Palestina. Pandemia de Covid-19, otro enemigo para la devastada Palestina / Acusan a Netanyahu de golpe de Estado / Más info…

Resumen Latinoamericano / 26 de marzo de 2020 –

Pandemia de Covid-19, otro enemigo para la devastada Palestina

Los palestinos de la casi inhabitable franja de Gaza, bloqueada y bombardeada por Israel, y sus hermanos de aldeas y ciudades pertenecientes a la asediada Cisjordania, tienen ahora otro poderoso enemigo: la pandemia de Covid-19.

Y aunque el mal constituye una amenaza mundial, preocupa particularmente la situación de los hombres y mujeres -suman más de un millón- que desde hace décadas despiertan con la única meta de sobrevivir en el estrecho enclave costero de precaria infraestructura, elevados índices de pobreza y desempleo, controlado por el gobierno de Tel Aviv por aire, mar y tierra.

Al complejo panorama de su día a día, subsistiendo entre ruinas, se adiciona ahora el reto de hacer frente a un flagelo que ha desataco crisis sanitarias en países como Italia y España.

La rápida expansión del nuevo coronavirus a nivel internacional y en el territorio israelí, donde suman más de mil los contagiados, no ha apagado las ansias expansionistas y las maniobras de usurpación dentro de Cisjordania, las cuales provocaron cruentos enfrentamientos entre colonos judíos y aldeanos defensores de sus tierras.

Pese a que hubo contactos o coordinaciones entre la Autoridad Palestina (AP) y representantes gubernamentales de la otra parte, han sido a todas luces insuficientes por las carencias de herramientas o suministros para encarar la emergencia epidemiológica que sufren los primeros, además de la fragilidad del sistema sanitario en lugares como Gaza, golpeado por los efectos del largo conflicto.

Sólo en 2018 la Organización Mundial de la Salud registró 363 ataques contra centros asistenciales de dicha demarcación con costas en el Mediterráneo.

Como si fuera poco, han quedado fuera del esquema de enfrentamiento al letal virus diseñado por el primer ministro Benjamin Netanyahu los cerca de cinco mil prisioneros palestinos que permanecen en cárceles del régimen sionista, por lo que actores políticos y organismos como la Liga Árabe han pedido la urgente excarcelación de los mismos, en virtud de las normativas del derecho internacional humanitario.

Entre los reos hay madres, menores, ancianos y enfermos, advirtió la organización regional en una proclama para exigir su liberación.

Con 84 infectados y un fallecido, la AP intenta frenar la circulación del virus en las áreas bajo su jurisdicción con medidas como el cierre de ciudades, colegios, iglesias, mezquitas y cuarentenas masivas.

Palestina tiene una escasez real de equipamiento para detectar la presencia de la Covid-19, advirtió hoy el portador de la AP, Ibrahim Milhem.

En tanto el presidente Mahmoud Abbas dio instrucciones a funcionarios del sector de la medicina para solicitar ayuda a otras naciones, reveló este jueves la agencia Wafa.

Anticipándose a lo que podría ocurrir el dirigente envió un mensaje al Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, abogando por la creación de un mecanismo institucional global capaz de examinar la evolución de la pandemia y proponer soluciones.

De modo que la reciente misiva de Abbas debe ser interpretada como un llamado de auxilio en momentos cuando Palestina necesitará toda la solidaridad posible.

Fuente: Agencia Prensa Latina


Acusan a primer ministro de (Israel) de golpe de Estado

 09:28 39AL MAYADEEN ESPAÑOL

El primer ministro de (Israel) Benjamín Netanyahu utiliza ahora la pandemia de la Covid-19 para lanzar un golpe de Estado en el país, según denuncia el sitio digital Moon of Alabama.org.

El primer ministro de (Israel) Benjamín Netanyahu.

El primer ministro de (Israel) Benjamín Netanyahu utiliza ahora la pandemia de la Covid-19 para lanzar un golpe de Estado en el país, según denuncia el sitio digital Moon of Alabama.org.

Luego de su fracaso para alzarse con el poder en tres elecciones en el gobernante interino intenta permanecer en el comando del ente sionista, precisó la publicación.

