CHILE: La lógica comunitaria y la destrucción de los pueblos indígenas como la antesala a un nuevo ciclo expansivo del capitalismo; el mundo mapuche con el estado colonial

Por Pavel Guiñez Nahuelñir / Resumen Latinoamericano / 29 de octubre de 2015 –

«Gracias a esta injusticia (la destrucción de los indios), América, en lugar de permanecer abandonada a los salvajes, incapaces de progreso, está ocupada hoy por la raza caucásica, la más perfecta. La más inteligente, la más bella y la más progresiva de las que pueblan la tierra»

(Sarmiento, 1962:218)

Uno de los grandes desafíos de los movimientos emancipadores, radica en la capacidad que estos generen de ir dejando atrás las estructuras y lógicas de vida que nos ha legado el capitalismo, es un desafio radical pues implica introducirse en terrenos desconocidos, inseguros, riesgosos, que exigen ir dejando de lado aquellas islas de seguridad en nos enseñan a ir construyendo las relaciones sociales. La cita precedente en ese sentido, resulta bastante útil para reflejar el colonialismo (que implica dominación, verdad absoluta, subordinación, mesianismo) como actitud ante la vida, ante el otro o la otra y que circunda las ideas occidentales para con las sociedades creadas fuera del occidentalismo, pueblos originarios nuestroamericanos en particular, islas de seguridad que son útiles para negar responsabilidades históricas o criminalizar conflictos existentes en el cono sur latinoamericano, tanto entre estados y pueblos originarios, como también útil para alimentar las desconfianzas en los procesos de liberación en que comulgan(mos) necesariamente juntos, izquierdas anticapitalistas y pueblos indígenas/originarios.

Partimos así, porque es menester sentar las bases para descolonizar el pensamiento y eso requiere de una poderosa voluntad autocritica que inicia identificando al peor enemigo: el colonialismo interno. Resulta entonces necesario poner a debatir la identidades y pueblos latinoamericanos fuera de los iluminismos y verdades reveladas propias de quienes comprenden la lucha de clases como un saber petrificado, asumiendo los aportes y roles de los diferentes sujetos de acuerdo a la realidad histórica que convoca a subalternos todos, en la confrontación contra el capital y por la construcción del buen vivir, ideas que emergerán siempre y cuando vayamos ampliando la mirada a un conflicto de carácter histórico que ha trascendido gobiernos, dictaduras, democracias y estados modernos, y que permanece porfiadamente cual primavera, irreductible. Los invasores pensaron que el tiempo y el hambre nos haría sumirnos en el mestizaje y abrazar el desarrollo, como idea y como vida, única puerta al bienestar ofrecido a ambos lados de la cordillera para que los salvajes nos salvásemos de la masacre, pero aquí estamos, continuamos intentando superar al capitalismo y su modelo depredador, individualista, irresponsable y segregador que trajeron los abuelos de los actuales gobernantes a las fértiles tierras del abya yala.

A modo de una rápida síntesis que permita un primer acercamiento a identificar puntos comunes con otras realidades latinoamericanas, a partir del conflicto de los estados chileno-argentino con el pueblo mapuche, podríamos identificar 3 grandes raíces, todas derivadas del modelo político-economico y social impuesto por los colonizadores;

1- Una razon Geografico-Militar: que se remonta aproximadamente al año 1878 por el lado argentino y 1861 por el lado chileno, Estados quienes, desconociendo todo tratado con el pueblo mapuche, realizaron un movimiento militar que consistió básicamente en mover sus líneas de fuego para así conquistar el territorio ocupado hasta entonces, por poblaciones mapuche asentadas y con movimientos estables en un territorio que abarcaba desde el pacifico al atlántico y desde el rio Biobío y rio Negro hasta el estrecho de Magallanes. Dicho territorio fue conquistado a sangre y fuego en una confrontación desigual  impulsada por los actuales Estados Nacionales allende los andes, sus poblaciones masacradas, saqueadas, los niños y niñas robados y esclavizados en las casas de los latifundistas, se multiplicaron las quemas de siembras, sementeras y casas, los robos de joyas de plata, animales y niños fueron pan de cada día, los hombres asesinados o puestos a trabajar en los campos y las mujeres violadas y puestas al servicio de las casas patronales que impulsaron esta ofensiva con un solo objetivo: apropiarse del territorio y sus riquezas.

