Venezuela. Guaidó anuncia que la Asamblea Nacional en desacato aprobará Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca / Guaidó y EEUU abren puertas para la renegociación de deuda y entrada del FMI

Resumen Latinoamericano*, 8 julio 2019.

El autoproclamado presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, anunció este domingo 7 de julio que la Asamblea Nacional en desacato aprobará en segunda discusión la activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar), al tiempo que se planteó como reto movilizar la presión tanto nacional como internacional para “lograr nuestro objetivo”.

“Vamos a avanzar en todos los terrenos de lucha. Tenemos el legítimo derecho de construir las capacidades y alianzas internacionales necesarias para proteger y defender al pueblo y nuestra soberanía. Cumplidos los pasos requeridos, la Asamblea Nacional aprobará el TIAR”, escribió Guaidó en un mensaje publicado en la red social Twitter.

 

En otra publicación, el diputado en desacato detalló que después “de aprobado nos tocará construir el respaldo de los demás países de la región para este mecanismo cuya aprobación final pasará en la OEA. Nuestro reto es movilizar y aumentar la presión dentro y fuera de Venezuela para lograr nuestro objetivo”.

 

En este sentido, Guaidó insistió en otro mensaje que “la transición es irreversible, pero que no existen soluciones mágicas. Tanto el TIAR, como los demás mecanismos que usaremos, requerirán aumentar la presión interna y externa”.

 

“Asumo mi responsabilidad en las acciones que vamos a liderar en todos los mecanismos que estamos ejerciendo, como parte de una sola estrategia, para conquistar el cambio”, destacó el dirigente opositor.

 

El Tiar y la dirigencia opositora: ¿enmascarar una intervención militar?

El pasado mes de mayo, la oposición venezolana se enfocó en un pacto interamericano de defensa firmado hace más de 70 años. En ese momento, el llamado Centro de Comunicación Nacional de la oposición escribió vía Twitter: “El presidente (E) Juan Guaidó ha iniciado el proceso oficial para reinsertar a Venezuela en el Tratado Interameicano de Asistencia Recíproca (TIAR) y el Sistema Interamericano de DD.HH. como medida de cooperación internacional (…)”.

 

El pasado 28 de mayo, la Asamblea Nacional en desacato aprobó en primera discusión un proyecto de ley de adhesión al Tiar. En esa oportunidad Guaidó escribió vía Twitter: “La Asamblea Nacional ha respaldado propuesta para avanzar en nuestro reingreso al TIAR”.

 

A propósito de estos movimientos de la dirigencia opositora, el experto argentino en Historia Económica Leandro Morgenfeld, en diálogo con el medio ruso Sputnik, manifestó que “no hay ninguna posibilidad de aplicar el TIAR en Venezuela y sería simplemente una forma de tratar de enmascarar el pedido que Guaidó ya hizo varias veces de una intervención militar de EE.UU”.

 

El Tiar a detalle

 

El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar), también es conocido como Tratado de Río, porque se firmó en esta ciudad brasileña el 2 de septiembre de 1947, después de la Segunda Guerra Mundial.

 

De hecho, el experto argentino Morgenfeld indicó que en sus orígenes el acuerdo estaba dirigido “a la conformación de un sistema interamericano hegemonizados por EEUU en la segunda posguerra”.

 

En la actualidad, 15 miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) forman parte del Tiar. Entre ellas se encuentran Estados Unidos, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, entre otros.

 

No obstante, este tratado se ha debilitado considerablemente. México lo abandonó en 2002, mientras que Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela lo hicieron en el año 2012. Cuba también hizo lo propio.

 

Este tratado establece que los países firmantes condenan la guerra y se comprometen a buscar soluciones pacíficas a sus conflictos. De igual forma, en su artículo 3º el Tiar refiere que “un ataque armado por parte de cualquier Estado contra un Estado americano será considerado como un ataque contra todos los Estados americanos”.

 

“En consecuencia cada una de dichas partes contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque, en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva que reconoce el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”, refiere el tratado en cuestión.

 

Morgenfeld recuerda que el TIAR “prácticamente nunca se aplicó”, a excepción de los años 60, con el bloqueo a Cuba y la guerra entre El Salvador y Honduras, cuando “respondía a intereses de EE.UU.” Además el experto argentino recuerda que este tratado quedó “herido de muerte” en 1982 cuando Argentina invocó su aplicación en la Guerra de las Malvinas; sin embargo, Washington se negó a aplicarlos contra Reino Unido, por ser su aliado en la OTAN.

