Argentina. ¿Será inevitable que sólo la derecha saque partido de esta pandemia?

Por Jorge Falcone, Resumen Latinoamericano, 1 julio 2020.-

“La peste y la propaganda que la acompaña transforman a ‘los otros’ en potenciales enemigos y no en los socios de la aventura humana de vivir. El miedo, no la felicidad, pasa a ser un núcleo vital de nuestra existencia”.
Roberto Cirilo Perdía.

COVID 19: Un enemigo no tan invisible

Como han venido pronosticando lxs epidemiólogxs, el crudo invierno favorece que la peste que desembarcó por aire de la mano del turismo más acaudalado del país se expanda desafiando todo tipo de controles, y castigando con particular rigor a las zonas más vulnerables del AMBA. A 46 años de la partida del Presidente Perón, varios distritos del partido bonaerense que lleva ese nombre acusan casos de contagio: Comenzando esta semana cerró preventivamente el municipio de Guernica al detectarse un caso positivo entre su personal, lo propio ocurre en Villa Numancia y el Barrio San Roque. En el frigorífico La Huella (dependiente del Grupo Penta) también apareció infectado un trabajador del turno noche. Y el Equipo de Curas de Villas y Barrios Populares de Capital y Provincia acaba de pronunciarse reclamando ante la emergencia un servicio estable de ambulancias que complemente al existente, ya que este siempre llega cuando la situación se ha tornado irreversible.

Desde fines de 2019, cuando el coronavirus hizo su aparición en la localidad china de Wuhan, se han barajado diversas hipótesis acerca de su origen. Las más ideologizadas sostienen que se trataría de un virus de laboratorio creado en los EEUU a los efectos de avanzar varios casilleros en la guerra comercial que ese país sostiene actualmente con el gigante asiático.

Oportunamente, tal perspectiva fue apuntalada desde los medios en base a acusaciones de un alto diplomático chino.

Desde un ángulo más sistémico, la explicación se concentra en señalar al paradigma de la modernidad y su utopía de un desarrollo ilimitado, que en un desmesurado afán productivista extiende dramáticamente las fronteras agropecuarias generando – mediante desforestaciones masivas – la migración de especies animales silvestres que hasta ahora no convivían con humanos, muchas de las cuales funcionan como huéspedes inmunes de ciertas cepas virales que, en contacto con la gente, desplegarían un potencial de contagio letal.

Si bien la primera es una hipótesis altamente verosímil, la segunda es categóricamente constatable, y en diversas latitudes del globo sobran ejemplos para probarla. Sin ir más lejos, en el reciente lanzamiento del Pacto Ecosocial, Económico e Intercultural, donde se abogó por hablar de terricidio (como reclama el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir) más que de antropoceno, y que reunió a importantes estudiosxs de la crisis civilizatoria – como la argentina Maristella Svampa, el brasileño Rudrigo Rafael, el colombiano Arturo Escobar, la ecuatoriana Patricia Walinga, la mejicana Mina Navarro, o el nigeriano Nnimmo Bassey -, la referente feminista y socioambiental hindú Vandana Shiva se refirió al tema expresando que “hemos roto nuestro pacto con la tierra: Las epidemias han sido causadas por nuestra invasión a los bosques”. Y terminó su intervención reclamando a los movimientos sociales del mundo propender a una “Democracia de la Tierra”.

El imperativo de transformar el sentido común imperante y construir una nueva hegemonía.

Numerosxs politólogos – incluso algunxs pertenecientes al propio movimiento – consideran que el peronismo ha cumplido su ciclo histórico.
Visto que en la década del 90 este adoptó una filosofía neoliberal, y en la primera del 2000 una neodesarrollista, ya para “vender las joyas de la abuela” como para ampliar algunos derechos enarbolando un discurso épico digno de una Segunda Independencia, este cronista humildemente considera – como lo ha expresado en incontables ocasiones – que hoy su potencial transformador reside más en los aportes programáticos de su clase trabajadora en resistencia que en la desactualizada doctrina original.

