Euskal Herría. El nombre de “Frente Amplio” no da buen augurio

Por BORROKA GARAIA DA / Resumen Latinoamericano/ 26 de Agosto 2015 .- MANIFESTACIÓN DEL FILTRO, EN MONTEVIDEO, RECORDANDO LA LUCHA DADA EN URUGUAY HACE 21 AÑOS PARA QUE NO EXTRADITEN PRESOS VASCOS.
El pasado lunes como cada año se realizó en Uruguay una movilización en recuerdo de Fernando Morroni y Roberto Facal. Son ya más de dos décadas de impunidad desde la masacre del Filtro.

Fernando y Roberto al igual que miles de uruguayos salieron a la calle para protestar por las posibles extradicciones de refugiados vascos frente a las peticiones del PSOE a la ex-colonia española de Uruguay y se encontraron con las balas de coraceros, granaderos y efectivos de la policía caminera. Dos muertos y decenas de heridos de bala fue el saldo de una operación dantesca que durante horas desató por las calles de Montevideo una represión atroz.

El Frente Amplio de Uruguay fue uno de los partidos que llamó a la protesta. Pero eran otros tiempos. Aun no gobernaba ni estaba en proceso hacia ello. “El 24 de agosto es una fecha desgraciada pero es una fecha para olvidar” fueron las palabras de uno de los dirigentes del Frente Amplio tiempo después. Y eso hicieron, lo olvidaron. El Frente Amplio una vez alcanzado el gobierno se lavó las manos para hacer justicia y las muertes de Morroni y Facal siguen en la mayor de las impunidades. Las familias durante todos estos años han exigido una justicia que nunca se les ha ofrecido. Aunque tampoco es correcto que no hayan hecho nada. Lo que va a las marchas es su policía. Durante los años de gobierno del Frente Amplio, la policía comandada por este partido es la que vigila en todas las esquinas las marchas e introduce policías de paisano en ellas. Lo que no olvidan es a Baltasar Garzón que es invitado a ambientes del Frente Amplio para dar charlas sobre justicia y memoria.

Uruguay, sobre todo gracias a la figura del ex presidente Pepe Mujica tiene mucha credibilidad en la izquierda. Un presidente del Frente Amplio que durante su mandato vivía en la austeridad y siempre es agradable escuchar sus discursos humanistas. Lo que pasa que era un presidente y el FA un partido que también tienen mucha credibilidad para el capital y la derecha. Es lo que tiene tener un cultura de izquierda y llevar a la práctica una política neoliberal. A la izquierda a veces se nos engaña fácil con retórica y encuestas macroeconómicas pero la derecha usa calculadora.

¿Qué ocurriría si Urkullu viviera una vida austera y fuera majo, simpático y bonachón además de a veces parecer un filántropo y otras un filósofo griego?. Pues que igualmente seguiría siendo al final Urkullu. El caso es que los medios del capital no venden a Fidel, Maduro, ni lo hacían con Lenin ni con Argala o cualquier otro u otra, su mas que clara austeridad. Pero con Pepe si lo hacían. ¿A qué se debe?.

Sencillamente porque Pepe, o la dirigencia del Frente Amplio es la mejor carta de presentación del FMI, y de la posibilidad y supuesto éxito de un capitalismo de izquierda amable que no busque acabar con el capitalismo. Ya que gracias al Frente Amplio y Pepe el problema no es el capitalismo, sino las personas. Si los gobernantes son humildes, majos y austeros el capitalismo funciona. Mas o menos lo que nos ha contado siempre la socialdemocracia. Pero el caso es que es una farsa y el Frente Amplio simplemente en el camino dejó de ser de izquierda y abrazó el dogma neoliberal.

Por eso no participan en la marcha de recuerdo de los sucesos del Filtro, por eso siguen impunes los asesinos de Fernando y Roberto y todos los anteriores de la dictadura llamando a una reconciliación nacional calcada a la española de la reforma franquista, por eso el modelo productivo uruguayo está basado en acumular deuda que explotará en las narices de la clase trabajadora, por eso Uruguay se abraza al TISA, por eso la inversión extranjera no hace mas que subir al igual que la dependencia de la nación,. Danilo Astori, Tabaré Vázquez y José Mujica, operadores políticos de los capitales transnacionales que transformaron la matriz productiva del Uruguay.