 

(LaIguana.TV)


Guaidó y EEUU abren puertas para la renegociación de deuda y entrada del FMI en Venezuela

El esquema de proto-gobierno paralelo en Venezuela intenta tomar forma mediante un acto que recientemente diera a conocer la instancia denominada “Oficina del Procurador Especial de la República Bolivariana de Venezuela”, bajo la juridiscción administrativa del inexistente gobierno de Juan Guaidó.

La autodenominada oficina ha publicado un documento sin firma de un titular en el “cargo” donde detallan los “lineamientos para la renegociación de la deuda pública externa heredada del período Chávez/Maduro”, que se supone es un papel que prefija los principios para abordar el manejo de deuda externa de la nación, una vez tenga lugar el “cese de la usurpación” en Venezuela.

Básicamente, consiste en un conjunto de pautas para la creación de vías administrativas y legales que serían ejecutadas por el Ejecutivo
y Legislativo venezolano (una vez más, cuando “cese la usurpación”) para poner a beneficio de los tenedores de bonos de la deuda venezolana los
recursos de la nación, tal como ya se ha venido ensayando en meses anteriores.

El documento es sumamente ilustrativo de las intenciones declaradas y abiertas del pretendido gobierno en una era post-chavismo. En él se ve reflejado con claridad que en Venezuela tomaría cuerpo un tipo de gobierno corporativo mediante una gestión financiera claramente alineada a los intereses de bonistas, capitales extranjeros e instancias multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI).

No es para menos, dado que el documento fue redactado por Ricardo Hausmann, representante de Venezuela ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (y conocido sicario económico), y Alejandro Grisanti Capriles, ex jefe de Estrategia para América Latina de Barclays Capital Inc., fundador de Ecoanalítica y actual director de la Junta ad hoc de PDVSA nombrada por el gobierno paralelo.

La redacción del documento contó con la asesoría de Lee Buchheit, quien en teoría había sido “contratado” en mayo por el equipo de Guaidó para ayudar a renegociar la deuda venezolana. Buchheit tiene a cuestas un largo prontuario de agente lobbysta de capitales buitre en la renegociación de deuda de países arruinados y sometidos a la hegemonía estadounidense, entre ellos Irak en el año 2005 y Argentina luego del ascenso de Macri.

Preparación del terreno para capitales buitre y el FMI

El documento indica que la renegociación tendrá un “carácter integral”, pues incluiría “todas las reclamaciones denominadas en moneda extranjera contra el sector público venezolano”, es decir, se disponen a pagar todo acto de demanda y arbitrariedad, o “reclamaciones privadas” contra la República en los últimos 20 años, las cuales denominan “bonos de deuda”, “facturas impagadas a suplidores”, “demandas”, “arbitrajes” y “expropiaciones y nacionalizaciones llevadas a cabo por los regímenes de Chávez y Maduro”.

Esto indica que, de llevarse a cabo lo redactado por Hausmann, Grisanti y Buchheit, se sometería la soberanía venezolana a los designios de tribunales extranjeros que durante los últimos años han demandado al país con el objetivo de lesionar el patrimonio venezolano, en muchos casos mediante actos espurios.

Dicho de otra forma, en ese escenario tendría lugar, por ejemplo, que Venezuela pague a ExxonMobil nuevos montos exorbitantes luego de que la nación pagara por la nacionalización de sus activos en el año 2007.

El principio que predominaría en esta “renegociación” es el de “reconciliación de pasivos”, que “corresponderá al capital impago más los intereses acumulados”.

Para cumplir con estas aberrantes dispensas, claramente favorables a factores extranjeros, el documento dictamina que en el escenario del “cese de la usurpación”, la Asamblea Nacional deberá crear una Ley Especial de Refinanciamiento de pasivos con una cifra “preliminar” de 140 mil millones de dólares.

Básicamente, estos recursos serían posibles sólo bajo nuevo endeudamiento para, así, pagar deuda vieja, mediante una cifra que casi triplica los haberes del Fondo China-Venezuela, tan criticado por el antichavismo.

Los lineamientos del “Procurador Especial” anónimo infieren que la vía para ese financiamiento será el mercado de bonos y los entes multilaterales, en referencia explícita al FMI.

