Paraguay, el país reconstruído por mujeres que no es para las mujeres / “Tenemos que organizarnos para que no nos avasallen”

Por Jazmín Coronel Bejarano / Resumen Latinoamericano/ 28 de Feb 2017.-

Simone de Beauvoir señalaba una insignificancia histórica de las mujeres y principalmente, de sus logros. Esta afirmación podría considerarse inválida en Paraguay, ya que las mujeres de este pequeño país son recordadas constantemente como las grandes reconstructoras de la patria. Pero, ¿realmente las valoramos?

Ya lo ha dicho hasta el Papa Francisco: “la mujer más gloriosa de América es la paraguaya”, las mismas que son homenajeadas cada 24 de febrero en conmemoración a la primera Asamblea de Mujeres Americanas en donde reunieron sus joyas para financiar a la causa de la guerra de la Triple Alianza.

Es casi un crimen hablar en la Guerra del 70 sin mencionar a las sacrificadas Residentas (y destinadas), esas mujeres que quedaron responsables de un país en los desgastantes años de conflicto. No solo tuvieron que donar sus joyas, ponerse las armas al hombro, ingeniarse con la agricultura y administrar el comercio. La pequeña parte vital del devastado Paraguay posguerra fueron ellas, que ante el progresivo exterminio de la población masculina se vieron en la obligación de repoblar el país con 1 hombre por cada 8 mujeres.

Pero esta historia la conocemos todos, la de las inmoladas Residentas. Las ponen como ejemplo para que mujeres de hoy en día sean esa sacrificada, gloriosa, sumisa e inquebrantable mujer paraguaya de 1870 que probablemente no tuvo otra opción.

Es impensable e incluso criminal que se siga exigiendo a las mujeres paraguayas la misma fortaleza que Las Residentas y destinadas, ignorando la necesidad de políticas públicas acordes al siglo XXI.

Paraguay y la historia que se enseña glorifican el comportamiento heroico de las mujeres, pero hacen caso omiso al grito de socorro de las 5 mujeres atendidas por día víctimas de violencia, y también olvidan los 2 feminicidios que hay por mes según los datos más recientes del Ministerio de la Mujer

Jazmín Coronel

Tampoco se ve este homenaje en cuanto a salud pública, los últimos datos arrojados por el Ministerio de Salud Publica indican alarmantes cifras referentes al cáncer uterino y de mama, que son las principales causas de muerte de mujeres en nuestro país. Lo grave aquí es la dificultad para acceder a los medicamentos y tratamientos oncológicos.

¿Más datos sobre la salud de la mujer? Paraguay sigue teniendo una altísima mortalidad materna según las cifras del propio Ministerio de Salud. Y una información más: sólo en 2015, el Ministerio de Educación y Cultura reportó 277 casos de niñas y adolescentes embarazadas.

En cuanto a lo laboral, la brecha de inequidad salarial entre géneros persiste con una diferencia salarial promedio 31% superior a favor de los varones.

Así es, Paraguay sigue teniendo una gran deuda con las mujeres en cuanto a lo social, sanitario, laboral y en cuanto a lo político la sociedad debe estar atenta a la aprobación de la Ley de Protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia.

Sí, es necesario reivindicar a estas mujeres para quebrar el estereotipo del sexo débil, pero deshumanizar a la mujer no es el camino. Es también necesario recordar a otras mujeres paraguayas que lucharon por su patria e ideales.

Pero Beauvoir tiene razón, las mujeres han sido omitidas de la historia, y llamativamente las rebeldes son doblemente excluidas en los papeles del Paraguay.

Nuestra historia apenas recuerda a la valiente India Juliana, esa guaraní que matando a su esposo español desató una ola de rebeliones contra los europeos que sometían sexualmente a las indígenas. Tengamos presente a la primera abogada y feminista del Paraguay, Serafina Dávalos, y por supuesto a las pioneras de la educación Celsa y Adela Speratti. Y que no se nos olvide a quienes han querido que olvidemos como la joven rebelde Soledad Barrett o la tenaz fundadora de las Madres de la Plaza de Mayo de Argentina, Esther Ballestrino.

