Argentina (Teatro) Rosa Luxemburg escenificada por la actriz Alejandra Aristegui: “Rosa luchó por el socialismo, por amor a la humanidad”

Por Valeria Fariña, Resumen Latinoamericano, 17 de junio de 2018.

Con tenaz convicción, la actriz y directora argentina Alejandra Aristegui está trabajando hace 10 años en un espectáculo artístico que llegó a Berlín este pasado 15 de enero. Se trata de una obra teatral sobre Rosa Luxemburg, que se realiza en el Teatro del Artefacto. Esta versión, “Rosa Luxemburg Oper”, dirigida por Arístegui y Mihovilcevic, con músicos en vivo, fue estrenada en el 2018.

Alejandra, que también es graduada en Filosofía y docente, estuvo conversando con Resumen Latinoamericano sobre este acontecimiento artístico y sobre cómo Rosa, la Roja, es una figura que recorre el mundo entero; increpando, interrogando, apelando a la vida y a la lucha. Esa Rosa que se cuela en los debates actuales, resplandece con mágica luz en el espectáculo encabezado por Alejandra, donde la imaginación nos devuelve una Rosa repleta de amor, tajante e inclaudicable en una época signada por la guerra y el avance del fascismo.

 

-Contános ¿cómo resolviste hacer y escribir el unipersonal “Rosa Luxemburg” en el año 2006?

-Alejandra Aristegui: Bueno, hubo algunos acontecimientos que fueron reveladores para mi. Estando de vacaciones en La Plata, leía un libro que había llegado a mis manos cuando estaba en la Universidad de la Madres. Un pequeño libro que tenía cuatro Testimonios de mujeres militantes, que relataba la vida de cuatro mujeres muy humildes. Allí una de ellas contaba cómo siendo una mujer que no sabía leer ni escribir terminó como referenta del PRT, y hablaba de su crecimiento y maduración, a partir de un volante que le entregaron sobre la muerte del Che, y ella pidió que le leyeran. Sobrevivió a la dictadura y sus hijos también se hicieron militantes. Recuerdo que ella en ese librito decía: “La conciencia es el arma más valiosa que tenemos”. Y cuando leí eso, en ese momento, me emocioné mucho y me acordé que Rosa Luxemburg planteaba algo similar. Ahí agarré otro libro, que me había llevado de casualidad durante ese viaje: una selección de “Cartas de Amor”, de Rosa, que mi padre me había regalado por el año 1989. Rápidamente confirmé que Rosa también hablaba de la importancia de la conciencia, de la acción y la formación de esa conciencia, y me di cuenta de algo que no había percibido antes: Rosa era muy poética; sobretodo en las cartas que escribió desde la cárcel. Pude intuir que la relación que ella tuvo con la vida, amores, amigos, naturaleza y además su pluma y su escritura permitía realizar un espectáculo artístico, y no quedarnos sólo con sus textos políticos.

 

-¿A partir de ese momento resolvés hacer el monólogo de Rosa?

Sí, en realidad ahí comencé a buscar libros de Rosa y me encontré con que casi no habían libros, tal vez habían desaparecido por la dictadura. Encontré unos textos de Rosa en el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (Cedinci) y una sola biografía. Eso fue en los años 2006 y 2007. Mientras tanto intentaba encontrar dramaturgas y directoras pero no lograba concretar, no tenían el mismo deseo que yo. Mucha gente me decía: “Esto no lo podés hacer”. Recuerdo que hice un seminario con un dramaturgo muy importante para escribir la obra pero él me dijo, literalmente, que estaba loca por querer escribir un monólogo de Rosa “en ese momento”… Era el año 2007, nunca entenderé. Pero se logró. Así fue. Y claro, es que Rosa fue silenciada hasta hace muy poco tiempo.

 

-¿Y cómo resolviste esa situación poco alentadora del entorno?

Ahí, recuerdo que Silvio Lang, un director amigo mío, me dijo: “Tenés que hacerla”, y además se ofreció para ayudarme en lo que necesitara. El fue el “supervisor dramatúrgico”. Ahí me lancé a realizar el primer espectáculo unipersonal de Rosa, que luego de investigar cuatro años estrené en el año 2010. La escribí con su enorme ayuda y luego me dirigí. Y en esos años donde yo estaba en proceso de búsqueda para concretar la obra, se empezaron a editar distintos libros de Rosa Luxemburg, o sobre ella. Luego me enteré que había una Fundación Rosa Luxemburg en Sao Pablo, que ahora está también hace dos años en Buenos Aires. Ellos nos han apoyado mucho en esta nueva versión del espectáculo “Rosa Luxemburg Oper”. Entonces se estaba dando un nuevo momento, algo que empezaba a surgir y resurgir. La figura de Rosa empezaba a aparecer como una referencia internacional, se empezaba a decir quién había sido y lo que había hecho, después de tantos años de silencio.

 

 

-Luego de ese unipersonal comenzaste a trabajar en una obra opera, “Rosa Luxemburg Oper”. ¿Cómo llegaste a esta nueva puesta?