En efecto, Haussman, Grisanti y Buchheit dejan claro sobre el papel que las autoridades venezolanas deberán solicitar la “asistencia” del FMI para atender la “grave crisis humanitaria” en Venezuela, esto para que dicho ente pueda “desarrollar un programa a largo plazo para la recuperación económica del país”.

De hecho, en ese escenario la economía venezolana estará sometida a totalidad a la rectoría del FMI, dado que para todo el proceso de “renegociación” y “reconciliación”, “deberán esperar la conclusión de la evaluación que realizará el FMI sobre las condiciones y perspectivas económicas del país”. Una declaración abierta de pérdida de la autonomía en los procesos soberanos de reestructuración de deuda.

La metodología parece muy sencilla. Veámoslo de manera más simple.

  1. Inflan la deuda venezolana cuantificándola hasta ahora en la cifra “preliminar” de 140 mil millones de dólares, catalogando como deuda reclamaciones arteras contra la República y dándolas a lugar.
  2. Luego, llamar al FMI y a capitales buitres para financiar mediante nueva deuda con altos intereses.
  3. Luego que el FMI arbitre el proceso de “renegociación” y “reconciliación” con los acreedores.
  4. Y, en consecuencia, confiscar el relacionamiento financiero del país, proyectándolo al largo plazo al servicio de deudas eternas con dinero pagadero y a beneficio de los lobbys financieros a los cuales Hausmann, Grisanti y Buchheit prestan regularmente sus servicios.

Brillante.

A quienes les pareció escandaloso el robo de Guaidó y su equipo del dinero de la famosa “ayuda imaginaria”, les debería sorprender este pretendido descomunal desfalco a la nación si tan sólo entendieran la elegancia de la jerga financiera del referido documento.

Antecedentes y formas legales

El “gobierno” aéreo y ahora indiscutidamente corrupto de Guaidó sólo ha adquirido forma mediante los auspicios del gobierno estadounidense y algunos de sus países aliados. Pero, al mismo tiempo, dentro de Venezuela, el Parlamento dominado por el antichavismo se ha correspondido a dichas acciones intentando dar cuerpo a una jurisprudencia paralela que da al traste con todas las formas constitucionales de Venezuela.

Es preciso subrayar que, en mayo pasado, la Asamblea Nacional en desacato, y en nulidad de sus actos, aprobó que Juan Guaidó pusiera
mano de los recursos congelados a la nación por orden del Departamento del Tesoro estadounidense para cumplir con el pago de intereses del bono PDVSA 2020 a beneficio de sus acreedores, una buena parte de ellos en suelo estadounidense, y que son además instancias integrantes del séquito financiero norteamericano.

En un acto fuera de las competencias del Parlamento y en un ejercicio de “gobierno ejecutivo” que sólo es posible puertas afuera de
Venezuela (y dentro del circuito propiciado por Washington), Guaidó dispondría de recursos para esos pagos, totalmente a espaldas de la institucionalidad venezolana y sin ningún tipo de control y regulación.

A ese elemento se le suma la noticia que trascendiera en medios venezolanos sobre la suspensión de una demanda contra PDVSA por parte de una Corte del Distrito Sur de Nueva York a solicitud del “gobierno” de Guaidó. Para los promotores de la “jurisprudencia Guaidó”, este hecho sentaría un precedente que allanaría la solución de las controversias contra PDVSA y el Estado venezolano en un eventual gobierno antichavista.

Por defecto, es evidente la conexión entre las instancias del gobierno estadounidense y su entramado judicial, con las veladas (o ya no tanto) intenciones de la oposición venezolana en establecer condiciones para efectuar un desmantelamiento ordenado y por vías formales del Estado-nación venezolano en una era post-chavista, dadas las profundas imbricaciones del poder financiero norteamericano como factor de fuerza, y de hecho, sobre la institucionalidad venezolana en ese escenario.

Es indispensable señalar también que son inocultables las acciones de cabildeo de los lobbys financieros norteamericanos sobre la dirigencia antichavista, en una trama que va desde instancias privadas a instancias formales del poder estadounidense.

Esto se delinea desde las gestiones del Departamento del Tesoro estadounidense para ejecutar la asfixia de Venezuela y la superposición del gobierno paralelo. Así como también por las presiones concretas que hacen sus lobbystas para instaurar en Venezuela un régimen draconiano de subordinación, confiscación y carroña financiera a beneficio de las instancias del poder real en el entramado financiero estadounidense.

MISION VERDAD

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