Haití. Médic@s cuban@s frente al Covid-19: “Fidel seguirá estando en el corazón de miles de millones de explotados en el mundo”

Por Henry Boisrolin , Resumen Latinoamericano 26 de marzo de 2020

REFLEXIONES ACERCA DEL COVID-19

Desde hace ya varios meses, el mundo entero se estremece ante las muertes provocadas por el COVID-19. No hay Canales de televisión u otros medios de difusión e “información” que no estén hablando del tema. Algunos directamente adoptaron posturas que promueven el pánico a nivel mundial. Y las extremas medidas adoptadas no sólo en los países fuertemente golpeados sino también en varios otros, revelan claramente que la situación planteada es la de es una enorme crisis sanitaria con consecuencias desastrosas e imprevisibles.

Sin embargo, en este concierto propio de un bombardeo informativo acerca
de medidas oficiales y análisis científicos, resulta curioso constatar una repentina y exagerada preocupación por proteger la vida de los seres humanos de parte de dirigentes que con muchísimos menos esfuerzos podrían evitar la muerte de millones de personas en el mundo cada año por hambre y enfermedades perfectamente curables.

Me refiero, fundamentalmente, a los principales gobernantes de las potencias capitalistas y de sus secuaces en el mundo. En este sentido, el COVID-19 permite comprobar varias falacias, mentiras groseras y el cinismo de esos dirigentes, quienes justamente son responsables de
tantos desastres, crímenes, golpes de estado, masacres, genocidios, invasiones y saqueos a nivel planetario.

En primer lugar, no hay que engañarse: si hay pánico y preocupación, es simplemente porque están muriendo también seres humanos pertenecientes a países centrales y de todas las clases sociales. Pues cuando las muertes se registran sólo en los países periféricos prácticamente tratados como parias, guardan silencio y ni siquiera demuestran compasión.

Es decir, cuando son los haitianos que mueren por miles por la epidemia de cólera diseminada en el país por tropas de ocupación de las Naciones Unidas, o los africanos que desaparecen por el ébola, o los millones que caen bajo las bombas lanzadas por aviones militares norteamericanos sobre Irak, Libia, etc., no hay tal preocupación por proteger la
vida. Tampoco hay ese bombardeo mediático, ni siquiera para denunciar tales barbaridades.

Inclusive, podemos comprobar un cierto desprecio hacia varios pueblos periféricos cuando no hace mucho que el idiota y arrogante presidente estadounidense, Donald Trump, calificaba a Haití, El Salvador y a un país africano de “shit hole” (agujero de mierda).

Por eso, cabe reconocer y agradecer la solidaridad plena y respetuosa de Cuba socialista. Este pequeño gran país siempre estuvo al lado de los que sufren aportando su ayuda sin pedir nada a cambio. Sus brillantes médicos verdaderamente humanistas acuden en todos los rincones del planeta para salvar vidas, no sólo por la aparición del COVID-19.

Como producto de la revolución que triunfó en 1959, el sufrimiento humano no es ajeno a los cubanos y las cubanas. Están construyendo cada día, en cada gesta internacionalista, en términos del Comandante Che Guevara, “el hombre nuevo”.

Por supuesto, hay energúmenos tales como el actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro y la dictadora Jeanine Añez de Bolivia, que no pueden entender tal humanismo. Al contrario, lo primero que han hecho al llegar al poder ha sido echar al personal médico/sanitario cubano. Y su
estupidez e inhumanidad son tan inconmensurables, que ni por demagogia mandaron médicos a las zonas donde trabajaban los cubanos y las cubanas.

En segundo lugar, los grandes medios ocultan una evidencia: si hay colapso del sistema sanitario en Italia y en España, no puede ser por culpa exclusiva del COVID-19 tal como lo pretenden afirmar o hacer creer. Saben muy bien, incluidos varios comunicadores reaccionarios de los países periféricos, esos ignorantes útiles a los intereses de los imperialistas y las oligarquías que se creen sabios y que atacan siempre al gobierno cubano, que el sistema de producción capitalista tiene mucho que ver. Saben que tampoco se puede
atribuir todo a que los gobernantes italianos y españoles subestimaron el alcance del COVID-19, por tanto no tomaron a tiempo las decisiones imprescindibles.

En todo caso, podrían preguntarse ¿por qué fue así? ¿No hay expertos y científicos en esos países? ¿O por qué priorizaron la economía sobre la vida? Tal como lo hacen Trump, Bolsonaro y el socialdemócrata López Obrador en México. Y cuando se prioriza la economía sobre la
vida, ¿eso no tiene nada que ver con la ideología y la política?

También podrían preguntarse: ¿Por qué China, siendo el primer país donde apareció el COVID-19 pudo obtener resultados tan sorprendentes y positivos para su enorme población en cuestión de un poco más de 2 meses? ¿Esta espectacular performance china es atribuible a que los dirigentes chinos son unos genios o porque están inmersos en un sistema político, social y
económico diferente? Nadie de buena fe y con un poquito de sentido común, puede decir que esos comportamientos y esas decisiones tan trascendentales son independientes de los sistemas políticos y económicos.

