Honduras.Sobrevivir al agresor y a la pandemia

Por Vienna Herrera, Resumen Latinoamericano, 29 Mayo 2020

La pandemia por COVID-19 que confinó al país desde el 17 de marzo, encerró también a muchas mujeres con sus agresores. Analistas señalan que las conductas violentas de muchos hombres incrementaron por el aislamiento y aunque aumentaron las denuncias por violencia doméstica en el Sistema Nacional de Emergencia 911, solo el 13 % llegó a tribunales y fue declarado con lugar durante la cuarentena.

Entre marzo y abril, la línea 911 recibió 15 996 llamadas de denuncias por violencia doméstica en Honduras. De estas llamadas, solo 651 llegaron al Ministerio Público y apenas 125 tuvieron sentencia en los tribunales. Las denuncias en el 911 aumentaron en un 20%, según informó esta unidad a la primera dama, Ana García de Hernández. Sin embargo, este mecanismo no logra responder a todas las afectadas.

Un ejemplo es el caso de Alejandra, una mujer atendida por la organización Foro de Mujeres por la Vida, cuya historia forma parte del boletín Violencia Doméstica en Cuarentena. A Alejandra se le negó la atención  por un fallo en el sistema eléctrico en la Primera Estación de Policía de San Pedro Sula. La organización, de manera posterior, hizo una llamada al 911, y dos horas después se presentaron agentes a su hogar proponiéndole la conciliación.

«Luego de una semana de haberse realizado la denuncia no se interpusieron medidas de seguridad para proteger a las víctimas y alejar al agresor de su hogar. Según la Fiscalía de turno, Alejandra y sus hijos deben esperar una nueva agresión para poder sacar a su victimario de la casa», explica el boletín del Foro de Mujeres por la Vida, en el cual el caso está documentado.

Este tipo de situaciones se presentan también en las postas policiales de Tegucigalpa, según el Centro de Derechos de Mujeres (CDM). Esta organización asegura que conoce de varios casos en que los que agentes policiales buscan conciliar al momento de la detención y también utilizan la excusa de la pandemia para no atender a las mujeres. «Eso es totalmente fuera del proceso porque la Ley contra la violencia doméstica dice que no se puede hacer conciliación en estos casos, lo que deben hacer los policías es una investigación y garantizar que serán llevados a los juzgados», señala Helen Ocampo, del Observatorio de Derechos Humanos de las Mujeres del CDM.

La violencia 24 horas al día

De acuerdo con Miriam Fonseca, psicóloga de la Pastoral Social Cáritas en San Pedro Sula, la violencia doméstica siempre ha existido porque vivimos en una sociedad patriarcal, pero «el confinamiento hace que tenga a ese agresor encima y se va volviendo un cuentagotas que se va acelerando con la convivencia y el ejercicio desigual del poder. El hombre siente que tiene el control y debe someter a la mujer y lógicamente desencadena episodios de violencia».

Juliette Tinoco, fiscal delegada del Módulo de Atención Integral Especializada (MAIE) del Ministerio Público en San Pedro Sula, concuerda en que las cifras se elevaron por el encierro. «La mujer queda expuesta en el hogar, sola, con sus hijos. Yo atendí a una mujer que me dijo: “abogada, yo prefiero que mi esposo esté trabajando, me hostiga día y noche, ya no lo soporto”». Para Tinoco se debe motivar a las mujeres a denunciar, aunque sea vía teléfono, pero además se debe actuar de forma responsable para proteger los derechos de las mujeres en cualquier lugar y en cualquier momento. Es necesario entender las dificultades que tienen las mujeres para movilizarse durante la cuarentena.

El Ministerio Público señala que detuvieron en flagrancia a 184 agresores y se decretaron 125 sentencias condenatorias por violencia doméstica, cuya resolución exige a los agresores hacer trabajo comunitario y recibir consejería familiar. «La convivencia obligada con algunos perpetradores de violencia contra las mujeres durante el toque de queda, limita que las mujeres interpongan sus denuncias ante las instancias correspondientes. Adicionalmente existe desconocimiento de la ciudadanía sobre los lugares y mecanismos para denunciar los casos de violencia contra las mujeres durante el Estado de Excepción», señala un documento de Naciones Unidas Honduras.

