Bolivia. Nos gobierna el miedo

Resumen Latinoamericano 13 de marzo de 2020

Radios Comunitarias Abya Yala

Los habitantes de centros urbanos, una vez más, han sido presa de pánico incontrolable, repitiendo los días de noviembre, cuando de manera inexplicable cada vecino construyó barricadas, para impedir el paso de un enemigo indefinido.

En noviembre corrió el rumor que las “hordas” de la ciudad de El Alto asaltarían, los mismos barrios alteños y de la ciudad. La irracional argumentación, no soportaba ningún análisis, pues ¿cómo llegaban las “hordas”, cuando ellas mismas construyeron sus barricadas? El fenómeno social, que nos atrapó en el mes de noviembre tiene su explicación en la llamada colonización emocional; definida por Hugo Bleichmar y Susana Espeleta, como: “..el proceso por el cual alguien pasa a pensar, sentir y actuar bajo la influencia de un otro –el colonizador- que le impone su subjetividad sin que el colonizado tenga conciencia de ello..” Este proceso se ha dado en Bolivia desde hace mucho tiempo atrás, podemos decir que se remonta a 5 siglos atrás, lo que podemos definir como las “elites de poder” bolivianas, siempre negaron su identidad y copiaban actitudes, culturas, extranjeras.

Esta colonización emocional fue utilizada en política, para promover ideas como “las razas superiores” que llegaron inclusive a costar 60 millones de vidas humanas, en la segunda Guerra Mundial.

En nuestro país, se instalaron “emociones” en contra de los pueblos originarios, “collas malditos, raza maldita o indio” son las ideas centrales instaladas en las capas urbanas de las ciudades y con esos pensamientos se logró una inestabilidad política los últimos tres años.

Esta colonización emocional, ha vuelto a presentarse frente al peligro del corona virus y la población urbana ha reaccionado con actitudes irracionales. Ese es el efecto psicológico que han instalado en los cerebros de la población, y que en cualquier momento puede explotar en acciones violentas.

Para desmontar esta especie de conductismo colectivo, es necesario un largo proceso de catarsis colectiva, para devolver el equilibrio emocional, a gran parte de nuestra sociedad, especialmente urbana, que ha sido presa de la manipulación de su conciencia.

El miedo, que es el resultado de esta colonización emocional, tiene un gran aliado en el marcado individualismo que fomentan las políticas de libre mercado, donde “sobrevive el más fuerte”, por eso no interesa el vecino o el “otro” esté será siempre un potencial enemigo. Las múltiples balaceras en colegios de Estados Unidos, confirman esta situación.

Tenemos la obligación, frente a la adversidad de recuperar el equilibrio emocional, para lograr una vida plena y alejada del miedo.

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