El movimiento militar consistió en avanzar de mar a cordillera bajo la lógica de “tierra arrasada”,  no dejando nada a su paso de forma tal que los fuertes militares fueron construyendo alrededor de si, campos de refugiados plagados de familias pidiendo algo que comer, algo así como las cruentas imágenes de las crisis migratorias europeas y los bombardeos sionistas en gaza, pero en territorio latinoamericano donde el pueblo mapuche paso de controlar 10 millones de hectáreas antes de la invasión, a tan solo 500 mil hectáreas con posterioridad a ella.

En esa perspectiva no es casual que hoy en un Chile donde el 70% de la población gana menos de $300.000 (algo asi como 4000 pesos argentinos) la proporción en el pueblo mapuche sea de un 90% que ganan menos de $500.000, la política del despojo para someter, el hambre para asimilar estira sus brazos hasta hoy trayendo como consecuencia un historial de despojo que aun habita en la memoria de generaciones vivas que crean y recrean el traumático proceso durante las reuniones familiares:

«Les quemamos a los indios todas las rucas y el trigo que encontramos, lo cual no fue poco. La única guerra posible con estos barbaros, y que da resultados seguros, es la destrucción de sus recursos. Las cosechas perdidas nos prometen paz durable dentro de poco, y quizás los indios pidan la paz antes de invierno».

(El mercurio, Valparaíso, Chile, 11 de febrero de 1861)”

2- Una razón político-económica: que dice relación con la expansión de los límites territoriales para la acumulación de los latifundistas nacionales, únicos favorecidos con la independencia de España. Nacía en Chile (y Argentina) el granero de América a costa de la sangre indígena, orientando su uso una vez anexados, a la producción masiva de granos y bienes provistos por la industrialización y colonización encargada a migrantes extranjeros. El estado se hizo de 9.5 millones de hectáreas que distribuyo a alemanes, italianos, suizos y otros en menor medida que se hicieron del territorio. Quedaron aproximadamente 500 mil hectáreas en manos mapuche, las que concebidas bajo el régimen de propiedad individual y el ánimo siempre expansionista de los colonos, significaron una nueva ola de pérdida de territorio y desposesión a medida que avanzaron los años, esto amparado por la justicia de las armas, su impacto: unos 150 mil há menos hacia 1960.

El territorio, usurpado y apropiado por unas pocas familias, se mantuvo en manos de colonos hasta 1960 aproximadamente, década en que las ideas de reforma agraria y los movimientos revolucionarios se encontraban lo suficientemente avanzados para empezar a consolidar avances en dirección emancipatoria. Sin embargo la contrarrevolución fascista instalada en chile desde 1973 significo un nuevo retroceso a las aspiraciones mapuche. Hacia 1990 solo se contaban en manos mapuche cerca de 360 mil há, las que divididas y parceladas arbitrariamente por la dictadura corrían el serio peligro de desaparecer a manos de los proyectos capitalista en áreas forestales, mineras o energéticas.

