Latinoamérica. Pensamiento crítico. Algunas esperanzas, mucho miedo y mayor vergüenza

Por Juan Guahán, Resumen Latinoamericano, 7 octubre 2019

Dice el tango: “Al mundo le falta un tornillo// que venga un mecánico…// ¿Pa’ qué, che viejo?// Pa’ ver si lo puede arreglar…” Aquí se reflexiona sobre algunas de las razones de esta locura. También el modo que ella se manifiesta entre nosotros. Elecciones de Mendoza, último ensayo antes del 27/10. Perú y el generalizado desprestigio parlamentario. 

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Cuando cualquiera de nosotros, testigos de estos tiempos, echa una mirada sobre la realidad no puede menos que padecer una crónica disociación. Se da entre las grandes esperanzas que despiertan las posibilidades -de todo tipo- que la humanidad tiene por delante, junto a las injusticias y los graves riesgos que ese mismo ser humano va construyendo diariamente. Es por eso que, por momentos, imaginamos un futuro venturoso y en otros creemos estar avanzando hacia un futuro perdido.

¿A qué viene todo esto? En primer lugar al reciente y comentado desafío de un grupo de jóvenes -entre ellos un argentino- en la Asamblea General de la Naciones Unidas. Allí advirtieron a los jerarcas del mundo que ya no creían en sus palabras porque sus hechos llevaban a este planeta, el único que –por ahora- es habitable, a una catástrofe.

Días después de esa afrenta las Naciones Unidas hicieron público otro documento no menos alarmante. Allí dan cuenta de la aceleración en el derretimiento de los hielos y el consecuente crecimiento del nivel del mar, que afecta a millones de personas de algunas decenas de poblaciones vastamente pobladas. Este aceleramiento supone que el nivel del mar crecería alrededor de un metro para antes de fin de siglo, con más de 150 millones de afectados. De este tema se ha hablado mucho y durante mucho tiempo pero da la impresión que ahora “el agua nos llega al cuello” y este es uno, pero no el único, de los indicios del mundo que se aproxima. Pareciera que esta vez… ¡el lobo está! El calentamiento global es el mal causante de estos problemas: EEUU, China y la India, sus principales responsables.  Pero no son los únicos. Para el lado que miremos nos encontramos con fenómenos semejantes. La masiva deforestación, cuyo mayor desarrollo se produce en tierras de Nuestra América, está entre las razones fundamentales de esta creciente tendencia y las inundaciones su manifestación más próxima y evidente. La velocidad con la que se destruyen eco-sistemas no tiene antecedentes conocidos. Millones de plantas y animales desaparecidos, o en riesgo de serlo, son sus efectos inmediatos. 

Estos fenómenos se manifiestan en la naturaleza pero tienen su origen en la actividad humana. La explosión tecnológica y productiva, pero guiada por el objetivo de lograr mayores ganancias, está en la raíz de estas manifestaciones. Los mismos avances que son capaces de reducir a su mínima expresión el esfuerzo y el trabajo humano son los que contribuyen a una feroz competencia por una mayor concentración de la riqueza. Iguales rumbos están siguiendo los productos que la inteligencia artificial pone en manos de la humanidad. Pareciera que aquellos aspectos que deberían despertar admiración y esperanza en el futuro están siendo usados para agravar la actual desestructuración cultural, el crecimiento astronómico de la concentración económica y las desigualdades entre países y al interior de cada uno de ellos. Todo lo cual genera conflictos de todo tipo que ponen en evidencia la incapacidad de las actuales dirigencias para evitar el colapso de las estructuras sociales y del propio planeta.

La esperanza existe, porque las condiciones para otro tipo de sociedad están, pero los avances que la humanidad ha desarrollado están más cerca de aportar a su destrucción que a su bienestar y felicidad. De allí el miedo con el que trascurre la existencia cotidiana. Allí también radica la vergüenza de esta locura, porque este sistema y su dirigencia son responsables de los actuales males, que sufren inmensas mayorías.

LOS DATOS SOBRE POBREZA: UN APORTE NUESTRO A ESTA LOCURA

En esta semana se publicaron algunos datos sobre la pobreza e indigencia en nuestro país. Ellos contrastan, vergonzosamente, con nuestra publicitada capacidad de producir alimentos para más de 400 millones de personas. Esos datos recientes son una versión actual y amplificada de lo que nos viene ocurriendo de un modo recurrente. En reflexiones anteriores se han hecho referencias al hecho que los diferentes gobiernos electos por el voto no han sido capaces de mejorar las condiciones socio-económica de la herencia de la genocida dictadura de 1976/1983. Por el contrario, esa situación se ha ido desmejorando a tal punto que los datos actuales son peores a los de ese momento. Desde 1983, hemos padecido 3 grandes crisis. La de Raúl Alfonsín en 1989; la de Fernando de la Rúa en el 2001 y la actual de Mauricio Macri.

Lo publicado esta semana por el INDEC da cuenta de una realidad innegable. Pero esa información merece ser comparada con la existente en otros momentos claves. El año 1976 se inicia con una pobreza que ronda el 5%; cuando asumió Alfonsín (1983) ella estaba por el 21% y la primera medición posterior al fin de dicho gobierno (1989) indicó que la pobreza estaba en cifras semejantes; Carlos Saúl Menem la dejó con un 26,7%; De la Rúa con 35,4%; Eduardo Duhalde cerró su gobierno con una pobreza del 47,8%; Néstor Kirchner terminó su mandato con un índice del 26,9% y Cristina del 30,1%. La cifra de Macri, del 35,4% para el cierre del primer semestre, que augura una superior al 40% al culminar el año, está elevando el promedio de estos años y dan cuenta del fracaso del gobierno de Macri, quien había pedido que su mandato fuera evaluado por la evolución de la pobreza.En este sentido, los resultados son claros y rotundos.