El celebrado triunfo de la coalición panperonista que encabeza Alberto Fernández, a ojos vista tuvo más que ver con la derrota de la depredadora ceocracia macrista que con la plena confianza en un porvenir de cambios profundos. Cierto es que la irrupción de la pandemia, si alguna vez tuvo pretensiones de ir más lejos, dejó al Ejecutivo con la pólvora mojada. Pero si partiéramos de revisar la perspectiva enunciada en aquel encomiable discurso de asunción pronunciado ante el Congreso Nacional, seguramente salten de inmediato no menos de un par de importantes afirmaciones hasta la fecha incumplidas. Por ejemplo, la de gobernar con las 24 provincias, y la de estar abierto al reclamo popular en caso de que hiciera falta corregir el rumbo escogido.

En el primer caso, un presidente porteño que en entrevista al Diario Perfil afirma “pensar con cabeza socialdemócrata”, hoy gobierna a todas luces de espalda a la flagrante represión desatada contra los sectores sociales más empobrecidos allende la Avenida General Paz, o sea, en la Argentina Profunda. Para más dato, una de las correcciones practicadas para enmendar el desprolijo anuncio de “rescate” estatal de la empresa Vicentin SAIC fue la inclusión en su intervención de alguna representación del gobierno santafesino… ¡Vaya pedazo de omisión!

En el segundo caso – y a propósito de lo anterior -, correspondería que el gobierno tomara nota de que comienzan a alzarse numerosas voces en apoyo a la expropiación de dicha cerealera: Circula profusamente en las redes una “Carta del campo popular a nuestra dirigencia” suscripta por numerosas firmas del espectro kirchnerista menos condescendiente que, además de plegarse al mencionado reclamo, exige – entre otras cosas – efectivizar el impuesto a las grandes fortunas, implementar un salario universal, nacionalizar los puertos, investigar la deuda y recuperar el monto de los pagos ilegales, y expulsar del país a cualquier base militar extranjera. Mayor difusión aún ha tenido el pronunciamiento que, bajo el título “Control estatal de Vicentin. Un camino para resolver el hambre”, firman numerosas organizaciones sociales, entidades gremiales y empresarias del campo nacional-popular (UTEP, CTEP, CTA – A, MNER, Federación Nacional de Inquilinos, etc.) insospechadas de poner “palos en la rueda” al oficialismo, y nucleadas dentro del denominado “Manifiesto por la soberanía, el trabajo y la producción”.

En sintonía con la necesidad de expropiar Vicentin, pero desde una perspectiva mucho más distante del oficialismo, y conmemorando el 18° aniversario de la Masacre de Avellaneda, numerosas organizaciones que vienen desplegando una capacidad de movilización capaz de sorprender a cualquier desprevenido que no siga de cerca su crecimiento, respaldaron el contundente documento leído en el Puente Pueyrredón, en el que, además de exigir el juicio y castigo a los responsables políticos del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki (algunos en la función pública, como Felipe Solá y Aníbal Fernández), se  pidió por el cese del gatillo fácil y la criminalización de la protesta social; la aparición con vida de todas las mujeres secuestradas en las redes de trata y Justicia para todas las víctimas de la violencia machista; y por trabajo genuino, cese de la precarización laboral, el hambre y la represión. Ante tales demandas, resulta ineludible preguntarse si en la Casa Rosada seguirá habiendo disposición de escucha.

Por lo pronto, desde el pensamiento crítico se impone manifestar que, cuando la palabra expropiación suena a cataclismo, es señal de que dentro del capitalismo no hay margen de cambio posible.

De tal modo que en estas horas el oficialismo oscila entre atender a la ínfima masa crítica capaz de montar un “banderazo” en pos de la “libertad perdida”, y la amplia franja de argentinxs que viene respondiendo disciplinadamente a la emergencia sanitaria… sin resignar su convicción de que esta oportunidad histórica exige  mucho más que sostener una cuarentena exitosa.

Como alguna vez escribiera desde la cárcel a su compañera de vida el poeta revolucionario turco Nazim Hikmet, “nos pasa lo que hoy pasa en nuestro mundo”. Y este continúa debatiéndose entre concentración económica y control social o  solidaridad y conciencia ambiental.-

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