En el 2016, se me acercó el director y compositor musical Luis Mihovilcevic y me dijo que el unipersonal que estaba haciendo era una “mono opera”. Yo le dije “no sé”. Y me respondió que él iba a componer música contemporánea y quería que hiciéramos juntos una ópera-teatro de Rosa. El propuso una soprano para las arias (que son fragmentos de Luxemburg) además de que estuviera yo en el escenario con los textos, en fin: “dos Rosas”. Esa soprano resultó ser Nati Iñon, que también es actriz. Entonces, yo como directora ideé otra puesta, diferente a la anterior, y cambió mucho todo. Incluso mi manera de interpretar a Luxemburgo. Ya no estoy sola en escena. Está el clarinete, el chelo, la soprano y el director musical, que es también el compositor.

 

-¿Esta obra tiene la misma dramaturgia que el unipersonal que hacías en el 2010 o cambió?

En principio me plantee dos cosas: la dramaturgia era la misma pero no podía repetir la misma puesta y “agregarle música”. Así que cambió mucho. Yo he madurado, leí e investigué más y trabajé la obra naturalmente desde nuevos lugares. En los comienzos estaba muy conectada con hacerle un homenaje a todas las mujeres que fueron pioneras militantes en el siglo XX, y en esta segunda etapa a eso se sumó la vitalidad de todas esas mujeres en un nuevo contexto, ahora comenzó a visibilizarse el lugar de la mujer y el feminismo comenzó a tomar cada vez más fuerza. Son momentos en los que se revaloriza la resistencia y ahí Rosa es clave. Para ella la lucha por el socialismo era por amor a la humanidad, a la vida y por nuestro derecho a la felicidad y a vivir nuestros deseos, eso es algo que respiramos desde los últimos años. Fue en el escenario de las luchas feministas y de luchas en respuesta al gobierno actual que estrenamos en el 2018.

 

 

-¿Qué fue lo que más te conmovió políticamente de Rosa en toda la búsqueda que has hecho?

Bueno, desde mi actuación con Raúl Serrano trabajamos con la técnica basada en el marxismo, en la dialéctica, y además siempre me posicioné con la izquierda y el marxismo en general. En Rosa encontré a una gran mujer, de la cual Mehring dijo que fue quien más entendió a Marx. Como profesora, cuando ella daba formación en el partido, leía a Shakespeare, a y poetas para hacer más llevadera la enseñanza. Eso realmente me estremeció. Y cuando leí sus cartas no me quedaron dudas: estaba ante una gran militante que tenía rasgos poéticos en sus cartas y eso permitía llevarla a escena, crear un acto artístico. ¿Cómo no hacer una obra sobre ella? Lo más difícil era explicar la complejidad histórica que le tocó vivir y que está tan en el olvido para nosotros. La época del 1900 al 1918-19: nada menos que el Partido Socialdemócrata en Alemania, la primer Guerra Mundial y la Revolución de 1918-19. Este noviembre y enero se cumplieron 100 años. Un amigo, gran revolucionario cubano, Fernando Martínez Heredia, con quien me encontré en La Habana y le llevé los textos de Rosa que yo tenía, también me dijo que era muy difícil realizar esa obra, y que al menos tenía que brindar un contexto histórico en el programa de mano. Y claro que tenía razón y allí está el contexto histórico en el programa para los espectadores.

 

-Ustedes también regalan un libro pequeño que tiene una selección de cartas de Rosa.

Sí, eso es gentileza de la Fundación Rosa Luxemburg de Buenos Aires, que hace tres años están aquí. Tenemos el contexto histórico redactado por una amiga mía, que es profesora de historia y la traducción de la arias del alemán. Y una de las cosas que me decían, por las cuales supuestamente no podía hacer la obra, era que nadie sabía lo que había pasado. Es difícil a veces para los jóvenes. Por eso damos ese material, y resultó. La gente, los jóvenes se interesan, leen, te preguntan, y te hacen devoluciones muy interesantes. En la obra que hacemos vas y conectas y si te interesa algo te pones a investigar. La conexión con la gente es cardinal. Con la primer versión hicimos funciones en la Asamblea del Pueblo, y en el 2010 estuvimos haciéndola en un Encuentro en Pompeya en el Centro Cultural Pañuelos en Rebeldía y en otros espacios no convencionales, como también en el Centro Cultural de la Cooperación.

 

 

-¿Creés que Rosa constituye un aporte para los tiempos actuales?

Rosa tiene aportes ineludibles. Por ejemplo, ella advierte que hay una mirada muy eurocentrista en su época, lo cual es muy actual. Además tiene un contacto y respeto por la naturaleza que no lo ves en otros pensadores marxistas. Ella es particularmente tajante: o socialismo o barbarie, no apela a la victoria del capitalismo. Me pasó muchas veces que me dicen que los textos los escribí yo, y en realidad son de Rosa. Eso significa que la gente los escucha como actuales, el inconsciente colectivo lo percibe así, entonces parece que no son tan antiguos como algunos pensaban. Apología de la resistencia? Sí, Rosa es un faro, necesario e importante.

