Latinoamérica. Entrevista a Laura Zúñiga Cáceres a un año del asesinato de Berta Cáceres. (Videos)

Por Ruta de Las Semillas / Resumen Latinoamericano/ 3 de Marzo 2017 .-

A un año del asesinato de Berta Cáceres, perpetrado por la comunión de poderes estatales, corporativos, militares y sicarios, los pueblos del mundo siguen exigiendo justicia para que los responsables sean juzgados con un debido proceso. Pueblos del mundo, no es una exageración. Basta recordar la acción global para pedir justicia por el asesinato de Berta llevado a cabo el 15 de junio de 2016: más de 40 ciudades del mundo entero se solidarizaron con el reclamo y alzaron su voz para pedir justicia.

En medio de la acción global en desarrollo por cumplirse un año del crimen, compartimos el mensaje de Laura Züñiga Cáceres, hija de Berta. Laura nos habla de Río Blanco, comunidad del pueblo Lenca, amenazada por la instalación de la represa hidroeléctrica Agua Zarca de la empresa DESA. En su discurso revela el patrón de criminalización, judicialización, persecución y asesinato que caracteriza al proceder del extractivismo en nuestra región. Al igual que sucede en Honduras, en México, Chile, Colombia, Argentina y Brasil, por ejemplo, la sistemática del extractivismo opera de la misma forma. El resultado es la indefensión de quienes luchan por el reconocimiento del derecho a elegir qué hacer con el territorio, cómo vincularse con la naturaleza para protegerla y garantizarla como fuente de vida para las generaciones futuras.
El proyecto de Agua Zarca invadió el territorio Lenca amenazando al río Gualcarque; un río que, como nos señala Laura, no sólo ofrece un hábitat funcional a la comunidad, sino que también es un río sagrado en la cosmovisión Lenca. “Las compañeras me decían, si se seca el río, se acaba la vida”. Frase simple y compleja que abarca al compañerismo, la cuestión de género y la real amenaza a la que nos enfrentamos tanto en Honduras como en el resto de nuestro continente golpeado por el extractivismo: la amenaza es que se acabe la vida. Berta lo aprendió de su madre, de su pueblo, y lo inculcó no sólo a sus hijas, sino que atravesó fronteras: “Debemos acudir”, es su llamado.
En Honduras, quienes acuden a su llamado participando desde diferentes espacios, se encuentran amenazados por la falta de un estado de derecho que tiene resultado a la persecución y el asesinato de al menos 120 activistas. Por ello, un informe de la organización Globl Witness define a Honduras como el lugar más peligroso para defender el planeta.
La continuidad de las lógicas golpistas instaladas desde 2009 pueden observarse por la militarización y la concesión indiscriminada de recursos comunitarios a proyectos que son ajenos, no elegidos y que garantizan una alta rentabilidad para el empresariado y el gobierno. Caso contrario, el asesinato de Berta y tantos otros luchadores y luchadoras no sucedería y el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) no sería perseguido y criminalizado.
Laura nos advierte, todo lo que comparte responde a la voluntad colectiva del COPINH, organización de la forma parte y su madre cofundó y ayudaba a coordinar.
Ante la complicidad estatal, militar y empresarial que engloba al asesinato de Berta, la exigencia de justicia y el pedido de una investigación que involucre a la comunidad internacional es un reclamo que busca resolver el entramado criminal en que se encuentra inmerso Honduras. Los tres militares identificados como perpetradores del crimen fueron entrenados en Estados Unidos y eran parte del aparato de inteligencia hondureño: Mariano Díaz Chávez, veterano de las fuerzas especiales hondureñas, fue nombrado en 2015 al frente de la inteligencia militar de ese país; Douglas Giovanny Bustillo jefe de seguridad de la empresa DESA, desde su rol en la empresa acosó reiteradamente a Berta; Henry Javier Hernández, francotirador que trabajó bajo el mando de Díaz Chávez e informante de la inteligencia militar a partir de su retiro, en 2013; Edilson Antonio Duarte, sicario que fue identificado como el autor de los disparos. Este último declaró que fue contratado por Sergio Rodríguez, ejecutivo del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca.
Todavía continúa sin conocerse quienes fueron responsables de ordenar el asesinato de Berta y la protección de testigos, familiares y compañerxs del COPINH sigue siendo una cuenta pendiente mientras el crimen siga impune. Por ello, a un año del crimen, la justicia brilla por su ausencia.
Este 8 de marzo, día internacional de mujer, las movilizaciones en todo nuestro continente llevarán en su espíritu a la lucha de Berta, asesinada por defender los derechos de su pueblo.
¡Despertemos! ¡Despertemos Humanidad! Ya no hay tiempo.

https://www.youtube.com/watch?v=p5IPQpjA1ic

 

Imágenes de apoyo del video extraídas de los documentales:

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