México. Por continuar exigiendo sus derechos, ahora los llaman “indígenas fifís”

Por Yásnaya Aguilar

Yo conocí antes de “Hablan los pueblos” otra iniciativa de Gloria Muñoz y de su maravilloso equipo sobre las mujeres del Congreso Nacional Indígena. Me pareció realmente impresionante la manera en que estaba hecho y la narrativa que ahí planteaba, y en ese sentido me parece muy importante lo que la escritora Chimamanda Ngozi Adichie llama “conjurar el peligro de la historia única”. Justo en este momento tenemos mucho este peligro.

Antes de que ganara las elecciones el gobierno actual, una persona muy optimista me decía que por lo menos los pueblos indígenas íbamos a tener un descanso, que por lo menos iban a dejar de matarnos, y entonces tendríamos tiempo de ocuparnos no sólo de lo urgente, sino también de lo importante, como fortalecer las bases de redes comunitarias por si se viene un Bolsonaro, pero lamentablemente ni siquiera eso. Seguimos en lo urgente, pero con un peligro añadido, que es que ya es difícil disentir sin que te identifiquen con la derecha. Incluso cuando las mujeres de mi comunidad exigieron al presidente el acceso al manantial del que hemos estado privados desde hace dos años, se creó una nueva categoría, que es “indígenas fifís”.

Yo sé y he experimentado la desesperación de tener la narrativa aplastante y de no tener los medios para poder expresarte y romper ese bloque de información. Ahora tenemos esta narración tan fuerte de que tenemos que descansar, de que ya se luchó y que no hay nada que sea necesario hacer. En ese sentido, proyectos que parecían tan de la derecha, como tener una policía militarizada, de pronto son celebrados, o lo que está pasando en la frontera sur.

El hecho de que estén hablando los pueblos de la manera que lo están haciendo en este micrositio de Derecho de réplica, evidencia que si pensábamos que el Estado neoliberal era el problema, porque ahora se maneja un discurso de que el neoliberalismo se acabó, entonces regresamos a un modelo de estado de bienestar que se construyó y que si alguna vez alguien lo disfrutó fue a costa también de nuestros territorios y de los pueblos indígenas.

Nos han vendido una farsa entre lo que es un Estado neoliberal y uno que es proteccionista o nacionalista, porque simplemente cambia quién lo va a exponer. Si es el nacionalista, es el Estado mismo el que da la cara, y si es el neoliberal, son las empresas, pero al final hay una gran alianza. Detrás de los megaproyectos están las grandes empresas con un discurso neonacionalista, desde los servidores o siervos de la nación que quieren convencernos de las bondades de los proyectos. Este nuevo nacionalismo es bien peligroso porque es bien difícil formar alianzas, porque las que antes teníamos son las que ahora nos llaman “indígenas fifís”.

Mi comunidad está en la sierra, pero en la región baja también es el Istmo, entonces con las consultas, que para empezar no se hicieron en nuestras lenguas, siempre me pregunto “¿a quién están consultando?”, porque si están consultando como sucedió en el caso del mixe bajo, a las autoridades, estas autoridades no se mandan solas. En nuestra tradición por lo menos hay una asamblea, y la asamblea es el máximo órgano de gobierno. Estas autoridades tienen que escuchar la información y después pasarla a la asamblea para discutir bien, pero esto no sucedió, mucho menos en nuestras lenguas.

Por otra parte hubo comunidades zapotecas en la sierra que se negaron a ser consultadas, que también debería ser su derecho. No hay una ley de consultas, pero si existiera habría que ver qué tanto control tendría el Estado sobre las comunidades que se autoconsultan. Pero otra vez se tiene la sensación de que los pueblos indígenas estamos en contra del progreso. Es la lógica perversa, y entonces dicen que cómo va a avanzar el país, ¿cómo va a haber electricidad que darle a los pueblos si no se construye la presa?

Muchos de los pueblos indígenas están en lo que se llama vulnerabilidad ecológica, entonces la mayoría de la población que ha dejado una huella ecológica menor es la que es más vulnerable. Mientras, la porción de la gente con más recursos y que ha contaminado mucho más, va a tener muchos privilegios. Me imagino un escenario semejante a la Conquista ante lo que viene con el cambio climático. Todas las luchas, las luchas de las mujeres, por el territorio, todas van a estar enmarcadas dentro de los efectos del cambio climático. Lo que nos ha permitido sobrevivir son las estructuras de cooperación comunitaria, que son las que harán que se salven las vidas.

Hay un esfuerzo por la vida, que creo que es el que está en todas las personas. No es sólo Morelos. Lo que pasa en un lugar va a repercutir en otro. Son muchos por la vida misma contra esta cultura de muerte que ahora está representada en un proyecto que creyeron que por lo menos iba a respetar la vida, y que por lo menos íbamos a tener a Samir organizando estas estructuras para lo que se viene, para esta catástrofe que está a la vuelta. Pero ni siquiera eso.

A mí me cuesta un poco ser optimista, pero es que tampoco tenemos muchas opciones. Si viene la muerte, tenemos que conjugarla con la vida, y para hacerlo hay que buscar las herramientas y alternativas, y lo que yo encuentro en proyectos como Desinformémonos y como en Hablan los pueblos, es conjurar y ver que no se trata de “indígenas fifís”, como el gobierno progresista con la idea de un desarrollo tal nos dice, sino con una lucha por la vida.

Sigue siendo esta lógica perversa nacionalista la que, mientras se mata a Samir, mientras las consultas no están en nuestras lenguas o que no están bien hechas, lo que hace el Estado muy bien es apropiarse de los elementos culturales y de sus lenguajes. Así como el Estado mexicano hacía todo por desaparecer a los pueblos y la lengua náhuatl, al mismo tiempo se apropiaba de ellos.

Mantenerse con vida es resistir, y por eso Samir vive, y por eso las mujeres de Ayutla seguimos pidiendo agua para vivir.

Participación de la activista Yásnaya Aguilar, lingüista mixe, en la presentación del proyecto multimedia Derecho de réplica. Hablan los pueblos, el 15 de octubre de 2109, en el Colegio de Sal Ildefonso.

FUENTE: DESINFORMÉMONOS

Foto: Maya Goded / Hablan los Pueblos

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