Ya hacia el año 2000 y en una supuesta democracia dirigida por el duopolio politico adscrito al bloque en el poder, habían 3 millones de hectáreas en manos de empresas forestales, propiedad de las familias más ricas del país y vinculadas a los actuales escándalos de corrupción y que son dueñas al mismo tiempo de los puertos, carreteras, mineras, y empresas salmoneras y de la pesca industrial, las tierras mapuche ahora apestadas de monocultivos forestales subsidiados por el estado neoliberal a través del decreto 701 (donde el estado les regala 3 de cada 4 árboles plantados a las familias enriquecidas al alero de la dictadura), conflictúan hoy con proyectos mineros, energéticos y salmonicultores que amenazan constantemente el escaso control territorial de las comunidades que aun habitan sus territorios volviendo extremadamente compleja la posibilidad de mantener su modo de vida debido al arreduccionamiento forzado por el modelo, donde además son los pueblos originarios los que representan la mayor proporción respecto a la poblacion chilena en los indicadores de indigencia, desempleo y trabajos precarios, claramente consecuencia del modelo de depredación y saqueo sostenido y auspiciado por el Estado y frente al cual la rebelión del mundo mapuche no solo es comprensible sino que fundamentalmente necesaria.

Tras 20 años de aplicación sistemática de la Ley antiterrorista y la ley de seguridad Interior del Estado (que implica la utilización de testigos sin rostro, testigos de oídas, impedimento de expresarse en el lengua materna, detenciones preventivas que duran años, presiones de las mafias empresariales y políticas, entre otras) y cuya máxima expresión la alcanzo el gobierno anterior de la actual mandataria Michelle Bachelet, asesinando a 5 mapuche, Hoy la estrategia del gobierno ha girado, y la apuesta transita por desarrollar juicios bajo la justicia ordinaria, acusando a las comunidades y sus dirigentes de delitos comunes que buscan sancionar de manera rápida a quienes sean detenidos por usar las materias primas que crecen en el territorio mapuche usurpado y que le interesan a la mediocre industria forestali.

«la política, la industria, la colonización, todos los grandes intereses demandan la anexión de Arauco. La dignidad del país ofendida por los salvajes, la necesidad de ensanchar el territorio, la inmigración, las industrias que deben exportarse allí, todo eso pide la reducción de Arauco. La prensa, las cámaras, el comercio y la opinión de toda la nación entera están conformes con el proyecto de anexión de Arauco»

(el correo del sur 1854; en Herrera, Grez y Loyola, 2002; 84)

3- Una razón filosófico-espiritual: ¿Qué es lo que motiva tanta resistencia de parte de las comunidades? Muchos han sido los intentos por controlar y someter al pueblo mapuche intentando vincularlos al desarrollo económico, fomentando la educación, el emprendimiento y diversas expresiones económicas donde el eje central del problema se ha ubicado en torno a la superacion de la pobreza y en la criminalizacion de la expresiones de protesta, juzgando e inculpando en juicios de dudosa imparcialidad a decenas de comuneros mapucheii, sin embargo el conflicto no radica en las posibilidades de participación en las correas productivas ni en la integración a los mercados para amasar cantidades importantes de dinero y por otro lado, la apuesta represiva ha dado sobradas muestras de ser insuficiente para contener las aspiraciones mapuche. La soberanía negada y usurpada hace menos de 120 años a manos de intereses particulares no ha podido ser borrada de la memoria y por el contrario, emerge como la unica respuesta plausible ante la situación de pobreza y miseria obligada a la que hemos sido arrastrados y de la que nos hemos batido con las herramientas que hemos tenido a mano pues como decían antiguos dirigentes mapuche: “para pensar hay que comer”.