Netanyahu sirve como primer ministro interino desde diciembre de 2018. Tres elecciones parlamentarias terminaron en un punto muerto. Las dos primeras, en abril y septiembre de 2019, lo dejaron a él y a su principal oponente, el ex jefe del ejército Benny Gantz, sin suficiente apoyo parlamentario para establecer un gobierno.

Agrega la fuente que después de la tercera ronda, a principios de este mes, Gantz reunió una estrecha mayoría de partidarios parlamentarios y el 16 de marzo el presidente Reuven Rivlin encargó a Gantz la formación del próximo gobierno de Israel, algo que aún no logró.

Mientras tanto, el gobernante interino está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza y el juicio en su contra estaba programado para comenzar el 19 de marzo.

Al precisar sobre las maniobras el halcón sionista, la publicación cita que el domingo 15 de marzo a la 1:50 am Netanyahu anunció que las cortes estarían cerradas por razones de salud pública. 

Su juicio se ha trasladado a finales de mayo. También ordenó al servicio de seguridad interna que rastree en secreto los datos de los celulares de los sospechosos de posibles infecciones. Su Ministerio de Salud prohibió cualquier reunión de más de 10 personas e instruyó al parlamento a seguir también esa regla, añadió Moon of Alabama.org.

El 16 de marzo, los nuevos miembros electos de la Knesset fueron juramentados de a tres por el presidente de ese foro, Yuli Edelstein. Pero dos días después el funcionario, un miembro del partido Likud de Netanyahu, se negó a convocar el órgano citando las nuevas directrices de salud.

Sin una sesión no se puede elegir un nuevo presidente y el parlamento estaría fuera del negocio hasta algún momento desconocido en el futuro. Mientras tanto Netanyahu está usando las regulaciones de emergencia para dirigir el país.

Incapaz de usar su mayoría, Gantz pidió a la corte superior israelí que interviniera. Este lunes, 23 de marzo, la corte dictaminó sin disenso que el presidente debe convocar al parlamento para una votación plenaria. Pero eso no ocurrió. 

El presidente Edelstein se negó a seguir la orden de la Corte Suprema, renunció públicamente y dijo que no tenía intención de convocar a una votación en las próximas 48 horas durante las cuales él sigue siendo el orador formal.

El viernes, precisa la publicación, el legislador de mayor rango, el jefe del Partido Laborista Amir Peretz, será el orador interino de la Knesset.

Si llama a una sesión parlamentaria, el primer voto de la nueva Knesset será para un nuevo presidente y el aliado de Gantz, Meir Cohen, es probable que gane ese voto. La siguiente votación sería entonces en el comité de acuerdos que planifica la agenda del parlamento. Sólo entonces el parlamento podría comenzar con alguna supervisión sobre los movimientos actuales de Netanyahu, indica.

Pero por ahora no hay un presidente del parlamento, ni diputados, ni un comité de acuerdos para convocar y abrir formalmente el parlamento. La coalición Gantz pidió al Tribunal Supremo que declare a Edelstein en desacato, pero como miembro del Knesset Edelstein puede reclamar inmunidad. Esa inmunidad de nuevo sólo puede ser levantada por una votación del parlamento, aclara Moon of Alabama.org.

Con una serie de movimientos Netanyahu neutralizó los tribunales y el parlamento y lanzó al país a una crisis constitucional. Incluso las sesiones del gabinete sólo se llevan a cabo por teléfono y sin que los miembros del gabinete reciban las propuestas escritas que Netanyahu quiere que voten.

Mientras tanto Netanyahu pone nuevas regulaciones de emergencia cada día que se vuelven cada vez más duras, entre ellas contra personas que violen sus disposiciones de residencia las que serán multadas con grandes sumas.

¿En qué democracia puede un gabinete promulgar penas de prisión sin que el parlamento vote una ley aplicable?, pregunta la publicación.

El plan actual de Netanyahu parece ser ir a una cuarta elección. Cada dos días, él tiene una reunión informativa en la televisión para informar a la población sobre la crisis de la Covd-19. Eso probablemente le traerá más popularidad. Incluso los números de aprobación de Trump para manejar la crisis del coronavirus están al 60 por ciento a pesar de su respuesta chapucera, ejemplifica en paralelo.