Como bien decía el ex tupamaro Ricardo Zabalza, en base a los datos del impuesto a la renta recaudado por Impositiva, el Instituto de Economía de la Universidad de la República logró determinar que el 1% de los uruguayos más ricos, unas 23.000 personas, se apropian de la misma parte del ingreso nacional que el 50% más pobre, alrededor de 1:150.000 personas. Ese dato se completa con la noticia de que, en los meses del 2014, las ganancias de los bancos privados ya eran las mayores de los últimos años. También creció la rentabilidad de los negocios de exportación e importación, del “agronegocio”, de la producción de carne vacuna y ovina, la especulación inmobiliaria, el transporte de carga y el turismo. El crecimiento de la economía uruguaya, su desarrollo y el modelo agroexportador, están administrados para enriquecer aún más a los más ricos. A pesar de la imagen de redistribución que vende el gobierno, en la pasada década la concentración del ingreso nacional ha sido la más regresiva e injusta de los últimos cien años.

Esa regresión ha producido un agravamiento de la injusticia social. Veamos un par de datos que convalidan esa afirmación: la Universidad de la República puso en conocimiento del público que la cifra real de niños menores de 6 años que nacían pobres era del 49,2%, casi el doble del 27,3% que contabilizaban los organismos gubernamentales. En los mismos días la prensa se enteró que más de 100.000 jóvenes “ni trabaja ni estudia”, hecho que las estadísticas oficiales pretendían ignorar. Por otra parte, a pesar de los consejos de salarios y de la protección sindical, la mitad de los asalariados se mantiene por debajo de los 16.000 pesos. Al definir la pobreza por una “línea” de ingresos monetarios, que en julio de 2014 se fijó en 9.800 pesos, para el gobierno no son pobres estos asalariados, sin embargo, sus ingresos que no cubren la tercera parte de las necesidades básicas.

La pobreza es un fenómeno cultural y no solamente de ingresos insuficientes: en Uruguay viven bastante más de un millón de pobres, la tercera parte de la población, cuya cultura es una forma empobrecida de pensar y de sentir, marginada de la estructura del conocimiento y la educación, que para sobrevivir emplea códigos muy diferentes a los empleados por quienes están incluidos en la vida del consumo y el escaparate. La pobreza endémica, cuatro o cinco generaciones de uruguayos pobres, es consecuencia irremediable del modo de reproducirse el capital y, en el Uruguay, crece en la misma medida que aumentan las inversiones de las corporaciones transnacionales. La instalación de una fábrica de pasta de celulosa “aumenta en tres o cuatro puntitos el PBI” (al decir de Mujica) pero se alimenta manteniendo salarios bajos, infantilizando la pobreza y dejando a la juventud sin futuro.

Por otra parte, también es cierto que un sector de trabajadores aumentó su consumo y su confort a nivel de la clase media. El progresismo instaló consejos donde se fija el monto del salario por acuerdo entre trabajadores y empresarios con participación del Ministerio de Trabajo. La medida estableció una instancia “institucionalizada” para la lucha salarial, una especie de “lucha permitida” que se tradujo en crecimiento del número de sindicatos y de la cantidad de trabajadores afiliados y que mejoró sensiblemente los ingresos de aproximadamente una tercera parte de los trabajadores uruguayos. Esa transferencia de poder adquisitivo fue un impulso decisivo para la expansión del consumo y, por consiguiente, del crecimiento del PBI en Uruguay. Sin embargo, el bienestar de una parte no puede servir para ocultar la situación real de la gran mayoría de los trabajadores.

La población empobrecida ha sido empujada hacia los barrios que rodean Montevideo, zonas que parecen trasplantadas del África pobre y están cuidadosamente separadas de las zonas donde los ricos viven como en el Primer Mundo. Pese a que la CEPAL y “The Economist” felicitaban al gobierno de José Mujica por sus logros, la brecha entre los más ricos y los más pobres ha tomado dimensiones escandalosas.

¿Crearse una imagen de “presidente más pobre del mundo” y favorecer la concentración de ingreso y de la riqueza?

