México. Una reacción apátrida y criminal

Por Gerardo Fernández Casanova, Resumen Latinoamericano, 23 junio 2020.-

No es algo que nos caiga de sorpresa. Desde la campaña del 2006 en estas líneas advertíamos que la derecha haría todo lo necesario para truncar el proyecto alternativo postulado por López Obrador, incluso que si se le llegara a reconocer el triunfo, será objeto del más despiadado ataque para asegurar el fracaso de su gobierno, con el avieso objetivo de vacunar a la población contra aventuras transformadoras. Lograron pararlo por la vía de un fraude electoral sin precedente y pretendieron borrarlo del mapa. El espurio Calderón sacó al ejército a la calle, no para combatir al crimen, sino para amedrentar a una población peligrosamente encabronada, desoyendo la conseja de sus asesores a Napoleón: “Sire: las bayonetas son útiles para muchas cosas menos la de sentarse en ellas”.

Para 2012 no podría repetirse el mismo esquema de fraude, se cambió por el del exceso de dinero de dudosa procedencia para comprar votos a rajatabla, infringiendo cínicamente la legislación aplicable y con la vergonzosa complacencia o complicidad del entonces Instituto Federal Electoral y del Tribunal Electoral de la Federación. También se intentó darlo por muerto.

Ambos gobiernos espurios recrudecieron la abyecta sumisión del estado al gran capital internacional y a sus esbirros autóctonos. Ello acumuló agravio tras agravio a la población en todos los órdenes, desmantelando los servicios primordiales, educación y salud, destruyendo los pilares estratégicos de la economía nacional, petróleo y electricidad, y entregando al extranjero la explotación de los recursos naturales. Así se colmó el vaso y en las elecciones del 18, la gente se volcó a las urnas para sacar adelante el proyecto transformador y lo logró con abrumadora mayoría, superior a la reconocida dada la naturaleza fraudulenta de los operadores políticos de PRI, PAN y PRD. Su ADN, pa´que suene.

Vendría el plan B, la desestabilización. El Presidente López Obrador se presentó con una actividad de bajo perfil, enarbolando su propuesta esencial en el combate a la corrupción y la impunidad que, siendo de muy profundo calado, no daba lugar a la confrontación directa, aunque poco a poco fue pisando dolorosos callos de los barones del capital, principalmente por la eliminación de canonjías fiscales y regulatorias. En la obra pública se contrató a precios reales, menores en más de 50% de los realizados en las anteriores administraciones, muy aplicadas al contratismo de cuates y moches.

Mientras, mantenía una relación graciosa con los organismos empresariales, que lo supusieron débil; confundieron la invitación a invertir como algo que les permitiera hacer chantaje y presionar para retornar al modelito de las componendas y los privilegios. La prensa tradicional fue soltándose la melena y comenzó a tomar posiciones cada vez más agresivas e irreverentes, entre otras cosas por el drástico desplazamiento registrado en la contratación de publicidad gubernamental, por un lado, y por su remplazo por la comunicación personal y directa del Presidente con la población, mediante sus conferencias diarias y su frecuentes giras por el país con asambleas informativas con presencia masiva de público interesado.

Así las cosas y ante la cercanía del proceso electoral de medio sexenio, la cloaca se destapó y por diversos puntos surgen expresiones de repudio al nuevo régimen, incluso con afanes golpistas de derrocamiento. Todo al más puro estilo observado en los países latinoamericanos que se alinearon en una expresión progresista e independiente. Nada nuevo, pues. El propio Presidente ha conminado a sus seguidores a no replicar tales manifestaciones escuálidas, precisamente para no hacerles el caldo gordo, lo que no significa cruzarse de brazos y dejar pasar, sino aplicarse al cierre de filas en torno al proyecto desde la organización y la concientización en la base.

Lo importante, vital diría yo, es llegar muy fortalecidos al proceso electoral de año próximo, de manera de aumentar la mayoría en las cámaras y buscar ganar todas las gubernaturas y posiciones en juego en dichos comicios. El fenómeno AMLO tiene mucha cuerda para lograrlo.

Como sucede en todos los casos de elecciones, está en juego el proyecto de país: seguir avanzando en la transformación o regresar al régimen de destrucción del país. La alternativa es muy clara; hay que consolidarla a como dé lugar.

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