Argentina. Salarios e inflación

Germán Pinazo y Alan Cibils* / Resumen Latinoamericano / 20 de febrero de 2020

El vínculo entre inflación y salarios volvió a estar en la discusión pública en estos días, esta vez por declaraciones del secretario General de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky. Aunque parezca mentira, otra vez hay que decir algo que hoy en día debería ser evidente: los salarios no han sido (ni son) los responsables de la inflación en la Argentina, en todo caso, son la principal víctima.

Como investigadores docentes de una carrera de Economía ubicada en una Universidad Pública del conurbano bonaerense, nos parece que es importante intervenir en esta discusión, sobre todo porque las declaraciones de compañeros sindicalistas sumamente influyentes dentro del campo popular, como es Hugo Yasky, contribuyen a generar sentidos comunes que son preocupantes especialmente hoy, a pocos días de comenzar a discutir las paritarias salariales.

No es cierto, como dijo el compañero Hugo Yasky en estos días, que “la cláusula gatillo genera inercia inflacionaria”. En todo caso, la cláusula gatillo es un mecanismo defensivo, que siempre actúa tarde, para amortiguar pérdidas de poder adquisitivo frente a procesos inflacionarios. Y como, justamente, se aplica luego del aumento de precios, siempre supone una pérdida de poder adquisitivo, aunque entre puntas la variación del salario nominal pueda terminar siendo la misma que la del índice que se toma como referencia.

De hecho, las negociaciones paritarias en contextos de inflación se realizan mayoritariamente sobre la inflación pasada, no sobre la inflación esperada. En este sentido, los aumentos salariales siempre “corren de atrás” a los precios, intentando recuperar poder adquisitivo con un rezago de meses o años.

Nos parece sumamente relevante insistir sobre esto porque de declaraciones como las del compañero Yasky se desprende que intentar mantener algo del poder adquisitivo de los salarios puede tener alguna responsabilidad en el proceso inflacionario, y esto, al menos en estos años en la Argentina, no es así en absoluto.

La inflación argentina de los últimos años (y la de gran parte de su historia) se explica sobre todo por los problemas del sector externo (por las desregulaciones y el fenomenal proceso de endeudamiento al que nos sometió el macrismo), sus consecuencias sobre el tipo de cambio y el impacto del tipo cambio sobre los precios dolarizados de la economía (alimentos, combustible, servicios públicos, transporte, etc.). Los salarios no tuvieron nada que ver. De hecho, basta ver que durante la gestión de cambiemos el retroceso del salario real de los trabajadores registrados fue de 18,5 por ciento (desde noviembre de 2015 a noviembre de 2018), mientras que la inflación trepó entre un 20 o 25 por ciento por año a casi un 60.

El “éxito” de la gestión macrista ha sido el dejar un endeudamiento público en dólares que es literalmente impagable. En este sentido, tiene muchos puntos en común con la última Dictadura Militar. Dicho rápida y esquemáticamente, durante todo el gobierno de Alfonsín, el gran problema económico de su gestión fue qué hacer con la deuda, y fue la deuda la principal herramienta utilizada por los organismos multilaterales de crédito para presionarlo para privatizar las empresas públicas, que en ese momento eran el gran botín del capital internacional. Y fue la imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre esas reformas lo que desembocó en la hiperinflación de sus últimos años, luego de un vaciamiento deliberado de los pocos dólares que tenía el banco central. Y tanto allí, como ahora, los salarios no tuvieron nada que ver.

La tarea que tiene el gobierno de Alberto Fernández es complejísima, y quizás los salarios no recuperen pronto el poder adquisitivo pulverizado por el macrismo. Pero de ahí a sostener, a días de una negociación paritaria, que los salarios tienen algo que ver con la inflación, hay una distancia muy grande. Y este tipo de discurso es más problemático aún cuando proviene del sindicalismo, que debe velar por el poder adquisitivo de los salarios, entre otras cuestiones.

*Área de Economía Política, Instituto de Industria, Universidad Nacional de General Sarmiento. 

País Digital*

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