 

-En tu opinión, ¿Rosa era feminista?

Si querés llamarla feminista, es feminista, en el sentido de que ejerció su propio empoderamiento; aunque en ese momento no se la llamaba feminista. Ella fue muy inteligente cuando resolvió no militar con Clara Zetkin, que se ocupaba de las mujeres del partido, porque ella discutía directamente con los dirigentes del partido de par a par. Además de dedicarse también a estudiar temas como la acumulación del capital y reforma o revolución, que era una tendencia que observaba en la dirigencia. Otro asunto que es muy importante para mí es ver cómo ella vivió su intimidad como mujer, ella tuvo grande amores, que aparecen en las cartas, y no hacía gala de toda esa libertad con la cual vivía. Simplemente lo vivió y listo. Esa actitud es bastante ejemplar. Así que no sé si tiene realmente mucho sentido ponerle o no el nombre de “feminista”. Rosa aporta mucho a las mujeres y al movimiento feminista. Por su pensamiento de mucha autonomía y de gran lucidez, que aunque no lo desarrolla teóricamente lo ejerce directamente, en la práctica. Eso es de gran valor y es lo que nos enseña.

 

 

-En la actualidad se están produciendo distintos debates acerca de la validez e importancia de sostener espacios constituidos exclusivamente por mujeres, ¿qué pensás sobre eso?

Mi experiencia como docente en talleres con mujeres, que hice en las villas, es que son muy poderosos. Por ejemplo, en ese caso no se puede trabajar con los varones, porque se necesita crear un lugar donde las mujeres, con muchísimo tiempo y confianza, empiecen a decir y hacer, a contar cómo sufren la violencia machista, física y psicológica. Escuché casos terribles. Es necesario un momento entre mujeres, para que se den ese tipo de espacios. Ahora hay hombres jóvenes que también quieren deconstruir el machismo, eso es un avance. Me imagino que esta pelea va a ser muy fuerte, y que va a haber mucha polarización, es como el mecanismo de las transformaciones. Como dice Rosa: de las revoluciones se ganan cosas que se mantiene luego como reformas, luego éstas tienen que revolucionarse, y así sucesivamente. Es un proceso de permanentes cambios.

 


-Estuviste recientemente en Berlín, en el centenario del asesinato de Rosa y Karl Liebknecht. Contános, ¿cómo fue esa experiencia, cómo la viviste?

Berlín fue para mi como tocar el cielo con las manos. Estuve en enero de este año, en el marco de las actividades de la Fundación Rosa Luxemburgo que realizaron del 10 al 15 de enero, “Un homenaje a Rosa Luxemburg: “No llorando su cadáver, sino celebrando su vida”. Algo impensado y soñado. Nunca me imaginé que iba a llegar allá con la obra. Fue algo muy emocionante. Quisieron escuchar la obra en español. Me encontré con argentinos que estaban allá, que me mostraron lugar, como el hijo de Osvaldo Bayer, Esteban Bayer, con Esther Andradi, escritora argentina que vive actualmente en Berlín. Allá en la fecha del asesinato de Rosa y Liebknecht, se le rinde homenaje a todas las víctimas de la lucha por el socialismo. Se juntan en la calle Karl Marx a las 8 de la mañana y cantan la internacional, todos con claveles y rosas rojas. Había mucha gente bajo la lluvia, mujeres, jóvenes, hombres, niños. De ahí se marcha hasta el cementerio donde entre muchos, está la placa de Rosa y Karl. Es un homenaje que sigue hasta entrada la noche. Fue maravilloso. Dos días después, el 15 de enero -fecha en que asesinaron a Rosa y Karl-, se realizaron intervenciones artísticas y fuimos hasta el canal donde arrojaron el cuerpo de Rosa. Intervinieron la ciudad cruzando por las calles con un carromato donde había libros de Rosa, luces, micrófonos y la gente iba leyendo sus textos. Otros jóvenes tenían en sus espaldas algo así como pétalos que prendían y apagaban de color rojo. Llegamos hasta el lugar del Landwehr Canal, donde arrojaron su cuerpo. Ahí hay una placa de Rosa que pusieron muchos años después, a fines de los 80. Yo no salía de mi asombro. El rojo de los pétalos se reflejaba en el agua. Había mucho silencio en esa oscuridad. Se tocaban instrumentos de viento antiguos, extraños, no como música sino acompañando como si fueran los sonidos de los pájaros. Se respiraba mucho amor de la gente. A mí me parecía reconocer ese lugar. En cada función que hago, estoy allí. Pensaba y me decía mí misma: yo vengo aquí desde hace años. La verdad es que la valoración que se le está dando a Rosa Luxemburg es algo que recién empieza.

 

-¿Rosa hará funciones en las calles?

Ojalá. