Argentina en cuestión. Fernando Esteche desde la prisión: “Tenemos expectativas y optimismo, pero no es un optimismo ingenuo”

Fernando Esteche está detenido desde el 7 de diciembre de 2017 por la causa del “Memorándum de Entendimiento con Irán” en la cárcel de Marcos Paz del Servicio Penitenciario Federal. Memorándum que fue ratificado en su momento por el Congreso de la Nación.

Por Marcelo “Pancho” Langieri, Resumen Latinoamericano, 30 septiembre 2019

El carácter político persecutorio de su detención se acentúa por ser el único detenido de la causa sobre la que el juez Claudio Bonadío dictó los procesamientos y las preventivas de una treintena de personas entre las que se encuentran Cristina Fernández de Kirchner, Carlos Zannini, Héctor Timerman, Luis D’Elía y Jorge Jalil.

No es el único caso de detenciones políticas; prisiones que niegan derechos constitucionales que no se justifican y que afectan en todos los casos a dirigentes de la oposición. Pero su situación constituye una de las mayores arbitrariedades de la justicia argentina tanto por la naturaleza de la causa que lo afecta, que como se señala más arriba el memorándum fue avalado parlamentariamente, como por la denegación de la excarcelación cuando no existen causas valederas que la justifiquen. Situación que se sostiene por una “doctrina”, de implementación coyuntural, para perseguir militantes o dirigentes políticos opositores. Se pasa así de la presunción de inocencia a la sospecha de culpabilidad conjetural cuando el verdadero depositario social de las sospechas de parcialidad y arbitrariedad resulta ser un poder judicial amañado y complaciente del gobierno de turno.

¿Cuál es tu situación procesal?

Originalmente la carátula de la causa era por “traición a la patria” y “encubrimiento agravado, abuso de autoridad y obstrucción del acto funcional”, siendo que el primer delito fue desestimado posteriormente en Cámara. En el marco de una treintena de procesados, soy el único que permanece detenido por esta causa: me confirmaron la prisión preventiva y me negaron recurrentemente los sucesivos pedidos de excarcelación argumentando la posibilidad de que podía “entorpecer” la celebración del debate.

¿Recientemente fuiste a juicio oral por otra causa?

El 25 de julio de 2019 salí absuelto de otro proceso por “incitación a la violencia colectiva” a partir de una denuncia impulsada por el fiscal Marcelo Romero que tenía una expectativa de condena de 1 a 6 años de prisión. Finalmente se demostró que era una acusación basada en una fakenews del diario La Nación, quedando así registrado en los estados judiciales bonaerenses.

¿Cuáles son los próximos pasos procesales?

Actualmente estamos esperando la fecha del juicio oral por la causa del Memorándum ya que hace más de un año y medio fue elevada. Sabemos que es un juicio que nunca va a tener fecha por su inconsistencia probatoria. Hay que recordar que esta denuncia (realizada por el fiscal Alberto Nisman) había sido rechazada por inexistencia de delito por el Juez Daniel Rafecas, cuyo fallo quedó a su vez ratificado por la Cámara de Apelaciones (siendo “cosa juzgada”). Sin embargo, Bonadío la reabrió a expensas de una grabación ilegal de una conversación privada entre el ex Canciller Héctor Timerman y un dirigente de la comunidad judía. Más tarde o más temprano las nulidades privarán, pero, mientras tanto, estoy transitando 22 meses privado de mi libertad esperando fecha de juicio.

¿Cómo interpretás la coyuntura política post-paso?

Como primera reflexión, puede observarse como desde el momento mismo de la construcción de la fórmula presidencial Fernández-Fernández se marca la posibilidad de una salida ordenada del régimen de dominación del macrismo. Como segunda reflexión, expone la gradualidad tanto en términos de la reconstrucción de un proyecto popular como de la posibilidad de construcción de una nueva forma de dominación en el marco del neoliberalismo. Es decir, que el post-neoliberalismo surja como nuevo neoliberalismo.

Se trata de una alianza política de transición que tiene nítidas contradicciones hacia el interior; que sirve, si se quiere, como polo de acumulación para resolver la contradicción principal de nuestro país y del campo popular que es la derrota del régimen que encarna Mauricio Macri. Pero que anuncia a su vez, nuevas contradicciones -algunas muy acentuadas- que no van a tardar en aflorar como ya está sucediendo en la propia campaña electoral.

¿Cómo se está dando esto?

Ejemplo de ello son las declaraciones de Sergio Massa sobre la detención de Milagro Sala o las declaraciones de Alberto Fernández demoliendo las principales columnas de constitución identitaria del proyecto del kirchnerismo como la ley de medios, la recuperación de las AFJP, la nacionalización de algunas empresas de servicios y la política tarifaria, o las alianzas en torno a distintos grupos de poder. Incluso la valoración del informe Bachelet sobre Venezuela marca la permanencia de la impugnación que hizo en su momento al proyecto del kirchnerismo en sí.

¿Cuáles son los interrogantes en este marco?

La gran pregunta es qué condiciones tiene el movimiento popular. Será una transición dura que no admite resignaciones, en las que habrá que dar batalla para forjar una nueva subjetividad capaz de superar esa tracción a su favor. Lo que hay como dato significativo es que, ante la derrota objetiva del proyecto macrista, la señal es que no se vayan antes. Esta especie de tregua que se le otorga y que se orienta a los sectores populares para que no salgan a la calle, es una concesión para permitir la retirada ordenada.

¿Y cuáles son las perspectivas?

Hay limitaciones a nivel de formación, articulación y estructuración de cuadros. Sin embargo, hay en algún sentido una conciencia política colectiva respecto a la posibilidad de un proyecto popular, de encaramarse en el poder.  Pero dependerá de que pueda surgir una subjetividad política con estrategia, con capacidad de maniobra táctica y con una fuerte definición revolucionaria. Si esto no se resuelve de manera revolucionaria no tiene resolución. Hay que recuperar a Lenin en las tesis de abril.

Estamos con expectativa, con esperanza en general respecto a las posibilidades de nuestro pueblo de tensar e inclinar el camino a su favor. Pero también hay señales preocupantes como es esta concertación de parte del movimiento obrero: se llama a personajes como Héctor Daer o Gerardo Martínez, y hay ausencias importantes -en capacidad de lucha de la propia clase- como son logística y servicios (transporte, bancarios) como a nivel incluso político e ideológico de los sectores sindicales. Y de parte de los sectores empresarios padecemos una profunda transnacionalización, en los cuales no guardaría ningún tipo de expectativa.

Tenemos expectativas y optimismo, pero no es un optimismo ingenuo.

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