Subraya Moon of Alabama que la actual mayoría de Gantz depende del apoyo de los partidos árabes. Tendrá dificultades para formar una coalición estable con ellos. Su única alternativa es aliarse con el Likud y eso probablemente mantendría a Netanyahu al timón. 

Bloqueando las cortes y el parlamento, Netanyahu gana tiempo para hacer más probable ese escenario, pero –advierte la publicación– la actual mezcla de presión política, racial y epidémica en (Israel) puede estallar en la cara de todos y causar graves conflagraciones.


La dimisión del presidente del Parlamento hunde a Israel en una crisis política

El responsable de la Kneset, del partido de Netanyahu, deja el cargo sin acatar la orden del Supremo que le obligaba a convocar el pleno en el que iba a ser relevado

Protesta contra el bloqueo parlamentario en Israel, el miércoles en Jerusalén.EMMANUEL DUNAND (AFP)

Mientras en todo el mundo los partidos llaman a la unidad para combatir la pandemia de coronavirus, Israel se sume en una crisis política sin precedentes sobre la vigencia del Estado de derecho. El presidente de la Kneset (Parlamento), Yuli Edelstein, ha dimitido de su cargo sin acatar la orden del Tribunal Supremo de convocar este mismo miércoles el pleno en el que iba a ser votada su destitución. Edelstein —uno de los barones del Likud, formación liderada por Benjamín Netanyahu— ya suspendió la semana pasada la actividad de la Cámara al amparo de las restricciones dictadas por el Gobierno para contener la propagación de la Covid-19. Con su renuncia ha proporcionado otra semana más sin control parlamentario al primer ministro conservador, quien se aferra al poder pese a que las fuerzas de oposición suman una ajustada mayoría de 61 de los 120 escaños de la Cámara tras las elecciones del pasado día 2.

“La resolución del Supremo (del lunes) socava los cimientos de la democracia, pero no voy a permitir que Israel se hunda en la anarquía”, afirmó Edelstein al inicio del pleno en el que presentó su renuncia, que tendrá efecto pasadas 48 horas, según el reglamento de la Kneset. De esta forma, la votación en la que debe ser sustituido por el diputado centrista Meir Cohen, no se producirá hasta la semana que viene, transcurrida la festividad judía del sabbat. Cohen es miembro de la alianza Azul y Blanco, liderada por Benny Gantz, a quien el presidente de Israel, Reuven Rivlin, encomendó el pasado día 16 la formación de Gobierno en un plazo de 28 días.

El reloj corre en contra de las aspiraciones del exgeneral Gantz de descabalgar del poder a Netanyahu. Difícilmente logrará integrar en una coalición gubernamental a todas las fuerzas de la oposición, que ahora suman 61 diputados, la mitad más uno de los que integran la Kneset. Debe fraguar una improbable coalición con la izquierda laborista y pacifista; Israel Nuestra Casa, del derechista laico Avigdor Lieberman, y los partidos árabes de la Lista Conjunta.

La estrategia del jefe del Ejército que dirigió la guerra de Gaza de 2014 estriba ahora en hacer aprobar en el Parlamento por la vía de urgencia una legislación que impida que un encausado por los tribunales pueda ejercer como primer ministro. Netanyahu ha sido formalmente imputado por el fiscal general en tres casos de corrupción por soborno y cohecho. Con la nueva normativa en vigor, el líder del Likud vería también cerrada la escapatoria de conducir a Israel a las cuartas elecciones legislativas desde abril del año pasado. Como jefe de Gobierno en funciones goza de un blindaje legal y no está obligado a dimitir mientras no se haya dictado sentencia firme en su contra.

El tiempo corre a favor de Netanyahu. Su escudero en la Kneset se ha sacrificado para favorecer los intereses del jefe de filas, sin vacilar en enfrentarse a los magistrados del Supremo. “Como persona que pagó un alto precio y fue encarcelada para poder vivir en Israel, no necesito justificar mi decisión”, enfatizó en su discurso de renuncia Edelstein, quien permaneció encarcelado tres años como disidente en un gulag de la extinta URSS antes de que se permitiera la emigración de judíos al Estado hebreo en los años noventa del siglo pasado.

