Argentina. Único Plan de Gobierno: Aislamiento, control, y pago de la deuda ilegítima /El pueblo no come alcohol en gel

Por Jorge Falcone*, Resumen Latinoamericano, 24 abril 2020


“Las ciudades hijas de la modernidad capitalista están diseñadas para enriquecer a las élites en cada crisis, para desaparecer a los más vulnerables y dejar en casa, inmóvil, a una clase media asustadiza y cómoda, que no hace otra cosa que consumir información de pánico y gastar su poco dinero guardado como si fuera el fin del mundo. El fin del mundo comenzó con el triunfo del capitalismo y su complejo sistema de destrucción de la vida y los elementos naturales que sostienen el planeta. No sólo tenemos una emergencia sanitaria, tenemos una emergencia climática, de escasez de agua, de refugiados víctimas de la guerra en medio oriente, del narcotráfico en Latinoamérica y refugiados ambientales por la destrucción de sus ecosistemas de vida, tenemos un incremento exponencial de femicidios en todos los continentes y una corrupción cada vez más descarada en todos los niveles de gobierno; la crisis es sistémica y la solución lo debe ser igual”.

EZLN, “OTRO MUNDO ES POSIBLE: No basta con lavarnos las manos y ponernos una mascarilla, tenemos que construir otros mundos”.

Aún está por verse quién sacará mayor partido de este impasse global
Cualquiera que haya seguido las notas de este cronista, particularmente entre diciembre de 2019 y marzo del corriente, podrá atestiguar que – viniendo de la larga noche macrista – reflejaron no pocas expectativas en las promesas del nuevo gobierno, estimuladas por el discurso del Presidente en su acto de asunción.
A la fecha, quien escribe estas líneas no tiene la menor sombra de duda acerca de que, más allá de las bravatas retóricas dirigidas al empresariado rapaz, los mimos dedicados a la clase media por Cadena Nacional, o los simpáticos tweets del primer mandatario como aquel en que autorizó al hijo de Marley a comer más golosinas que las que le impone su padre, seguimos transitando sin novedad la democracia de baja intensidad pactada en 1983 entre los genocidas y la clase política, y administrada por un Estado Colonial.
En el mundo orwelliano que la pandemia impone, mientras los ELLOS – Oesterhelddixit – refuerzan nuestro aislamiento con la complicidad de vecinos botones y su control vía Big Data detectando y allanando a potenciales agitadores (a ese respecto, el filósofo surcoreano Byung – Chul Han opina que “vivimos en un feudalismo digital. Los señores feudales digitales como Facebook nos dan la tierra y dicen: ustedes la reciben gratis, ahora árenla. ¡Y la aramos a lo loco! Al final, vienen los señores y se llevan la cosecha. Así es como se explota y vigila la totalidad de la comunicación. Es un sistema extremadamente eficiente. No existe la protesta porque se explota la libertad en sí misma”), mientras recortan salarios y cesantean a lxs únicxs productores/as de riqueza sometidxs a labores presenciales, muchxs de NOSOTRXS capitalizamos la coyuntura revisando el sistema – mundo que nos trajo hasta esta hecatombe y apostamos por una nueva conciencia planetaria integral, lo que suma a la histórica causa de la Justicia Social atender a la desaceleración de la economía que tan visionariamente  plantearon lxs decrecentistas (http://www.protectora.org.ar/economia-y-finanzas/decrecentismo-tener-menos-para-ser-mas/11973/), repensar la distribución demográfica que concentra a la mayor parte de nuestras poblaciones en grandes centros urbanos vaciando las periferias, y abogar por un mayor respeto a la bio diversidad, entre tantas otras asignaturas pendientes de la humanidad.
Ante semejante panorama, viene a la memoria la remanida cuan retrógrada frase “la letra con sangre entra”, ya que cabe interrogarse si acaso la ética es hija del miedo, porque si bien en el Norte Global sobreviven voluntades empeñadas en  sostener un mundo unipolar, una cosa es el poderío que aún detentan, y muy otra la hegemonía de la que ya carecen, toda vez que – al decir de Gramsci – esta debe ser cultural.

La falacia oficial de no pagar la deuda
A contrapelo de su simulación soberanista, y en plena pandemia, el gobierno nacional – que no atina a imponerse contra las grandes fortunas improductivas de nuestro país – sigue destinando recursos a pagar la deuda. El Licenciado en Administración y Finanzas Héctor Giuliano estima que desde diciembre pasado ya se habrían desembolsado más de 5000 millones de dólares tan sólo del Tesoro Nacional, sin contar  con lo abonado por el Banco Central y las provincias, que lo hacen por otras vías, gesto que denuncia como la anomalía de avenirse al criterio impuesto por los acreedores de “pagar mientras se negocia”.
Aunque una amplia franja del campo popular e intelectuales de gran valía así lo exigen (últimamente, el Profesor emérito de la UBA Mario Rapoport ha escrito: “Debemos recobrar los jirones de soberanía perdida y volver a los circuitos internacionales curados no sólo del coronavirus sino también de la pandemia económica internacional con políticas económicas propias”), el oficialismo continúa empeñado en cumplir con el fraudulento empréstito sin investigarlo, al tiempo que  transfiere su carga a futuras generaciones, contando con la complicidad de la mayor parte del espectro parlamentario.
Resumiendo, macrismo económico con rostro humanitario: Se nos “protege” con modales de Madre Teresa y se nos reprime al estilo Piñera. La última “perlita” del gobierno ha sido confinar a los adultos mayores de 70 años, sin actualizar su mirada sobre la nueva longevidad que – innovación tecnológica mediante – está haciendo que la llamada Tercera Edad se aproxime cada vez más a los 100 años… por no decir que muchxs de esxs septuagenarios fueron lxs audaces veinteañerxs que en los trances más difíciles de la Patria apostaron su pellejo dejando un invalorable legado para que una dirigencia que se llena la boca con las estrofas de La Marchita recoja sus banderas. Todo ello cimentado en la cooptación de amplias franjas de clase media en condiciones de guarecerse en hogares confortables y encolumnarse como dóciles roedores tras el Flautista de Hamelin mediático que entona la engañosa melodía del “cuidado”.

