La guerra de Israel contra Al-Aqsa

Stephen Lendman/Resumen Latinoamericano/Counter Punch, 30 de septiembre de 2015 – Los musulmanes llaman al tercer lugar más sagrado del Islam el “Noble Santuario/Al-Haram al-Sharif”. Más de 14 hectáreas que incluyen fuentes, jardines, edificios y cúpulas.

En un extremo se encuentra la mezquita Al-Aqsa. En el centro está la Cúpula de la Roca. Toda el área se considera una mezquita –lugar sagrado para los musulmanes-, libremente profanada por fanáticos sionistas, que invaden inexplicablemente el complejo, protegidos por fuerzas enfurecidas de seguridad israelíes fuertemente armadas.

Creyentes musulmanes volvieron a ser atacados el domingo mediante el disparo de nocivo gas lacrimógeno, balas de acero cubiertas de caucho y granadas paralizadoras, después de días de violencia y caos, causando intencionalmente daño, hiriendo a numerosos palestinos que no amenazaban a nadie.

Orar en Al-Aqsa es peligroso. Israel convirtió prácticamente la mezquita en una zona de “fuego libre”. Ni una palabra de Washington u otras capitales occidentales denunciaron su guerra en un lugar sagrado –la política implacable de un Estado racista-.

El domingo Maan News informó de que fuerzas israelíes volvieron a “invadir el complejo de la mezquita Al-Aqsa” esta vez en “el último día de la fiesta musulmana de Eid al-Adha (Fiesta de Sacrificio), atacando enconadamente a pacíficos creyentes palestinos, aterrorizándolos como muchas veces antes, obligándolos a defenderse con las manos desnudas de soldados y policías fuertemente armados.

Una declaración policial mintió al afirmar que las fuerzas de seguridad fueron atacadas con “piedras y fuegos artificiales”. Estas replicaron utilizando “métodos antidisturbios”. Los palestinos victimizados respondieron después de que los atacaran, no antes.

Los colonos israelíes extremistas fuertemente protegidos entraron provocativamente en el complejo, realizando oraciones –en lugares inapropiados– con el pretexto de celebrar la fiesta judía de los Tabernáculos (Sukkot), un período de siete días que comienza el domingo y no es un período sagrado significativo.

Muchos judíos lo ignoran por completo. Algunos no saben nada o poco al respecto. La política racista israelí lo utilizó provocativamente aterrorizando al mismo tiempo a los fieles musulmanes durante el importante período de Eid al-Adha, impidiendo que oraran en paz.

El jefe del movimiento de creyentes Murabitoun Al-Aqsa, Yousef Mukhaimar, dijo que “la estrategia de Netanyahu está cumpliendo sus promesas a sus partidarios derechistas y extremistas de llegar a demoler Al-Aqsa y construir un templo para ellos en su lugar”.

El dirigente árabe en la Knéset (Parlamento israelí) Ayman Odeh dijo que “para contrarrestar los complots israelíes de dividir la Mezquita Al-Aqsa entre musulmanes y judíos” los ciudadanos árabes de Israel se proponen concurrir masivamente al complejo. “Ahora hay multitudes en la bendita Mezquita Al-Aqsa y esas multitudes aumentarán mañana y al día siguiente en particular”.

“(El objetivo es) arrancar de raíz la idea de dividir Al-Aqsa y sus atrios”, un antiguo objetivo de los fanáticos sionistas, que quieren que un nuevo templo judío reemplace Al-Aqsa, una receta para la guerra santa.

El intolerante Temple Institute tiene planes detallados de un nuevo templo judío. Quiere el control sobre sagrado terreno musulmán.

La antigua política permite oraciones judías solo en el Muro Occidental. Las fuerzas israelíes invaden regularmente Al-Aqsa atacando a los fieles musulmanes, restringiendo o prohibiendo la entrada a otros, dejando que los judíos extremistas recen donde no les corresponde y profanando el tercer lugar más sagrado del islam al hacerlo.

Traducido del inglés por Germán Leyens

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