Argentina. Decenas de miles de mujeres confluirán en Mar del Plata Un Encuentro, muchas historias por contar

Resumen Latinoamericano / La Caldera / 09 de Octubre 2015.-

 “Existe algo en los encuentros que se vive desde el cuerpo.
Es allí donde quienes escuchan el llamado a participar se sienten interpeladas.
Ese cuerpo que es historia, ese cuerpo que escultura, ese cuerpo por donde se vive el placer
y  se experimenta  el dolor. 
Ese cuerpo por donde circula el poder. 
Es un cuerpo expropiado para muchas, es una batalla recuperar la decisión sobre el mismo para todas.”
Extracto de “Mujeres que se encuentran”
Muchas de las historias que se cuentan acerca de cómo surgen los encuentros nacionales de mujeres en Argentina parten de distintos puntos y lugares. Uno de ellos es desde Nairobi, África, donde se celebró en 1985 al calor de la necesidad mundial de visibilizar el rol de las mujeres en las sociedades occidentales y sus colonias, el Primer Decenio de la inauguración del programa de políticas por la igualdad de oportunidades para la mujer impulsado por las Naciones Unidas en 1975. El lugar no fue elegido al azar, pues en Kenia en ese momento, como en varios países en la actualidad, se desarrollaba la práctica de la ablación del clítoris, cuyo propósito es evitar que las niñas y mujeres sientan placer, y las ubica en un mero lugar reproductivo. En dicho evento, varias mujeres argentinas participaron y encontraron más motivos para regresar al país y encontrarse.
Otros relatos recuperan el lento proceso que se inicia en 1986 en el primer Encuentro de feministas latinoamericanos y del caribe realizado en Bogotá en 1981. En ese encuentro feminista se decidió la creación del 25 de noviembre como el “Día Latinoamericano de la No Violencia hacia las Mujeres”, hecho de importante significación para el movimiento de mujeres de la región.
Lo cierto es que nuestro primer Encuentro Nacional de Mujeres se dio en la ciudad de Buenos Aires en el centro cultural San Martin el 23 de mayo de 1986. Unas decenas de mujeres se juntaron un día para debatir sobre los problemas más acuciantes y otros no tanto, pero que venían debatiendo de forma aislada y a partir de la participación en otros espacios y partidos políticos.
La característica primaria de este encuentro fue que tanto mujeres de izquierda como conservadoras se dieron cita para debatir temas como la patria potestad compartida, (cuando todavía los varones tenían en su poder –por sobre las madres– las decisiones legales sobre sus hijos e hijas), la aprobación de la ley de divorcio, así como también el cupo femenino en las listas electorales…
Encontrarnos y algo mas… 
 