Por su parte, Ocampo señala que el Estado debería establecer medidas distintas para atender a las mujeres víctimas de violencia, porque la línea 911 no es suficiente. «Sabíamos que esas medidas no funcionaban antes y en este contexto donde las mujeres ni siquiera pueden salir de sus casas o si salen a poner la denuncia pueden ser detenidas por salir de sus viviendas, menos están funcionando», añade.

Los registros del CDM contabilizan que en los últimos 10 años el Ministerio Público estaba recibiendo 56 denuncias diarias. En promedio, durante la cuarentena, recibieron apenas 10 al día. «Eso demuestra que el Estado no está respondiendo y que la violencia está quedando otra vez en el silencio, en las casas, Con la excusa del coronavirus no se está priorizando atender a estas mujeres», añade Ocampo. Esto a pesar de que la Secretaría de Seguridad publicó el 8 de marzo el oficio DGPN-DNPSC-DEG No. 0053- 2020 en el que ordena a los agentes a que presten atención a las denuncias por violencia doméstica. «La no atención a la misma podría considerarse negligencia que podría terminar con la pérdida de una vida humana», dice el oficio enviado por la comisionada Sulma Selena Reyes Amaya, jefa de la División de Equidad de Género de la Policía Nacional.

Hasta el momento, el Observatorio de Derechos Humanos de las Mujeres del CDM a través del monitoreo de medios de comunicación escritos y digitales registró 26 femicidios desde la entrada en vigencia del toque queda. La falta de atención a las denuncias por violencia doméstica, en muchas ocasiones termina en femicidios.

Refugio en cuarentena

La situación de violencia doméstica a nivel mundial se agravó. Es por ello que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió a los Estados fortalecer sus respuestas a la violencia de género en el contexto de confinamiento y aislamiento social. Entre las recomendaciones se encuentra «crear mecanismos alternativos de denuncias, la ampliación de la oferta de refugios para víctimas de violencia doméstica y el fortalecimiento de la capacidad de agentes de seguridad y actores de justicia para ofrecer respuestas oportunas en el contexto de la pandemia».

Uno de los mayores problemas de Honduras para atender con eficiencia la violencia doméstica es la falta de refugios para mujeres víctimas. Actualmente en el país existen 7 centros ubicados en Tegucigalpa, Santa Rosa de Copán, La Ceiba, San Pedro Sula, La Esperanza, Choluteca y Puerto Cortés. Todos nacen de iniciativas privadas, fundaciones u organizaciones no gubernamentales.

Sin embargo, la diputada por el Partido Innovación y Unidad (PINU) Doris Gutiérrez, denunció que no se les dio un salvoconducto a las defensoras de mujeres en casas refugios para poder circular durante el estado de sitio por la emergencia. «Directamente desde el Congreso Nacional no hemos hecho nada sobre el incremento de las denuncias por violencia doméstica durante la cuarentena», añadió, a la vez que dijo que ninguna iniciativa presentada en las sesiones virtuales ha dado respuesta a las mujeres víctimas de violencia.

Sobre esto, la diputada nacionalista y coordinadora de Comisión de Equidad de Género del Congreso Nacional, Sara Medina, durante un foro virtual realizado por el Instituto Holandés para la Democracia Multipartidista (NIMD, por sus siglas en inglés) señaló que la Comisión no tiene mora legislativa.

«Se está trabajando en elaborar un solo dictamen que reúna tres propuestas en el tema de violencia doméstica, violencia política y violencia callejera. Aunque en este momento yo siento que la prioridad es la Ley de las Trabajadoras Domésticas, asegurar que las transferencias municipales incluyan a las Oficinas Municipales de la Mujer y el tema de las casas refugio».

Para Helen Ocampo del CDM, la única forma en que se mejoren las condiciones de las mujeres víctimas de violencia, durante la pandemia, es priorizando la atención en los Juzgados de Paz, y que las autoridades entiendan que es importante evitar que las mujeres mueran de coronavirus, pero hay una incongruencia cuando al mismo tiempo no se está evitando que mueran por un femicidio.

Fuente: Contracorriente

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