Ni un hombre más que pase sin que reine, ni una sola mujer sin su diadema (**)
De cara al Día Internacional de lxs Trabajadorxs, ningún/a argentinx debería pasar por alto que, desde que se decretó la cuarentena, se han perdido más de 45.000  empleos formales. Tal circunstancia induce a considerar que si el gobierno está dispuesto a apoyar financieramente a empresas que recortan salarios y/o despiden – y acaban de otorgársele 850.000.000 $ -, sería más que justo reclamar que ese capital se convierta en acciones para la gestión obrera con participación del Estado y eventual expropiación… y no en fuga de dólares por parte de las patronales, ya que se trata de dinero del pueblo destinado a su administración gubernamental. Por tanto, asiste sobrado derecho a que el mismo quede bajo control de quienes producen bienes o servicios.


Durante su homilía del Domingo de Pascuas, el Papa Francisco, expresó ante una Plaza San Pedro vacía debido a las medidas de prevención sanitaria: “Tal vez sea tiempo de pensar en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos’ ”.
Por otra parte, las denuncias por violencia de género han aumentado en un 39% durante la emergencia causada por el coronavirus y, desde que comenzó el confinamiento, el 20 de marzo, se han producido una veintena de femicidios. La ONU ha bautizado dicho fenómeno como “la otra pandemia”. Ante el dramático incremento de dicha estadística, tanto la UTEP como la senadora pampeana, Norma Durango coincidieron en impulsar un proyecto de ley para declarar la Emergencia en Violencia de Género por dos años.
A todo esto, dado que al cabo del affaire de los sobreprecios en Desarrollo Social, aún no hay estructura que sustituya el suministro de alimentos, en los últimos días la concurrencia a los comedores pasó de 8 a 11 millones de personas (!) En el seno de un gobierno para el que la cuarentena parece convertirse en su exclusiva razón de ser, nunca como en estas horas se había visto tan desdibujados a dos cuadros como Ginés y Arroyo, que ingresaron al gabinete nacional con créditos dignos de Messi y Maradona.
En consecuencia, a lo largo y ancho del país, la realización de ollas populares  viene constituyéndose en acto de resistencia y epicentro de la reorganización popular en los territorios (si “para muestra basta un botón”, San Fernando, Alte. Brown, Moreno y La Matanza lo vienen impulsando bajo la consigna “Plan Ollas Populares Si, Gendarmería No”, mientras que Ezeiza, Jagüel, y Monte Grande con el nombre de “Ollazos”), materializando la ya legendaria consigna que suele repetirse en trances tan difíciles como el que atravesamos, acerca de que “sólo el pueblo salvará al pueblo”. Una vez más, la conocida solidaridad de los humildes está brindando una nueva lección a toda la sociedad, atendiendo con escasos recursos comedores y merenderos que rebalsan de vecinos, y bregando contra viento y marea por la soberanía alimentaria. Porque, como sostienen el MST brasileño y varios movimientos neo ruralistas, “en tiempos de agronegocio, comer sano es un acto político”.
Es hora de que el Palacio atienda al clamor de la Calle porque, tanto las barriadas del conurbano profundo donde se rechaza a pedradas el severo control policial, como los obreros del quilmeño frigorífico Penta que, desoyendo la intimación oficial de no circular, – barbijos mediante – se movilizaron a Plaza de Mayo (foto al pie), están demostrando que entre el hambre y el COVID – 19, el pobrerío elegirá  la desobediencia civil.                          Todo parece indicar que la militancia debería apuntar a salir de esta crisis en un marco ampliado de carácter frentista que confronte con ese posibilismo que ha venido naturalizando la frase “es lo que hay” como expresión de un sentido común que da la espalda a cualquier utopía superadora del statu quo.
Según la cadena informativa medio-oriental Al Monitor, mientras gran parte del Sur Global  padece el flagelo en expansión absolutamente desamparada, la disputa entre las grandes potencias “es similar a una carrera armamentística. (…) Una vez, los países compitieron por la adquisición de armas y materiales de guerra. La siguiente fue la carrera nuclear, y ahora buscan respiradores. Sus precios han subido al menos un 500%, así como los de todos los elementos de protección relacionados con el coronavirus”.
Es momento de recrear un nuevo alineamiento internacional independiente de los centros de poder que hoy se arrancan los ojos por liderar el nuevo sistema-mundo. La suya no es nuestra guerra. El porvenir no debe parecerse a lo conocido hasta ahora. La vida en el planeta depende de ello.-


(*) Integrante de la OLP-Resistir y Luchar
(**) Fragmento del poema “El Pueblo”, de Pablo Neruda.

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