Pero los datos publicados también merecen otro par de consideraciones que resultan importantes para conocer nuestra realidad y su futuro. Esa cifra global del 35,4% de pobreza no se reparte homogéneamente en el país. No, de ninguna manera. Veamos sus extremos: La menor pobreza se registra en Capital Federal (14,3%) y la región patagónica (28,5%); el mayor índice se observa en la región del Noreste (NEA) con el 42,4% y el Gran Buenos Aires con 39,8%. El otro dato aún más significativo se refiere a la situación de franja etaria de los menores de 14 años, en ese caso la pobreza promedio es del 52,6%. Más de la mitad de los chicos del país se están criando en medio de la pobreza. ¡Así estamos preparando el futuro!

ELECCIONES EN MENDOZA: ÚLTIMO ENSAYO ANTES DEL 27/10

El domingo pasado se hizo en Mendoza el último ensayo parcial, antes de las elecciones generales del 27 de octubre. En las PASO había ganado la interna peronista una candidata de La Cámpora. En el resultado general el peronismo había quedado 7 puntos por debajo de la fuerza orientada por el gobernador radical. A pesar del esfuerzo de Alberto Fernández, para nacionalizar esa elección convocando a la mayoría de los gobernadores a esa provincia a un acto de apoyo, los resultados no fueron buenos. El candidato radical que es parte de CAMBIEMOS, aunque no simpatiza con Macri, duplicó la diferencia –ganó por más de 14% puntos- y estuvo bordeando el 50% de los votos.

Da la impresión que estos resultados no tendrán mayor influencia en el panorama  nacional, ellos responden más a la idiosincrasia de una provincia que, junto con Salta y Corrientes, expresan a las sociedades más conservadoras de nuestro país. De todas maneras hay elementos a tener en cuenta para evaluar las perspectivas futuras. Las dos cuestiones más significativas tienen que ver con temas que se entrelazan. La interna peronista, con el peso mayoritario del cristinismo, junto a las resistencias que ello genera en una franja importante de la sociedad.

La candidatura de Anabel Fernández Sagasti, triunfante en las PASO e integrante de La Cámpora y de la mayor confianza de Cristina, es el símbolo de esa situación. Para oponérsele, creció el voto del oficialismo radical en la misma cantidad que aumentó la diferencia con la candidata del peronismo.

Cristina, consciente de esa generalizada situación cedió el primer lugar de la fórmula a Alberto. Pero es indudable que esa situación, de “resistencia” a Cristina, será agitada sistemáticamente, desde los sectores más conservadores, para enterrar los intentos de cambio o mejora que pueda insinuar el gobierno de “los Fernández”.

Para no entrar en este juego, que tiende a ocultar la realidad, el movimiento popular tiene por delante el desafío de elaborar programas y políticas que recojan las legítimas aspiraciones de las mayorías y desde allí apoyar o criticar.

De este modo el gobernador mendocino Alfredo Cornejo, quien diseñó con Alberto Fernández –en tiempos de Néstor- al “radicalismo K” que llevó a Julio Cobos a ser vice de Cristina, se va constituyendo junto a Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Martín Lousteau y Gerardo Morales en el recambio de Macri y eventuales jefes de la oposición al gobierno de “los fernández”

PERÚ Y EL GENERALIZADO DESPRESTIGIO PARLAMENTARIO

Que el sistema institucional de nuestros países está profundamente desprestigiado no quedan dudas, también es cierto que nuestros parlamentos, concentran la mayor parte de esas opiniones negativas. Otra prueba de esa tendencia la acaba de ofrecer Perú. Allí los últimos 5 presidentes: Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García (se suicidó), Ollanta Humala y Pedro Pablo Kucynski están condenados, investigados o prófugos de la justicia.

Martín Vizcarra y Mercedes Aráoz fueron vicepresidente/a respectivamente del electo y destituido Presidente Kucynski. Cuando Vizgarra asumió como Presidente se fueron agudizando las diferencias con el Parlamento a raíz de investigaciones por corrupción e intentos del parlamento de imponer su voluntad en las designaciones de funcionarios del sistema judicial. Eso derivó en un enfrentamiento abierto entre Presidente y Parlamento. El  Presidente disolvió el Parlamento y convocó a  nuevas elecciones. Desde el Parlamento licenciaron a Vizgarra y designaron Presidenta a la Vice: Aráoz. Vizgarra tuvo el apoyo de Ejército y Policía. Aráoz renunció y todo parece encaminarse hacia una nueva elección que se realizaría el 26 de enero. El pueblo en la calle aplaude la disolución parlamentaria y reclama otras medidas, entre ellas la realización de una Asamblea Constituyente.

Perú ha crecido en los últimos 20 años a un promedio del 4% anual. La tasa más alta de la región. Su inflación ronda el 5%, la pobreza ha evolucionado de cerca del 60% en 2004 a un 22% actual y la informalidad ha ido del 80 al 65% de hoy. Es posible que Perú sea el modelo que quieren aplicar, en varios países de la región, los grandes intereses económicos mundiales. Con una informalidad prácticamente carente de derechos, que hace de “salvavidas de los pobres”. También reina el boom de las materias primas -en este caso mineras-, donde no se computan los pasivos ambientales, que ahora proveen divisas y luego harán ver sus costos al reducirse o agotar la capacidad de extracción. En ese momento, el actual y generalizado saqueo podrá mostrar la cara de una miseria multiplicada.

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