“El sionismo es el nazismo judío”*

 

 

N.d R.:  Este texto fue escrito en 2006, pero salvo algún nombre propio que ha cambiado con el tiempo, el texto tiene total actualidad.

por Lasse Wilhelmsson, 22 agosto 2014.- La consigna del sionismo “una tierra sin hombres para hombres sin tierra” ha vertebrado la colonización judía de Palestina desde hace más de un siglo. La realización de un “estado judío”, el objetivo del sionismo, presupone una fuerte mayoría de población judía y una limpieza étnica de los que estaban allí desde mucho antes. Israel es por ello una construcción racista. La supremacía judía se asegura mediante una sistema de apartheid constituido sobre la base de leyes, normas administrativas y mandatos religiosos. Al día de hoy todavía, falta en Israel una constitución con fronteras fijadas, lo cual está totalmente en consonancia con las exigencias expansionistas del sionismo.

Una constitución de 1985 y una ley de partidos del año 1992 no acepta ningún partido político que se oponga abiertamente en su programa  a “la existencia del estado de Israel como el estado del pueblo judío”. Israel no es entonces ni siquiera una democracia  para los mismos judíos. La ley de retorno le da a los judíos fuera de Israel el derecho a inmigrar y convertirse en ciudadanos judíos en tanto que a los palestinos expulsados se les niega ese mismo derecho consagrado por la justicia internacional. Esa ley es parte fundamental del sistema de apartheid y convierte a todos los judíos en enemigos potenciales de los palestinos.

El documento de identidad israelí no señala “israelí” como nacionalidad sino “judía”, “árabe”, etcétera. Los ciudadanos no judíos no pueden casarse con judíos dentro de Israel  o gozar del suelo. Muchas aldeas árabes carecen de estatuto legal como áreas habitacionales y con ello no tienen derecho alguno a servicios públicos y generales como energía o agua. Los árabes israelíes no pueden hacer el servicio militar (con contadísimas excepciones),  lo cual conlleva una clara discriminación en el usufructo de derechos sociales, estudios, etcétera.

De la Palestina original hay ahora un 10%, que está ocupada, el resto ha sido totalmente robada. Toda la vida y la actividad palestina ha sido estrangulada, y ahora, desde enero de 2006, con la ayuda de la llamada comunidad internacional existe el empeño en acabar con los palestinos por el hambre y las privaciones. Se trata de una política  genocida, si seguimos la definición de la convención sobre genocidio de la ONU, en la medida en que su objetivo es ‘amenazar destruir total o parcialmente a la población palestina’. Israel viola permanentemente derechos que la ONU asigna a cada pueblo y no existe ningún otro estado en el planeta que haya ignorado tantas resoluciones de la ONU vinculadas con esa cuestión. Israel es un gran poder militar, nuclear. El último ataque sobre El Líbano, así como la amenaza de descargar bombas atómicas sobre Irán ponen al descubierto las ambiciones israelíes de desestabilizar y destruir a los vecinos de su región. No hay que olvidar los ataques anteriores sobre Egipto y El Líbano.

 

La colonización de Palestina sigue su curso en Cisjordania (Gaza ha sido convertida en un gueto). Todo ello siguiendo el plan que Theodor Herzl presentara en su libro El estado de los judíos (1896) que se adoptó cuando el primer congreso sionista, en 1897. Uno de los puntos de partida principales del sionismo es que la asimilación de los judíos no sirve contra el antisemitismo. La “raza” judía es vista como un pueblo con derecho a un estado propio en Palestina, donde está el monte Sion. El objetivo es una utopía socialista; un estado modélico.

El fundamento del sionismo, sin embargo, fue conformado algo antes por Moses Hess, denominado rabino comunista. Fue unos de los primeros socialistas significativos de Alemania, así como uno de los mentores de Karl Marx. Es considerado por los sionistas como el primero y escribió Roma y Jerusalén (1862) que tiempo después Herzl iba a considerar como el libro que decía todo lo que era necesario decir sobre sionismo. En esa obra Hess realza el concepto de “raza” judía, su superiodad así como su carácter de pueblo elegido, en tanto ve a la religión judía como la mejor garantía para la nacionalidad judía.

El proyecto sionista se desarrrolló asimismo a manos de Ber Borochov, marxista, sobre la base de una “concentración territorial” como solución para la cuestión judía. Fundó Poale Zion, un partido sionista marxista que apoyó la revolución rusa de 1917. Uno de sus miembros fue David Ben Gurion –el padre del Estado de Israel– que llegó a Palestina a principios del s. XX.  Ben Gurion se consideraba a sí mismo como un bolchevique y era partidario de la dictadura del proletariado en todos los países salvo en Palestina, donde aplicó directamente la dictadura del sionismo.

Poale Zion se fracturó y la rama socialista con Ben Gurion como líder fue durante largo tiempo la corriente dominante dentro del sionismo. La colonización se hizo en nombre del socialismo y de la cultura de la ilustración occidental. Por eso mismo, se hizo a pasos y con tratativas con los palestinos. La fundación del estado judío iba a esperar. Porque primero había que forjar un ejército capaz de golpear con contundencia (Haganá), que estuviera en condiciones de expulsar a los palestinos, así como crear y defender una buena mayoría de judíos en la mayor parte del territorio palestino. Esta estrategia fue, como sabemos, muy exitosa, así como, más adelante lo fueron los llamados Acuerdos de Oslo, después de los cuales más que se duplicó el número de los asentamientos judíos en Cisjordania.

Una línea minoritaria dentro del sionismo fue la representada por Zeév Jabotinsky, partidaria de la acción inmediata. Fundó en 1925 un partido sionista revisionista que reclamaba la formación de un Gran Israel que abarcara no sólo toda Palestina sino también Transjordania, partes de Siria y El Líbano, y hasta el río Éufrates. En el texto “La muralla de hierro” de 1937 sostiene que todos los nativos incluidos los palestinos están en contra de los colonialistas por lo cual hay que mostrarles con firmeza que toda resistencia es insensata.

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