“La resolución del Supremo carece de base legal y vulnera el reglamento de la Cámara”, concluyó su intervención el presidente parlamentario saliente, “ya que se trata de una grave interferencia del poder judicial en las funciones del poder legislativo”. Sin embargo, los jueces le advirtieron el lunes de que “la interferencia estaba justificada para que no ver comprometida la esencia del sistema democrático”. Tras responsabilizar al Alto Tribunal de “causar grave daño a la soberanía nacional, que reside en la Kneset”, Edelstein levantó la sesión sin permitir que se votara la elección de su sucesor en el cargo. El presidente del Estado de Israel intervino por la noche en televisión para expresar su confianza en un pronto final de la crisis constitucional. “Me parece inconcebible que no se acaten las decisiones del Supremo”, advirtió el veterano Rivlin, encuadrado en el ala moderada de la derecha y enfrentado políticamente a Netanyahu.

Centenares de manifestantes se concentraron a las puertas de la sede del Parlamento en Jerusalén con enseñas israelíes y banderas negras, que simbolizan el movimiento de protesta contra el denominado “golpe antidemocrático” en Israel por el bloqueo del Legislativo. Tanto el Likud de Netanyahu como la alianza Azul y Blanco de Gantz han dado por rotas las conversaciones que mantenían para pactar una eventual gran coalición que afronte la emergencia sanitaria de la pandemia. Con 2.369 casos de infectados por coronavirus y cinco fallecidos, el Gobierno ha dictado este miércoles una orden de confinamiento casi general que impide a la población alejarse más de 100 metros de sus domicilios y prohíbe el rezo en lugares cerrados, como las sinagogas, mezquitas e iglesias, entre estas la del Santo Sepulcro en Jerusalén. Quienes violen las restricciones serán sancionados con multas de 5.000 shequels (1.250 euros). Las últimas restricciones obligan a los empleadores a tomar la temperatura de los trabajadores a la entrada de las empresas y, si la fiebre supera los 38 grados, no permitirles el paso.

Fuente: Juan Carlos Sanz, Diario El País – España


De la noche a la mañana un zapatero palestino comenzó la única fábrica de mascarillas de Cisjordania

Lo que comenzó como un experimento días después del brote de coronavirus en Cisjordania es ahora una fábrica que produce miles de mascarillas al día.

Amjad Zaghir, el único fabricante de máscaras en Cisjordania, en su fábrica de Hebrón. (Cortesía de Amjad Zaghir)

Dos días después del brote del nuevo coronavirus en Belén Amjad Zaghir, propietario de una fábrica de zapatos de la ciudad palestina de Hebrón, se dio cuenta de que Cisjordania pronto se quedaría sin mascarillas. Menos de tres semanas después, ahora es el único fabricante de mascarillas allí.

La fábrica de Zaghir, que comenzó de la noche a la mañana, ahora produce miles de mascarillas al día, lo que lo ha convertido en un héroe nacional por ayudar a los palestinos a protegerse del virus.

Zaghir se puso a trabajar tan pronto como se supo de los primeros casos diagnosticados de COVID-19 en Belén. Compró una mascarilla y comenzó a estudiarla, inclinándola de izquierda a derecha.

Inicialmente pensó que podría recrearla con algunos de los materiales que usa en la fabricación de calzado. «Me acerqué a mi amigo, un farmacéutico, y le pregunté qué materiales se utilizan para hacer mascarillas», recordó Zaghir. «Explicó que lo que usamos en la fabricación de calzado no es adecuado y me señaló en la dirección correcta».

Zaghir luego comenzó a buscar la tela adecuada alrededor de Hebrón. Se encontró con un vendedor que había comprado el material en Turquía hacía un año, pero lo tenía sin usar porque era más barato importar mascarillas de China que producirlas en Hebrón. Zaghir compró la tela que su amigo farmacéutico confirmó que era el material correcto.

