México. El ensayo en la política

Por Gerardo Fernández Casanova, Resumen Latinoamericano, 23 mayo 2020.-

El pasado 16 de mayo el Presidente López Obrador hizo público, vía redes sociales, lo que llamó un ensayo sobre la política económica post pandemia de covid 19. El documento es de importancia superlativa puesto que se trata de la política económica post neoliberalismo. De acuerdo con López Obrador, el neoliberalismo ya acabó de ser finiquitado y la pandemia ha jugado el papel de sepulturera. De alguna manera existe un consenso global en tal sentido. La aportación peculiar del autor (AMLO) es la relativa a la forma de concebir e instrumentar una política económica diferente que sea eficaz en la consecución de su objetivo central: la felicidad y el bienestar de la humanidad, a lo que ha denominado humanismo.

El documento es un ensayo literario, que se define como un texto en el que se exponen ideas y pensamientos cuyo objetivo es la reflexión en el ámbito del conocimiento, en este caso particularmente el de la tarea de la conducción política. Esto resulta de especial interés en un mundo en que las recetas han perdido toda validez y que no han encontrado un remplazo válido. Es más, lo que ha fallecido es el mundo operado por las recetas universales, propias de la globalización neoliberal. Ahora procede un sistema en el que cada país deba diseñar su propio recetario de uso exclusivo, en resurrección del concepto de la soberanía y de la obligación de los estados de trazar su propia vía a la felicidad y el bienestar. Me viene a la mente la recomendación de Simón Rodríguez a su discípulo Simón Bolívar: “o inventamos o erramos” para significar que no había una fórmula probada para construir a la o las naciones recién emancipadas del yugo imperial español; finalmente el fracaso de Bolívar fue el triunfo de los que asumieron acríticamente el modelo liberal norteamericano, México incluido.

La propuesta de López Obrador que, por cierto, es añeja en su discurso, es muy simple pero de mucha profundidad y trascendencia: “por el bien de todos, primero los pobres”. En el momento concreto en que enfrentamos las crisis sanitaria y económica, la tesis significa que el estado rescate la economía popular y que los poderosos se rescaten por su propia fuerza. Se dice fácil pero es un vuelco de 180 grados (no de 360 como gusta a los gatopardistas) en la forma de enfrentar la pérdida de la actividad económica.

Para efectos de claridad del concepto es necesario recordar cómo dictaba la receta neoliberal: rescata a bancos y empresas para que generen y acumulen riqueza, que de ahí goteará hacia abajo. Así se ha hecho en todo el mundo y así es el resultado universal: la más ominosa concentración de la riqueza en la historia de la humanidad. Eso ya no puede repetirse; el mundo entero lo rechaza de mil maneras. Se decía que esa era la única opción y que habría que aceptar el trago amargo: nunca se pensó en el pueblo como opción y actor de la economía; sólo fuimos receptores de decisiones y consumidores de engaños y chatarras. Hoy los pueblos estamos tomando la iniciativa y nos convertimos en la única opción: buscamos un mundo justo y satisfactorio que haga factible el sueño de la felicidad.

Esto que está moviendo al mundo, comenzó a hacerse realidad en México en julio de 2018, muy afortunadamente por una abrumadora votación, y está en el meollo de la transformación postulada por el nuevo régimen, para la justicia y la paz, para buscar la felicidad. Es claro que no a todos les interesa cambiar, para algunos significa perder su estatus y sus lujos; prefieren un rescate por el gobierno que asumir el riesgo de perder, inherente a todo emprendimiento; si todo fuera ganar no sería necesario tener empresarios, cualquiera podría remplazarlos. Los que así quieren seguir en sus burbujas de protección, nunca van a aceptar lo contrario y se mueven como gato boca arriba para frenar al Presidente López Obrador. Incluso apelan a la ruindad de sus peores esbirros para denostar a quienes están al frente de la lucha contra la pandemia y que la están llevando con mejores resultados. No parece que sean mexicanos quienes así vienen actuando, más se asemejan a un plan de quintacolumna en una guerra híbrida.

De todos modos el proyecto transformador marcha, la derrama económica destinada a los que menos tienen alcanza cifras sin precedente, arriba de cien mil millones de pesos cada mes.

Sonríe. Vamos a ganar (in memoriam Chaneca)

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