Cuba. Creación de los CDR “somos más que un Comité”

Por Dailenis Guerra Pérez, Resumen Latinoamericano 26 de septiembre de 2019

Es imposible hablar de los Comités de Defensa de la Revolución y no pensar en Fidel, quien con sus ideas y acciones enseñó verdaderamente el significado de pueblo. La sabiduría del líder fue decisiva para que la comunidad ganara confianza en las transformaciones que emprendía la nación en aquella época. Cómo olvidar aquellas palabras en el discurso del 28 de septiembre  de 1960 cuando su fundación:

“…Vamos a implantar, frente a las campañas de agresiones del imperialismo, un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria y que todo el mundo sepa quién vive en la manzana. (Aplausos del pueblo) Y qué hace el que vive en la manzana y qué relaciones tuvo con la tiranía. Y a qué se dedica, con quién se junta, en qué actividades anda; porque si  creen que van a poder enfrentarse con el pueblo; ¡Tremendo chasco se van a llevar!…”

Esa misma noche, al término del discurso, nacían los primeros Comités de Defensa de la Revolución (CDR); organización que seis meses y varios días después,  desarticularía a los elementos que pretendían servir de quinta columna a la brigada mercenaria derrotada en Playa Girón.

Se constituían así los CDR,  como una célula del barrio que canaliza las necesidades del pueblo, para defender la obra que iniciaba la Revolución. Mujeres, hombres, ancianos, estudiantes, trabajadores, campesinos, profesionales, intelectuales, jubilados o amas de casa, se sumaban a las tareas iniciales de la vigilancia revolucionaria, a otras de interés popular como la educación, el trabajo voluntario, las actividades patrióticas, de salud, como las vacunaciones y donaciones de sangre, la recogida de materias primas, la protección del medio ambiente y muchas más.

Luego Fidel se percató de que había que fomentar la solicitud humana y el bienestar de la población, siempre obstaculizando con su activo papel, los planes de los que quieren hacer volver atrás las conquistas revolucionarias, sumando entonces entusiasmo, iniciativas, voluntad, altruismo, solidaridad, humanismo y combatividad; por lo que la genial idea del Comandante, se convirtió en la más pujante organización de masas de Cuba.

Con Fidel al frente, no hubo  un solo acontecimiento histórico después de su nacimiento, en el que no hayan participado de forma sobresaliente, los miembros de los CDR, para demostrar su potencial de movilizar a toda la sociedad, en las tareas de defensa de la Revolución y las conquistas del socialismo. Tuvieron entre otros objetivos, la participación en la campaña nacional de alfabetización, y las vacunaciones contra la poliomielitis y otras enfermedades.

El trabajo de los cederistas fue decisivo en las movilizaciones populares por el regreso del niño Elián González y por la liberación de los Cinco Héroes prisioneros en las garras del imperio. 

Hoy en los CDR se brinda atención a la niñez, los ancianos, y a los procesos electorales del Poder Popular, pues se ha creado como fruto del ejemplo de Fidel Castro, el Destacamento Juvenil 9no Congreso de los CDR, quienes garantizan el futuro de la organización, porque están siempre “cara a cara con el porvenir, con esa meta de vencer o morir, seguros que desde las cuadras crece nuestro país, se desarrolla y se proyecta”. 

Pero los CDR están presentes en todos los procesos importantes que acontecen en la Isla. Es en las manzanas donde nacen las opiniones del pueblo, donde se forjaron las primeras líneas de nuestra actual Carta Magna, se discutió ese proyecto y finalmente se aprobó.

Los Comités han sido siempre un enlace transcendental en la protección de vidas humanas durante desastres naturales y constituyen un elemento de apoyo vital a la Defensa Civil de nuestra nación durante esas situaciones.  Es desde el barrio, donde se vela por la tranquilidad de los sueños de los cubanos. Donde la familia se torna más grande, donde los vecinos permiten que no se escuche música en los oídos del imperialismo, pues defienden cada proceso, cada ley, cada medida que se toma en el país para defender la Revolución y es discutida y aprobada en la comunidad.

Desde el barrio se proyectan los sentimientos revolucionarios más cabales, se logra la compactación de las masas, la explosión de la fuerza de un pueblo para no solo proteger cada hogar, si no mantener, ante las agresiones del imperio,  la resistencia de un pueblo en Revolución.

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