La vida tiene como antesala, la lucha necesaria para hacerla digna, no merece vivirla quien no lucha por hacer de su vida y por la de los demás, un lugar mejor y más digno donde vivir y morir. El choque entre concepciones de vida, tiene la magnitud del horizonte que llevamos grabado en la retina donde el YO colonial confronta abiertamente con el NOSOTROS comunitario, donde la centralidad del ser humano como brújula colonial confronta abiertamente con la centralidad del TODO, donde la parte es eso, una parte que tiene su rol en tanto pertenece a un todo mayor y colabora, como cada parte, en la multitud de equilibrios que compone la vida como complejo orgánico, vivo, solidario y multiforme. La fragilidad de ese equilibrio impele a los pueblos guardianes de la historia a organizarse para restaurarlos todavía hoy, aun cuando aquello signifique sangre, sudor y lágrimas, no necesitamos de estudios que nos digan que los hielos eternos se derriten a una velocidad espantosa, que la sobreexplotación del petróleo tiene graves consecuencias atmosféricas, que la capa de ozono está cada vez más herida, ni que el sol, nacido para abrigarnos, ahora nos daña gracias al acelerado ritmo de vida engendrado por el capitalismo que nos hace basar nuestra vida en un solo verbo: “comprar”, menos aún necesitamos que nos digan que las abejas son vitales para la cadena que sostiene la vida y que su desaparición ligaría inevitablemente nuestra desaparición, ni que los monocultivos resecan la tierra asesinandola, no lo necesitamos porque lo vivimos y sufrimos a diario, porque la tierra nos lo reclama en los días y las noches, porque no podemos dejar a manos de los invasores que actúan como aves carroñeras, el futuro de nuestros hijos e hijas, el espíritu nos obliga a movilizarnos para defender lo que nos queda y sobre ello, proyectar nuestro futuro que no es más que la vida en equilibrioiii, ya sabemos que si no lo hacemos, morimos y solo los cobardes se resignan a su suerte.

«los hombres no nacieron para vivir inútilmente y como los animales selváticos, sin provecho del genero; y una asociación de bárbaros, tan bárbaros como los pampas o los araucanos, no es mas que una horda de fieras que es urgente encadenar o destruir en el interés de la humanidad y en bien de la civilización»

(El mercurio, 1859)

Para ir concluyendo, el territorio mapuche argentino y chileno, altamente productivo y rico en recursos naturales contiene las mayores tasas de pobreza y miseria como resultado de los intereses capitalista enclavados en la exportación de materias primas, la actual cara del saqueo imperialista. Junto a la negación forzada a las prácticas culturales propias como una forma de reducir al enemigo, proceso resguardado, alentado y defendido por las cartas magnas de ambos países y las fuerzas policiales que se anotan decenas de detenidos en juicios parciales y defendidos sin vergüenza alguna por las coaliciones políticas ya vendidas al poder económico transnacionalizado.

El dique de contención de las apuestas transformadoras y anticapitalistas en nuestro continente, no ha sido solo la poca capacidad de incorporar identidades subalternas distintas y con sus lógicas particulares a la del “trabajador” o el “proletario”, sino que también permanentemente ha sido la incapacidad de irnos poniendo de acuerdo con honestidad y franqueza entre nosotros y nosotras mismas, la izquierda por un lado con su pretensión mesiánica y capitalizadora que intenta cooptar antes de comprender y clavar sus banderas antes de entenderse con el otro actuando tal como Colon en 1492, y por otro lado las desconfianzas naturales de los pueblos originarios ante todo lo que se presente desde el mundo occidental pues su sello ha sido imponerse sin dialogar, es deber mancomunado demostrar lo contrario.

A la dominación territorial para explotar las riquezas naturales, le siguió el control de los cuerpos previamente disciplinados por el castigo de la guerra y el hambre para despojarlos ahora de su fuerza de trabajo, ambos componentes esenciales de la dominación neoliberal, hoy ese despojo se complementa con el desarraigo, con el olvido forzado, con el silencio, con las verdades incuestionables del dogmatismo colonialista que lo que no sabe lo inventa, sordo, ciego y cojo, no escucha pero habla, grita y golpea, sin embargo ya olemos su fracaso, se siente su derrota, y el síntoma indesmentible somos nosotros y nosotras, despiertos, seguros y seguras, ya es tiempo que vayamos perdiendo el miedo a juntarnos y a pelear por un mañana decente que legar a los nuestros y enseñarles a los de arriba que nuestra paciencia ya tocó techo, que ya volvimos, que ya somos millones y que solo luchando venceremos.

Pavel Guiñez Nahuelñir.

Mapuche Lafkenche.

Militante Izquierda Libertaria- Chile.

Ngulumapu – Wallmapu.

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