Corona Virus una cuestión de fe

Por Sebastián Salgado*, Resumen Latinoamericano/Data Urgente, 28 marzo 2020.-

La imagen fue apocalíptica. El Papa Francisco, en la soledad de la Plaza de San Pedro, como el último sobreviviente de una batalla entre el bien y el mal. Ofreció en vivo, con tomas cinematográficas, y fugaces rayos de sol que se desvanecían en la tormenta, el perdón de todos los pecados. Una indulgencia plenaria universal, “Urbi et Orbi” para los católicos que sintonizaron en vivo o vuelvan a verlo por youtube. De esa manera, el temor a la muerte desaparece y asegura una entrada al paraíso celestial, sin necesidad de confesión, en caso de que el alcohol en gel y el barbijo no detengan al virus mutante.

La imagen del Cristo que supo vencer la peste de 1522 en Roma, fue sacada de la Iglesia de San Marcelo del Corso, para promover una vez más, la solución divina europea a los males del mundo. Sólo faltó recordar que durante ese momento de la inquisición, fueron millones los hombres, mujeres, niños y niñas de pueblos originarios americanos, que murieron a causa de enfermedades como la viruela y el sarampión, utilizadas como armas de guerra. Incluso más, que bajo el filo del acero.

Mientras en Buenos Aires, su compatriota, el presidente argentino Alberto Fernández, también se mostró en un momento de oración, en la capilla de la Casa Rosada dedicada al cura Brochero. Un cura “gaucho” canonizado en 2016, por el papa Francisco, que justamente asistía a enfermos y moribundos.

Dos jefes de Estado apelando a la fe, para enfrentar una pandemia terrenal y trasmitir confianza. Para los no católicos y sobre todo para los no creyentes, esto podría ser un insulto a la inteligencia y a la ciencia, que invierte todos sus recursos en enfrentar al virus Covid 19. La pregunta entonces es, ¿si las creencias no pueden dar respuestas concretas a nivel planetario sobre qué hacer contra este virus, cuales son las respuestas de la ciencia? Desde el punto de vista pragmático universal, la respuesta es la misma. Nada.

No analizamos aquí la capacidad de los laboratorios de encontrar antídotos, pero como la Iglesia, la ciencia está atravesada y es concebida por intereses políticos.

En primer término, según diferentes investigadores, tanto asiáticos como europeos, estamos ante un virus de laboratorio. La velocidad de la expansión fue tan impactante, que una mutación natural de este virus, es imposible de pensar. Así las cosas, la información de lo que está pasando debería tener un enfoque diferente. Los murciélagos podrían dejar de temblar y los Estados Unidos debería dar las explicaciones que el Gobierno chino está exigiendo.

Anualmente las infecciones y enfermedades respiratorias causan casi 6 millones y medio de muertes en todo el mundo, por lo que todavía no sabemos si este número crecerá hacia fines del 2020, luego de la detección del COVID 19. Pero el pánico está instalado, y no respeta clases sociales.

En los últimos días, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, pasaron a formar parte del “oráculo de la verdad”, a partir del cual, los gobiernos del mundo deben tomar posturas. Los que aplican medidas de aislamiento social restrictivas, son percibidos como “políticamente” correctos, mientras que quienes permiten la libre circulación, reciben críticas. No importa que sean de Gobiernos populares o conservadores. Al mismo tiempo, esta misma organización que depende del financiamiento de las Naciones Unidas, con sede en Ginebra, nada dice de los experimentos que el Gobierno de Estados Unidos realizó en ciudadanos guatemaltecos, inoculándoles enfermedades, usándolos como experimentos humanos en la década del 50, ni tampoco contra la fiebre hemorrágica introducida por la CIA a principios de los 80 en Cuba, con el mosquito del dengue. De estas situaciones, es que la isla está un paso adelantada en medicamentos antivirales como el Interferón, herramienta de defensa contra la guerra bacteriológica.

¿Cuál es el valor entonces de las declaraciones de la Organización Mundial de la Salud sobre el Corona Virus? Ninguno, o peor aún, es el organismo encargado de convalidar una guerra bacteriológica que sume a la población del mundo en un estado de total indefensa, mostrando que los gobiernos del mundo no pueden oponer resistencia a los mandatos de una elite que controla las finanzas.

Todos son actores visibles, hasta mover las cortinas donde se esconden los centros de poder, que se benefician en una situación como ésta. Como potenciales patrocinadores de los medios comerciales, los canales de noticias prefieren poner un capítulo de la familia Ingals antes que investigar el Lobby de las corporaciones farmacéuticas en los Ministerios de Salud de cualquier país. Algunas de las estadísticas que no difunden, son la venta de psicofármacos como anti depresivos y calmantes, así como tampoco nos cuentan sobre el número de suicidios actualizado por país, en otro de sus conteos geográficos macabros de actualización inmediata.

Pero si de muertes hablamos, una que ha sido ocultada deliberadamente el pasado 24 de enero, fue la de Peter Salama Director Ejecutivo de la OMS, para la cobertura sanitaria Universal quien “falleció repentinamente”, cuando el virus estaba detectado solo en China. Este australiano experto en epidemiología de 51 años, que había desarrollado un trabajo extenso contra el Ebola en África, gozaba de plena salud. No hay información precisa sobre las circunstancias reales.

El poder de las corporaciones, está montado sobre las estructuras democráticas de los gobiernos, salvo en casos como los de Irán, Venezuela y Cuba a los que se le aplican sanciones y bloqueos económicos incluso en estas circunstancias.

Así, de manera obscena, las series y documentales de Netflix y otras plataformas, se convierten en profecías instantáneas, que anticipan lo que sucederá como en “Pandemia”, una súper producción estrenada en enero, que pone el foco en China, como el epicentro de un virus de alcance mundial.

Nada de lo que se moldea al calor de las pantallas, tiene relación directa con las causas de lo que realmente está pasando. Solo las consecuencias. Ciudadanos atemorizados por el terrorismo mediático, consolados al mismo tiempo por el chisme y los canales porno.

Lo cierto es que para el sistema capitalista, tal cual lo conocemos están sobrando algunos millones de humanos. Los viejos y los pobres encabezan la lista. Thomas Malthus había predicho que la raza humana se extinguiría para 1880, que la economía, no podría cubrir los alimentos con una tasa de crecimiento como la del siglo XIX. Aunque sus cálculos no fueron correctos, la supervivencia humana vuelve a plantarse como un tema en el horizonte.

Así, la fe y la ciencia parecen competir por ser los protagonistas de la salvación de la especie y a quienes rindamos pleitesía eterna. El confinamiento en los hogares, como monjes de convento, donde se denuncia a todo aquel que no siga los designios de Dios o del hombre nos dará el tiempo para decidir entre rezar o mirar la tele o para finalmente, abandonar el confort de la caverna.

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Sebastian Salgado es analista internacional, corresponsal y periodista. Actualmente conduce el programa Continentes por el canal Hispan TV, cadena de televisión pública de la República de Irán en español. En esa misma agencia noticiosa desarrolla la corresponsalía en Buenos Aires, Argentina. Fue responsable de la sección noticias de la cadena informativa teleSUR, dando apertura a esa señal informativa en México. Dirige la agencia de noticias internacionales Data Urgente.

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