Tres golpes de pecho y Palestina sigue resistiendo.

POR ILKA OLIVA CORADO, Resumen Latinoamericano, Oremos los hipócritas, los mojigatos, los seres inmundos de doble moral, oremos los holgados, los prejuiciosos, los que son su silencio avalan la perversidad, démonos tres golpes de pecho y pidamos al dios de los farsantes que jamás se diluya nuestra vergonzosa comodidad.

Abramos la Biblia, la Torá y el Corán, repitamos de memoria las letras escritas con falsa honestidad. Finjamos conciencia cuando la causa no perjudique nuestra falsa moral.

Tres golpes de pecho es la solución a los males y a los silencios feudales. Tres golpes de pecho y a continuar, vestidos de santos, de falsos profetas, de mujeres discretas de pureza virginal. Tres golpes de pecho y nos lavamos las manos que los humanos mundanos son bestias de otro corral. Aquí estamos los del halo puros y sagrados que el mal no puede tocar.

Aparentemos omisión, oremos hermanos que la injusticia está lejana y está haciendo arder a Hamas, no nos pronunciemos, que se nos arruga el tacuche , se nos corre el delineador, peor todavía nos ponemos en el aparador, mejor de perfil bajo, calladitos y juiciosos, así la butaca sigue en su lugar, ¿para qué denunciar? Si el problema no es nuestro, están lejos los muertos de la crueldad.

El mundo en silencio elogiando su doble moral y Palestina resiste con la sola honestidad de un pueblo golpeado y olvidado por ésta puritana humanidad.
Vayamos a la iglesia, al templo y a la mezquita, y contemos nuestras cuitas a cualquier ruiseñor, huyamos de cualquier aparador, avancemos sigilosos y escondámonos cautelosos abajo del mostrador, que en silencio y sosegados somos la perfecta sociedad de los vasallos.

Plebeyos del fetichismo nos sobra el cinismo para bien actuar, oremos hermanos con tres golpes de pecho que aunque sea mal trecho, fariseo y artificial, es nuestro más fiel aliado, avaro y rufián.

Palestina resiste y los que hablan de filosofía, de credos y de corrientes, escépticos, doctos y ateos, también son fariseos que no se quieren involucrar, opinar a esta altura y denunciar la tortura, ¡por favor, no es de gente intelectual! Con sus libros en las manos y sus pergaminos en desuso, son unos intrusos, otro golpe de pecho y directo al despacho, elocuentes de la ficción.

Palestina resiste y el mundo aparenta no darse cuenta, gobernantes cobardes son gendarmes de la opresión, voltear la mirada e inventarse otra pena para llamar la atención, ilusión pasajera: no son sus niños, no son sus mujeres, no son sus raíces, no son sus semillas, es otra la tierra, otra la frontera y la misma perversidad, es distinta la astucia, la misma deshumanidad.

Son pocos los insolentes que se atreven a denunciar, a ellos: ¡mandarlos a la hoguera por insubordinados! Y oremos hermanos por nuestra virtud de sumisos y de obediencia descarada, y mientras en Palestina son llamaradas de un genocidio permitido, por nosotros aplaudido, no olvidemos si es que tenemos memoria que, también nuestro suelo tiene una historia y lo enlutó la escoria que nos silenció.

Despertar del letargo y hacer caso omiso a los macizos de doble moral, irrespetar las vestiduras de los verdugos la verdad, subirse al escaparate y con todo y mecate hablar de lo que es inmoral: solapar la violencia, festejar la matanza y hacer alabanzas a tanta crueldad.

Aviesa la ingratitud parece virtud de los mezquinos, esos puros, castos y recatados que piensan que callados la van a librar, que esperen parados que su turno ha de llegar. Aquí las bajezas aunque parezcan proezas en este mundo al revés, ya están anotadas y enfiladas las van a cobrar.

Y como diría el excelso e indómito Ernesto Che Guevara: “no creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros que es lo más importante.”

Para mientras, oremos hermanos con tres golpes de pecho porque arrieros somos y en cualquier instante podremos ser (nuevamente) Palestina, y ahí sí le veremos la cara al dolor del genocidio que otros como lo estamos haciendo nosotros hoy, lo negarán.

 

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