Muchas historias y debates pasaron desde ese mayo de 1986, muchas mujeres jóvenes, adultas y niñas participaron de estos encuentros cuya forma organizativa es horizontal y democrática.
Lo principal de estos encuentros es cómo las mujeres a lo largo de estos treinta años comenzaron a tomar el espacio público como lugar de reunión y de expresión. Estos encuentros no se dieron sin debates y enfrentamientos fuertes. Hubieron muchas mujeres, y muchas personas que lucharon por hacerse visible en ese mar de gente.
Otros de los principios fundamentales que tienen los encuentros, en especial los talleres, es que son soberanos. Respetando la figura de las coordinadoras y de que alguna persona tome nota, puede tomar la forma que quiera. Puede votar la presencia de algunas personas si así lo desea, como también presentar posturas de minorías y mayorías. Muchas de estas formas que son ahora costumbres, tienen el propósito de fortalecer las dinámicas de debates y de intercambio de opinión desde el lugar del respeto e igualdad. Incluso ante miradas notoriamente conservadoras como en el caso de las mujeres católicas del Opus dei con quienes no hay reconciliación pero si disputa de ideas, no pretendiendo cambiarles su postura, sino tratando de ganar adeptas entre las oyentes de cada taller.
Pero, como veníamos diciendo, el universo de “mujeres” que participa es tan variado como inagotable. Y cada año cambia aún más. Los encuentros son un espacio de disputa y proliferación de ideas creadas de manera colectiva.
Hay quienes salen por primera vez de sus casas, dejando a sus familias. Para el lector o la lectora atenta que ya tiene varios encuentros encima, o varios viajes fuera del hogar esto es algo que tal vez pase desapercibido, pero para quien nunca supo salir de su casa por distintos motivos, es un hecho inolvidable. Los Encuentros son la viva puesta en escena de la toma de conciencia anual que muchas mujeres, lesbianas, trans, travestis y quienes buscan aun una forma de nombrarse y observarse, hacen de manera individual y colectiva. Y nos lleva a la pregunta escondida, ¿hay una sola mujer? ¿Qué significa ser mujer? ¿Por qué se reúnen (reunimos) a debatirlo? ¿Cómo abordar los debates?
Hay múltiples formas de nombrarse por fuera de la genitalidad que se porta. Hay mujeres provenientes de diversos sectores sociales, con posibilidades de profesionalizarse distintas a las mujeres de sectores populares. Hacia el interior de cada una hay quienes afirman su lugar dentro de la maternidad y hay quienes lo rechazan. Hay quienes, autodesplazadas de sus lugares “naturales”, encuentran en los Encuentros a las otras, otrxs, iguales a ellxs. Y comienzan aparecer las equis, las arrobas, y las e, elementos que nacieron y crecieron en el seno de estos Encuentros de Mujeres.
bergoglio
Otro elemento fundamental consiste en que los encuentros son participativos y no resolutivos. Esto conlleva debates hacia el interior, acerca de la necesidad de que sí lo sean, planificando planes de luchas y tareas a seguir, decididas democráticamente entre todas las asistentes. Sin embargo el propósito del Encuentro no es resolver este tipo de iniciativas, sino proporcionar el espacio público y colectivo de discusión democrática acerca de los temas que nos preocupan, y que por vivir en una sociedad patriarcal y capitalista se nos niega la posibilidad de hacerlo por fuera. Pues a pesar de los 30 años de avances y retrocesos, las mujeres seguimos sin ser incluidas en los espacio de dirección y debates políticos. Las ciencias llamadas duras siguen siendo territorio de varones, las direcciones de los partidos tanto del régimen como de las izquierdas siguen priorizando las promociones de varones por sobre las mujeres, ni hablar de otras identidades. Las tareas referidas a los cuidados de la sociedad siguen a cargo de las mujeres, ni hablar de la doble explotación que tenemos que cargar quienes, a pesar de todo, sostenemos el espacio público como campo de batalla.
Consignas, agendas comunes y algunas conclusiones
 
Muchas de las consignas que hoy por hoy se cantan en algunas marchas, o que forman parte de la producción intelectual de algunas universidades, fueron construidas y pensadas desde los encuentros de mujeres. Desde las iniciativas por la patria potestad compartidas, pasando por la ley de cupos, hasta la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, libre, seguro y gratuito, se forjaron en cada taller y Encuentro. En plenarias por fuera del horario de los talleres logramos allá por el 2005 poner en pie esta Campaña que viene luchando por la legalización y despenalización del aborto.
Esto es una clara demostración de cómo los Encuentros son algo más que un fin de semana de charlas. Son el espacio de organización que el movimiento de mujeres de Argentina encontró, y montó para darse las herramientas y tareas que son necesarias. Es a partir de estos espacios democráticos y horizontales donde aprendemos a debatir y confrontar, a proponer y construir, donde se pueden prefigurar nuevas formas de relaciones sociales, en donde se va desarmando el sistema capitalista y patriarcal que rige nuestras vidas.
Este año seguramente la consigna que nos aglutine será la de Ni Una Menos. Esta consigna producto de la indignación social, apareció el pasado 3 de junio y fue un grito desesperado por acabar con la violencia hacia las mujeres.
Pero esta consigna no puede ser un grito solamente. Exigimos, además, señalar a los responsables políticos, tanto al Estado Nacional, provincial como local, de la ausencia de políticas públicas que garanticen la prevención y erradicación de todo tipo de violencia.
El reflejo de implementar políticas de prevención que los gobiernos tuvieron fue “la formación obligatoria en perspectiva de género, derechos de las mujeres y erradicación de la violencia, en todos los ámbitos del Estado Provincial, en todas las escuelas y para aquellas parejas que estén por casarse”. Nada tienen que ver con una política seria de prevención. Es por eso que, mientras las políticas públicas sigan sin escuchar de manera genuina la movilización masiva del pasado 3 de junio, debemos seguir organizándonos desde abajo y de todos lados para acabar con la violencia machista.
Nuestros esfuerzos deben redoblarse, requerimos que cada organización social y espacio político continúe o comience a tomar las políticas de género y la lucha antipatriarcal como transversales a sus propias iniciativas. Que cada cuerpo con intensión revolucionaria se desprenda de los privilegios otorgados por la clase y los genitales que se porta y comiencen a construir una identidad que no oprima, que no niegue, que no encasille. Sólo de esta manera seremos verdaderamente libres.

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