Si bien este artículo está enfocado hacia las responsabilidades del Estado, como ciudadanos paraguayos también debemos cuestionarnos las costumbres machistas reinantes en el Paraguay, e identificar este aspecto como una de los principales causas de tanto desinterés por el bienestar de la mujer paraguaya.

En el día de la imbatible mujer paraguaya recordemos a las gloriosas Residentas y destinadas, pero invoquemos al ímpetu de las obreras textiles del 60 para seguir conquistando derechos, la fortaleza de las Barretts anonimas cada vez que exista alguna injusticia y la fe en un mundo mejor con la que luchó Ballestrino.

 

 

 

24 DE FEBRERO DE 2017

| AFIRMA LÍDER CAMPESINA EN EL DÍA DE LA MUJER PARAGUAYA

“Tenemos que organizarnos para que no nos avasallen”

Por Cinthia López

Hoy, que se conmemora el Día de la Mujer Paraguaya, por sus aportes en la defensa de la patria brindamos un homenaje a Teodora Aguilar (67 años), una gran luchadora, histórica dirigente campesina y defensora de los derechos de las mujeres. Participó activamente en las Ligas Agrarias y fue una de las fundadoras de la Federación Nacional Campesina (FNC), además de la primera mujer en ocupar un cargo en su dirección.

Teodora Aguilar nació en Coronel Oviedo, a los 7 años de edad migró junto a su familia al Departamento de San Pedro, por ese motivo ella se considera una sampedrana. Vive actualmente en Yataity del Norte, distrito del Departamento de San Pedro.

Teodora, una gran lideresa conocida por su carisma y combatividad, hace algunos años tuvo que limitar su participación por razones de salud. Sin embargo, su convicción y compromiso con el cambio social siguen vibrantes.

–¿Cómo comenzó su participación en organizaciones y qué recuerda de su experiencia en las Ligas Agrarias?

–Cuando tenía veinte años empecé a integrar la lucha, a través de las Ligas Agrarias Campesinas. Tenía muchas inquietudes por las injusticias que había, la persecución; nadie podía reunirse entre tres o cuatro personas a conversar entre sí, y las mujeres sique no teníamos luego ni arte ni parte, mbaevete, ni una opinión podían dar. Era la época de la dictadura stronista.

No teníamos ni autoridad sobre nuestra producción ni cómo proceder en eso, sino solamente se hacía lo que permitía el marido, porque así le convencía el patrón al que le dábamos nuestra producción. Recuerdo que yo pensaba cómo esto puede pasar, entonces me puse a leer sobre nuestra historia, qué pasó en el país cuando se independizó, y la sociedad era totalmente diferente, después volvimos a perder nuestra independencia. Mi mamá me contaba lo que pasó durante la Guerra Guasu, porque así se le decía antes a la Guerra de la Triple Alianza, y cómo las mujeres participaron durante la guerra y después en levantar el país. Me dije que nosotras somos tan capaces de cambiar nuestra realidad, sentí que tenía esa fuerza para trabajar por el bien de este país.

De las Ligas Agrarias recuerdo que nos queríamos demasiado, había mucha solidaridad entre nosotros, tanto las mujeres como los hombres nos cuidábamos mucho en la organización. Teníamos un mismo pensamiento, un mismo ideal, el mismo objetivo. Eso es algo muy importante que rescato de esa época, el compañerismo.

–En 1991 se fundó la FNC. ¿Qué ha significado para usted como mujer campesina la militancia en esta organización?