Más del 10% de los montevideanos vive en asentamientos irregulares. Es una población condenada por el sistema: las élites la identifican como amenaza a su seguridad y le declararon una guerra preventiva. Su existencia pasa a ser la justificación del gasto en las más modernas tecnologías de vigilancia, control y represión. Por acuerdo entre ambos gobiernos, se permitió la intervención de “asesores” de EEUU en la instrucción de los policías y guardias carcelarios del Uruguay. Los “conocimientos” que vienen del apartheid estadounidense se suman a las enseñanzas ya impartidas por la policía israelí, experta en el “control” de la nación palestina. No es de extrañar entonces que se haya vuelto sistemático el abuso y la violencia policial contra los barrios de la periferia, ni que se torture en las cárceles para adolescentes.

El modelo productivo crea marginación y exclusión social que la policía se encarga de controlar reprimiendo. El significado profundo del fenómeno es el abandono de los mecanismos pacíficos para resolver conflictos sociales y la opción por el ejercicio institucional de la violencia. Los partidos políticos permanecen pasivos frente a los torturadores y el “gatillo fácil”. De continuar en ese rumbo, más temprano que tarde, se comenzarán a violar sistemáticamente los derechos humanos.

La actual violencia policial no está desligada de la impunidad que disfrutan los criminales que cometieron delitos de lesa humanidad entre 1968 y 1985. En el Pacto del Club Naval (1984), que permitió el retorno a la vida parlamentaria y electoral, los mandos militares exigieron no ser castigados por sus delitos. La impunidad se volvió el programa político del partido militar y embanderados con ella, transitan esta “democracia” que se les impuso. La firmeza de sus reclamos doblegó la voluntad de las élites e impuso las políticas de olvido y perdón que determinan el clima ideológico actual. La Verdad y la Justicia desaparecieron del debate electoral en la actual campaña; no preocupa a ninguno de los cuatro partidos que compiten por escaños parlamentarios. Dicho contexto ha provocado un retroceso en la investigación y condena judicial de los culpables de delitos de lesa humanidad.

Pese a los recomendaciones internacionales de ser diligentes en las causas de derechos humanos, el gobierno y el Poder Judicial parecen haberse comprometido a encubrir los militares acusados de desapariciones forzosas, asesinatos, violaciones y torturas. Esa impunidad crea un clima subjetivo de doble moral que favorece el resurgimiento del abuso y la violencia policial en los barrios, así como la tortura, vejamenes y persecuciones a los adolescentes privados de su libertad. En esta cuestión es donde la apostasía muestra sus facetas más pervertidas… tal vez se pueda calificar como “debilidad humana” que Mujica, Fernández Huidobro y otros ex-guerrilleros que los acompañan, abandonen las filas de la lucha por el socialismo y se vuelvan operadores de las grandes corporaciones transnacionales; tal vez hasta se pueda comprender que sean indiferente a las condiciones de pobreza en que viven más de la tercer parte de los uruguayos y hayan cruzado la trinchera para firmar acuerdos militares con el Pentágono y tomar whisky con los reyes del imperio como Obama, Soros y Rockefeller; pero excede toda capacidad de compresión lo que los lleva a proteger los torturadores y asesinos del terrorismo de estado, a los que mataron, desaparecieron, violaron y torturaron a sus compañeras y compañeros, a los que ellos mismos habían convocado a dar la vida por la emancipación social.

Por eso aún las familias de Fernando y Roberto siguen pidiendo justicia. Por eso el capital y la socialdemocracia internacional siempre maquillan los datos de Uruguay. Por eso EEUU no teme sino que invita a Uruguay a “sus diálogos” especiales, por eso los medios corporativos no se meten con Uruguay. Porque Pepe, Tabaré y demás representan la “izquierda” del sistema. El revolucionario que finalmente “entra en razón”. En la razón neoliberal.

El caso es que este año ha acudido a la marcha de recuerdo por lo del Filtro mucha mas gente de lo habitual y recientemente tras siete años se realizaba la primera huelga general por los derechos de los trabajadores.

Por eso cuando leo Frente Amplio como supuesto nombre para la unidad del soberanismo de izquierda de nuestro país Euskal Herria me da muy mal augurio y creo que deberíamos escoger otro nombre, quizás por una vez, ser originales.Euskal Herría

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