El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha estado en prisión desde abril de 2018. Más de cuatrocientos juristas brasileños han firmado una declaración que expresa alarma frente a lo que consideran como irregularidades de procedimiento en el caso contra él. Hacen un llamado a la liberación inmediata de Lula. La Asociación de Americana de Juristas —una organización no gubernamental con estatuto consultivo en las Naciones Unidas— ha llamado a Lula un prisionero político. Lula fue condenado por corrupción y lavado de dinero, a pesar de la ausencia de evidencia sólida. Las dos demandas contra él siguen sin resolverse. Ahora aparece más evidencia sobre la colusión entre el juez principal y el investigador principal en el procesamiento de Lula, gracias al excelente reportaje de The Intercept. Las motivaciones políticas ahora están registradas: ellos, en nombre de la oligarquía, no querían que Lula —quien sigue siendo muy popular— fuese el candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) en 2018. La derecha brasileña ha comenzado una horrible campaña para difamar a los periodistas de The Intercept, especialmente a su editor Glenn Greenwald. Ellos esperan que utilizar las mismas tácticas de odio, misoginia y homofobia para difamar a sus periodistas lograra distraer y deslegitimar la abrumadora evidencia de sus tácticas corruptas. Ahora hay claridad respecto a la persecución política a Lula. Pero lo que sigue siendo confuso para muchos es el caso concreto en su contra. Los detalles de su caso permanecen oscuros, y muchos de los que simpatizan con Lula permanecen con dudas sobre cómo entender los cargos de corrupción y su condena. Este boletín está dedicado a proveer un resumen sobre Lula y el caso en su contra. |
You must be logged in to post a comment Login