–Fue en la federación donde yo me sentí, donde realmente milité como mujer campesina. Es ahí que como mujeres podemos pensar, debatir, discutir y accionar. Me dio un amplio panorama como mujer. Principalmente una idea muy profunda de lo que somos capaces de hacer. No es como se suele decir que la mujer para la casa nomás sirve. Las acciones nos demostraron que organizadamente muchas cosas podemos lograr las mujeres, tanto como los hombres.

Tras la persecución tan grande a las Ligas Agrarias, mucho tiempo nos seguimos reuniendo silenciosamente porque estaba todo prohibido. Primero organizamos la Conapa (Coordinadora Nacional de Productores Agrícolas), luego vimos mejor y más ampliamente, y discutimos cómo podíamos hacer más grande la organización. Entonces, después de la caída de Stroessner, fundamos la Federación Nacional Campesina en 1991. Recuerdo que en ese congreso había participación de mujeres, pero cuando se eligió la comisión directiva, de los 18 quedó una sola mujer, que era yo, como responsable de la Secretaría de la Mujer. Para mí fue un paso muy importante la fundación de la federación porque muchísima gente empezó a entender qué es lo que pasaba en nuestro país.

En 1994 se realiza la primera movilización organizada por la FNC, la primera marcha campesina con más de 30.000 compañeros y compañeras. Y ahí se vio fuertemente la participación activa y política de las mujeres.

–Ante el aumento de la violencia contra mujeres, jóvenes, niñas y adultas, ¿cuáles le parece que son los desafíos para revertir y transformar esta realidad?

–Es un gran desafío para todos y todas, también para los hombres que quieren a sus familias. Por eso es importante que las mujeres entiendan cada vez más la capacidad que tienen, lo que ellas valen como personas en esta sociedad.

También es importante meterles eso en la cabeza a los jóvenes para que se puedan autovalorar. Ahí está la cuestión, porque si nosotros mismos nos vemos como inútiles, no podemos avanzar. Por eso es tan importante participar en una organización. Yo por ejemplo hace ocho años que por razones de salud tuve que limitar mi militancia, pero hice un esfuerzo para poder estar con mis compañeras y compañeros en la última larga marcha. ¿Por qué? Porque yo siento que tengo esa obligación, esa responsabilidad de hacerme presente. Necesitamos un partido que nos saque de este fango en que estamos. Para salir de este pozo necesitamos la participación política de las mujeres en la organización porque si no nos organizamos, cualquiera viene a avasallarnos. Por eso yo quiero que todas sintamos este Día de la Mujer Paraguaya porque las mujeres paraguayas llevamos en la sangre el amor a la patria. En tiempos de la guerra las mujeres de la ciudad mucho ayudaron en la defensa de la patria, no solo las mujeres campesinas; así también hoy las mujeres del campo y la ciudad, todas, tenemos esa responsabilidad de construir una patria nueva.

-¿Cómo ve la situación actual de las mujeres paraguayas?
En nuestro país, las mujeres y los hombres siguen sufriendo, pero en las mujeres el sufrimiento es mayor porque los problemas recaen más sobre la mujer y es muy fuerte el machismo en Paraguay.

El machismo está muy arraigado, para erradicar es muy difícil. Tampoco es sencillo para las mujeres organizarse, mucho trabajo y muchos obstáculos tenemos que pasar. Para el hombre también es sacrificado, pero tiene más posibilidades, más libertad en cierto sentido. En mi época era muy difícil para una mujer salir sola, hoy eso se superó más, pero hay otros peligros, mucha violencia contra las mujeres, se les mata, se les juega, incluso a las niñas, es muy doloroso lo que está pasando. Y si pensamos de donde proviene ese machismo que se profundiza, nos encontramos que el Estado mismo lo refuerza, es un Estado machista, desde arriba luego viene esa mentalidad y no se castiga como se debería la violencia contra las mujeres, muchas violaciones e incluso asesinatos de mujeres y niñas quedan impunes. Esto es muy peligroso y muy alarmante, porque siempre hubo violencia contra las mujeres, pero ahora mucho más.

 

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