“Al principio, intenté coser las mascarillas con la misma máquina que usamos para coser zapatos. Pero ese intento no tuvo éxito porque la tela de las mascarillas era demasiado delgada y se rasgaba fácilmente», dijo Zaghir. «Traté de planchar la tela para crear los pliegues, pero terminé quemándola».

Luego Zaghir trató de plancharla en una tintorería. Eso también falló, dijo, la delicada tela no podía soportar el calor intenso.

Pero Zaghir no se rindió, especialmente cuando se enteró de que las mascarillas se estaban agotando en Cisjordania y que esta podría ser una oportunidad de oro. Como descendiente de una familia de comerciantes que heredó el negocio de la fabricación de zapatos de su bisabuelo, el hombre de 30 años tenía un buen sentido del negocio.

Sin embargo, no fue simplemente la ganancia lo que lo motivó. «Se trata de ayudar a mi gente y una forma de proporcionar oportunidades de trabajo», dijo. «Hay una crisis en Hebrón y muchos están desempleados».

Zaghir viajó por la ciudad consultando con talleres de costura y farmacéuticos. Finalmente, descubrió que había una máquina en la ciudad que puede doblar las mascarillas mientras las plancha. Para moderar los niveles de calor a 400 grados centígrados interpuso papel entre capas de la máscara. El experimento funcionó.

«El primer día solo conseguí hacer 500 mascarillas”, dijo. “Al día siguiente hice 1.000 más. Luego traje 20 trabajadores para aumentar la producción».

Los trabajadores desinfectan un centro comercial en la ciudad cisjordana de Hebrón, 15 de marzo de 2020, como parte de las medidas para prevenir la propagación del coronavirus.  (Wisam Hashlamoun / Flash90)

El nombre de la fábrica es Zaghir, que significa «pequeño» en árabe. Y aunque la fábrica en sí puede ser pequeña se ha convertido en el primer y único negocio de este tipo en Palestina, fabricando entre 7.000 y 9.000 mascarillas al día.

Aún así, Zaghir no está satisfecho con las cantidades. A partir de la próxima semana tiene planes de expandir la producción aún más para mantenerse al día con la demanda. Ya ha encontrado un taller vacío que pronto ocupará, agregó.

Las mascarillas se han vendido más rápido que el pan caliente, dijo Zaghir. Las está vendiendo a empleados del Gobierno, hospitales, incluso a la policía palestina. Solo el sábado suministró 5.000 a la policía en Naplusa. Para estas instituciones oficiales las vende a un precio simbólico de 1,50 NIS por unidad, un precio determinado por el gobernador de Hebrón. Para las farmacias y otros proveedores la tarifa es diferente.

«Comencé a recibir solicitudes de Jordania, Kuwait, los países del Golfo y Canadá», dijo. “Incluso los vendedores israelíes me han contactado para comprar mis mascarillas, pero no tengo suficientes trabajadores. Ojalá pudiera abastecer a todos».

Sin embargo, el material que Zaghir ha estado utilizando pronto se agotará. Ya ordenó más, pero los países han estado cerrando sus fronteras para contener la propagación del coronavirus. La pandemia también ha llegado a Turquía, desde donde llega el material.

Pero Zaghir no se acobarda. “Estoy seguro de que podré traer los materiales. Me puse en contacto con la Cámara de Comercio de Palestina, que a su vez apeló a la Cámara de Comercio de Israel, que luego contactó a las autoridades aduaneras y otras autoridades sobre este tema”, dijo. “Esta es una crisis de salud, una pandemia global, un estado de emergencia. No es lo de siempre, por lo que estoy bastante seguro de que me permitirán importar los productos”.

Zaghir cree que dentro de una semana podrá producir 100.000 mascarillas diarias. “Hoy probé una nueva técnica de costura que demostró ser exitosa e hicimos 15.000. Este es el mayor volumen desde que comenzamos la producción”, dijo. “Mi mascarilla es única, es diferente a cualquiera otra del mundo. Quien se encuentre con una de ellas sabrá de inmediato que está hecha en al-Khalil (Hebrón)”, agregó.