No hace falta ser un sabio para saberlo. Ah! también podrían hacerse la siguiente pregunta: ¿Cómo Cuba, un país pequeño y no muy rico en
recursos naturales como otros, bloqueado hace más de 6 décadas por la primera potencia capitalista, es hoy una potencia mundial en materia de salud? Es una potencia porque no sólo envía médicos a varios lugares del planeta, sino que ha formado -y sigue formando- gratis a más de 60 mil profesionales de la salud de 138 países y fabrica en sus laboratorios y
centros de investigación medicamentos capaces de salvar vidas.

Más de 400 mil colaboradores de la salud han cumplido en 56 años misiones en 164 países. ¿Quién no ha escuchado hablar en los últimos meses y en excelentes términos del Interferón Alfa-2B, creación de los y las especialistas de Cuba? Y en esto tuvo que ver también el célebre líder de la revolución cubana, el comandante Fidel Castro. Por eso su retrato está presente a la llegada del contingente cubano a Italia. Por eso, también, Fidel seguirá estando en el corazón de miles de millones de explotados en el mundo.

En mi país Haití, por ejemplo, el gobierno de Cuba envió ayer (25 de marzo) un contingente de 348 médicos y enfermeros además de los 8 mil que ya estaban trabajando en los 10 departamentos geográficos. Adoptó tal decisión luego de que el gobierno haitiano confirmara hace una semana que había haitianos infectados por el COVID-19.

Se trata de una decisión política trascendental y profundamente solidaria, teniendo en cuenta que los dirigentes cubanos saben muy bien que el actual presidente de facto de Haití, Jovenel Moïse, traicionó a la República Bolivariana de Venezuela al apoyar en todos los foros internacionales la política del imperialismo norteamericano.

Cabe recordar que ese mismo Moïse había viajado en noviembre de 2017 a Venezuela para felicitar al presidente Maduro por su reelección y agradecer al mandatario bolivariano por la enorme ayuda brindada por Venezuela sobre todo desde la época del presidente Chávez. Pero, en 2018, Moïse como buen vasallo, ante varias olas de impresionantes movilizaciones populares
exigiendo su renuncia, para obtener el pleno apoyo del imperialismo norteamericano y conservar el poder decidió cambiar de postura. Así, al igual que los dirigentes yanquis y otros reaccionarios en el poder en la región, empezó a calificar al presidente Maduro de dictador que no respeta los principios democráticos, y que era necesario contribuir a la
liberación del pueblo venezolano solicitando su renuncia.

Con este cambio repentino, Moïse no sólo reveló ser un traidor, sino demostró que es un ser despreciable. Pues, justamente, él que no ganó en ninguna elección democrática y honesta, con una participación popular inferior a 21% según los propios datos oficiales y con menos de
500.000 votos sobre un padrón electoral de más de 6 millones, viene a hablar ahora de respeto a principios democráticos. Él, que es un presidente acusado con pruebas contundentes que está entre los responsables del robo de buena parte de los 4 mil millones de dólares de los fondos PetroCaribe. Fondos tan generosamente prestados a Haití por el gobierno de Venezuela para ayudar a la construcción de infraestructuras indispensables
para bienestar del pueblo haitiano.

No hay duda de que los dirigentes cubanos saben de esta situación; sin embargo, por humanismo acuden a apoyar al pueblo haitiano. También saben que el pueblo haitiano reconoce el valor de tal actitud y sabrá agradecer al pueblo cubano y a su gobierno revolucionario. No a través de las frases huecas y las falacias del discurso de la ministra de
salud que recibió ayer al contingente cubano, sino de otro modo.
Realmente hay que ser necio y profundamente inhumano para no reconocer este mérito de Cuba.

En todo caso, aquellos o aquellas que, en cualquier lugar del mundo, no practican solidaridad, para no caer en la ridiculez, sobre todo en estos momentos de pandemia, sería mejor mantenerse calladitos antes de criticar a Cuba.

En tercer lugar, hay otro comportamiento de los grandes medios marcado por el cinismo. Eso se nota cuando claman a que todos tenemos que estar juntos. Así, para ellos no hay responsables de la destrucción del sistema sanitario en un país, las políticas neoliberales no tienen nada que ver, todos somos hermanos y actuamos en función del llamado bien común.

Inclusive, se escuchan ahora voces, que no hace tanto estuvieron rabiosamente en contra de cualquier tipo de regulación estatal, rogando por la intervención del Estado para repatriar turistas varados en distintos países del mundo, para asumir todos los roles para resolver la
crisis. Ahora, si eso fuera aceptado de esta manera, sin duda en algún momento de la historia se volverán a poner en práctica esas nefastas políticas, y ahí se comprobarán que las lecciones del COVID-19 no sirvieron para nada.

En este marco, pienso que lo ocurrido, ha de hacernos entender que siempre hay que salvar vidas en cualquier lugar y en cualquier momento. No hay muertes de primera y otras de segunda o de tercera. Es imprescindible, entonces, entender que el primer paso es la destrucción del sistema de producción capitalista y la construcción de una sociedad humana a partir de la socialización de los medios de producción.

Henry Boisrolin, Comité Democrático Haitiano

You must be logged in to post a comment Login