezuela en el ámbito internacional, o al menos de cómo debe ser percibida desde esta ONG. Lo realmente importante de su calificación es que esta organización está conectada a los principales aparatos del sistema (ONU, Banco Mundial, FMI, OTAN, etc.) y funciona como una fuente privilegiada a la hora de que estas instituciones tomen determinadas acciones contra un país.

Es decir, las sanciones financieras, preparación de intervenciones y agresiones políticas (vía revoluciones de color/golpes de Estado) tienen como antecendente las calificaciones de Freedom House, quienes promueven la narrativa y los expedientes que le dan sentido, justificación y credibilidad internacional. Le imponen una imagen que secuestra y decide cómo es percibido un determinado país.

Las corporaciones a través de su ONG convocan a la “acción internacional” contra Venezuela

Pues son los guardianes del concepto más delicado de Occidente: la libertad de las corporaciones de saquear a placer los países que les da la gana. Si un país supuestamente la violenta (en este caso Siria, Venezuela, Rusia o Irán) hay que rescatarla, sea por la intervención militar o por las sanciones financieras y diplomáticas.

Criterios de valoración de Freedom House

El criterio fundamental para determinar los niveles de “democracia” según Freedom House es en definitiva la afinidad ideológica de los gobiernos de los países con la doctrina de Washington. En el período 2005-2006 se produce una afirmación en la valoración de esta ONG sobre el gobierno del Comandante Chávez. Reza el informe que el gobierno venezolano en ese momento estaba “promoviendo políticas anti-EEUU, anti-libre comercio, al tiempo que ha estrechado sus vínculos con Cuba y los grupos de izquierda en el hemisferio”.

Desde ese punto, las valoraciones de Freedom House son cada vez más negativas hacia Venezuela. De ellas se desprenden las siguientes afirmaciones:

  • En Venezuela no existe libertad de prensa, aún cuando los medios de comunicación afiliados al antichavismo ejercen su actividad con total abuso y discrecionalidad.
  • En Venezuela los derechos civiles y políticos son consistentemente desmembrados y señalan que es política de Estado el cese “absoluto” de las libertades públicas, aún cuando la oposición puede organizarse libremente y manifestar, derecho que garantiza el Estado venezolano.
  • Pintan el paisaje de la opresión económica como política de Estado. Un confinamiento de la población por orden ejecutiva a la crisis, al hambre y la miseria, con el sólo propósito de “someter a la población”, precisan en su informe. Ocultan con ello el rol de los agentes económicos dentro y fuera de Venezuela en un franco sabotaje a la economía y la vida nacional con propósitos políticos.

Llamamiento a la intervención internacional en Venezuela

En otro documento publicado por Freedom House el 6 de febrero llamado “Venezuela se quita la careta democrática”, enfila nuevos señalamientos contra Venezuela. Allí las corporaciones a través de su ONG convocan a la “acción internacional” contra Venezuela. Al criterio de ellos “la comunidad internacional tampoco ha hecho lo suficiente” en ese sentido.

La gravedad de este asunto es que estas prácticas ya tienen precedentes graves. Por ejemplo: Freedom House viene catalogando a Siria como país “No libre” desde 2012. Y junto a Human Rights Wacht y Amnistía Internacional, promovieron y legitimaron las “razones” para intervenir a ese país.

Instó a países de la región a intervenir Siria y así lo hicieron los países de la Liga Árabe, el equivalente de la OEA en esa región del mundo.

Infiere el informe que en Venezuela debe detonarse un conflicto interno con respaldo internacional, y esto es mucho más que elocuente. Parece el señalamiento de un camino a seguir: “(Venezuela) requerirá una presión internacional sostenida para complementar los valientes esfuerzos de millones de venezolanos que han salido a la calle una y otra vez con la esperanza de recuperar su futuro (…). Se necesitará más para obligar a los líderes de toda la región a actuar”.

Este informe de Freedom House no es cualquier acción. Es un paso más en la clara determinación que tienen las corporaciones de intervenir (bajo distintas tácticas) en la situación venezolana, presionando por vías no convencionales la salida del chavismo del poder. Multiplican argumentos a su narrativa pro-intervención. Las corporaciones no esperan por la MUD ni por nadie. Tienen su plan y activan sus dispositivos para llevarlo a cabo, como lo hacen en Rusia, China, Irán y Siria.

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