Una versión de este artículo se publicó por primera vez en hebreo en Local Call. Léelo aquí.

Acerca del autor: Suha Arraf es directora, guionista y productora. Escribe sobre la sociedad árabe, la cultura palestina y el feminismo.

Fuente: How a Palestinian shoemaker started the West Bank’s only mask factory overnight

Fuente: Suha Arraf, 972.mag / Rebelión (Traducido del inglés para Rebelión por J. M.)


La Autoridad Palestina confirma el primer fallecido en Cisjordania a causa del coronavirus

La Autoridad Palestina ha confirmado este miércoles el primer fallecido en Cisjordania a causa del coronavirus y ha indicado que se trata de una mujer de unos 60 años.

El portavoz del Gobierno palestino, Ibrahim Melhem, ha indicado además que el total de casos hasta el momento es de 64, según ha informado la agencia palestina de noticias WAFA.

El primer ministro de la Autoridad Palestina, Mohamad Shtayé, anunció el domingo un confinamiento obligatorio en Cisjordania y la Franja de Gaza y una prohibición del transporte y el movimiento a causa de la pandemia.

Durante la jornada del martes, Shtayé pidió a los palestinos que trabajan en Israel que regresen a sus viviendas en Cisjordania y se pongan en cuarentena durante catorce días ante los “abusos” contra ellos y el incremento del número de casos en Israel.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, informó el 11 de marzo de que tras los elevados casos de contagio del nuevo coronavirus se ha pasado a calificar de pandemia el brote.


Palestina: Brote de coronavirus en tiempos de apartheid

Mientras el mundo pide solidaridad, los palestinos no esperan nada de sus ocupantes.

Trabajadores palestinos se preparan para desinfectar mezquitas e iglesias como medida preventiva contra el coronavirus en Ramallah, en Cisjordania ocupada, el 7 de marzo de 2020 [AP / Majdi Mohammed]

A medida que la cantidad de infecciones y muertes por COVID-19 se multiplican cada día, ha habido un aumento en las llamadas en todo el mundo para que las personas muestren solidaridad y se cuiden mutuamente. Sin embargo, para el gobierno israelí, no existe la solidaridad.

Tan pronto como se detectaron las primeras infecciones por coronavirus, las autoridades israelíes demostraron que no tienen intención de aliviar el apartheid para asegurarse de que los palestinos puedan enfrentar la epidemia en condiciones más humanas.

La represión ha continuado, con las fuerzas de ocupación israelíes usando la excusa de una mayor presencia policial para continuar con las redadas en algunas comunidades, como el barrio de Issawiya en Jerusalén Este, la demolición de viviendas en lugares como la aldea de Kafr Qasim y la destrucción de cultivos en las comunidades beduinas en el Desierto de Naqab.

A pesar de que cuatro prisioneros palestinos dieron positivo por COVID-19, el gobierno israelí hasta ahora se ha negado a escuchar los llamados a liberar a los 5.000 palestinos (incluidos 180 niños) que actualmente tiene en sus cárceles. Y no ha habido señales de que el asedio debilitante en la Franja de Gaza, que ha diezmado sus servicios públicos, sea levantado pronto.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, también está tratando de excluir a la Lista Conjunta en su mayoría palestina de la formación de un gobierno de unidad de emergencia para abordar el brote, llamando a sus miembros “partidarios del terrorismo“.

Al mismo tiempo, las autoridades israelíes se han apresurado a representar a los palestinos como portadores del virus y una amenaza para la salud pública.

A principios de marzo, cuando el Ministerio de Salud palestino anunció que había confirmado los primeros siete casos del coronavirus (que causa la enfermedad COVID-19) en el territorio palestino ocupado, el ministro de Defensa israelí, Naftali Bennett, cerró rápidamente la ciudad de Belén. donde se ubicaron todos los casos.

Por supuesto, la preocupación allí no era la salud y la seguridad de los palestinos en la ciudad, sino la amenaza de que infectaran a los israelíes. El asentamiento cercano de Efrat, que también tenía infecciones confirmadas, por supuesto, no fue clausurado en ese momento.

Poco después, el ministerio de salud emitió una declaración que aconseja a los israelíes que no entren en los territorios palestinos ocupados.

Luego, la semana pasada, Netanyahu le pidió al “público de habla árabe” que siguiera las instrucciones del ministerio de salud diciendo que hay un problema de cumplimiento entre los palestinos. No se expresaron tales preocupaciones acerca de algunos miembros de la población judía de Israel, quienes se negaron rotundamente a cerrar escuelas y negocios religiosos.

Esta actitud hacia los palestinos, por supuesto, no es nueva. Los escritos de los primeros colonos sionistas europeos están llenos de suposiciones racistas sobre la higiene y las condiciones de vida árabes, y la amenaza de la enfermedad proveniente de la población palestina fue una justificación temprana del apartheid.

Además de la represión y la discriminación de décadas de antigüedad, durante la epidemia de COVID-19, los palestinos enfrentarán otra consecuencia de la ocupación y el apartheid: un sistema de salud roto.

Las raíces de su disfunción se remontan a la era del mandato, cuando los británicos desalentaron la formación de un sector sanitario dirigido por palestinos. La población palestina (principalmente las partes urbanas de la misma) fue atendida por una serie de hospitales que establecieron los colonialistas británicos, así como por instalaciones de salud establecidas por varios misioneros occidentales. Mientras tanto, a los colonos judíos se les permitió establecer su propio sistema de salud, financiado generosamente desde el extranjero y administrarse independientemente del mandato.

Durante la Segunda Guerra Mundial, algunos misioneros se fueron y cerraron sus clínicas, y después de 1948, los británicos se retiraron, dejando atrás una infraestructura de salud de bajo rendimiento. En 1949, Egipto anexó Gaza. Al año siguiente, Jordania hizo lo mismo con Cisjordania. Durante los siguientes 17 años, El Cairo y Ammán proporcionaron a la población palestina que vivía bajo su gobierno, pero en realidad no establecieron un sistema de salud que funcionara bien.

El OOPS, la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente, tuvo que intensificar sus servicios, proporcionando atención médica primaria, mientras que los palestinos comenzaron a construir una red de centros de salud caritativos.

Después de la guerra de 1967 y la ocupación israelí de la Franja de Gaza y Cisjordania, Israel como potencia ocupante era legalmente responsable de la atención médica de los palestinos, pero como era de esperar, no hizo nada para alentar el desarrollo de un sector robusto de la salud. Para ilustrar el punto: en 1975, el presupuesto asignado para la atención médica en Cisjordania fue menor que el de un hospital israelí durante todo el año.

En 1994, se creó la Autoridad Palestina y se hizo cargo de la prestación del servicio. Recordemos que la ocupación continua y el hecho de que el presupuesto de la Autoridad dependía de donantes extranjeros y los caprichos del gobierno israelí, así como la corrupción de los funcionarios de la Autoridad Palestina, no permitieron que el sector de salud palestino mejorara.

Como resultado, si ingresara hoy en un hospital palestino en Cisjordania, se vería afectado por el hacinamiento de pacientes, la escasez de suministros, el equipo inadecuado y la infraestructura y saneamiento deficientes. Los profesionales médicos han protestado repetidamente por las malas condiciones de trabajo en sus hospitales, más recientemente en febrero de este año, pero fue en vano.

Con solo 1.23 camas por cada 1,000 personas, 2,550 médicos que trabajan, menos de 20 especialistas en cuidados intensivos y menos de 120 ventiladores en todos los hospitales públicos, Cisjordania ocupada enfrenta un desastre de salud pública si las autoridades no contienen la propagación de COVID-19.

La situación en Cisjordania puede parecer sombría, pero la de la Franja de Gaza es simplemente catastrófica. Las Naciones Unidas anunciaron que la franja no será habitable para 2020. Ahora es 2020 y los residentes de la Franja de Gaza, aparte de las condiciones de vida inhumanas, ahora también se enfrentan a un brote de COVID-19, ya que los primeros casos se confirmaron el 21 de marzo.

El bloqueo de Gaza impuesto por Israel, Egipto y la Autoridad Palestina ha llevado su sistema de salud al borde del colapso. Esto se ha visto agravado por los ciclos de destrucción de las instalaciones de salud y los lentos esfuerzos de reconstrucción luego de repetidas ofensivas militares a gran escala por parte del ejército israelí.

El pueblo de Gaza ya enfrenta condiciones terribles: el desempleo es del 44% (61% para los jóvenes); El 80 por ciento de la población depende de alguna forma de asistencia extranjera; El 97 por ciento del agua no se puede beber; y el 10 por ciento de los niños tienen retraso en el crecimiento debido a la desnutrición.

La prestación de servicios de salud está en constante declive. Según la ONG Medical Aid para los palestinos, desde el año 2000 “ha disminuido la cantidad de camas de hospital (1.8 a 1.58), médicos (1.68 a 1.42) y enfermeras (2.09 a 1.98) por cada 1,000 personas, lo que lleva a hacinamiento y calidad reducida de los servicios”. La prohibición de Israel de importar tecnología con un posible “uso dual” ha restringido la compra de equipos, como escáneres de rayos X y radioscopios médicos.

Los cortes de energía regulares amenazan la vida de miles de pacientes que dependen de aparatos médicos, incluidos bebés en incubadoras. Los hospitales carecen de alrededor del 40% de los medicamentos esenciales, y hay cantidades inadecuadas de suministros médicos básicos, como jeringas y gasas. La decisión de 2018 de la administración Trump de detener el financiamiento de los EE. UU. Para UNRWA también afectó la capacidad de la agencia para proporcionar atención médica y llevar a los médicos a realizar cirugías complejas en Gaza.

Los límites del sistema de salud de Gaza se probaron en 2018 durante la Marcha del Gran Retorno, cuando los soldados israelíes abrieron fuego masivo contra palestinos desarmados que protestaban cerca de la valla que separa la franja del territorio israelí. En aquellos días, los hospitales estaban abrumados de heridos y muertos, y durante meses lucharon por brindar atención adecuada a los miles de heridos con munición real, muchos de los cuales quedaron discapacitados permanentemente.

La Franja de Gaza es una de las zonas más densamente pobladas del mundo, que también experimenta graves problemas con la infraestructura de agua y saneamiento. Está claro que evitar que COVID-19 se propague será casi imposible. También está claro que la población, que ya está desgastada por la desnutrición, una mayor tasa de discapacidad (debido a todos los ataques israelíes) y la angustia psicológica debido a la guerra y las dificultades serán mucho más vulnerables al virus. Muchos morirán y el sistema de salud probablemente colapsará.

Entonces, como Cisjordania y Gaza se enfrentan a posibles catástrofes de salud en medio de la epidemia COVID-19, la pregunta es, ¿qué hará Israel? ¿Dará acceso a su sistema de salud a los palestinos? ¿Al menos dejará de bloquear la ayuda médica extranjera?

Un video reciente que se volvió viral en las redes sociales palestinas puede darnos la respuesta. En él, se ve a un trabajador palestino luchando por respirar al lado de una carretera en un puesto de control de Israel cerca de la aldea de Beit Sira. Su empleador israelí había llamado a la policía israelí después de verlo gravemente enfermo y sospechar que tenía el virus. Lo habían recogido y arrojado al puesto de control.

Décadas de gobierno colonial de colonos, ocupación militar y repetidos ataques mortales han enseñado a los palestinos a no esperar ninguna “solidaridad” del gobierno del apartheid israelí. En esto, como en las crisis anteriores, saldrán adelante con su proverbial sumud (perseverancia)

Las opiniones expresadas en este artículo son de los autores y no reflejan necesariamente la postura editorial de Al Jazeera.

Fuente Original: Coronavirus outbreak in the time of apartheid

Sobre el autor: Osama Tanous es un pediatra de Haifa y estudiante de maestría en salud pública.

Fuente: Osama Tanous, Al Jazeera /Traducción: Palestinalibre.org

Copyleft: Toda reproducción de este artículo debe contar con el enlace al original inglés y a la traducción de Palestinalibre.org


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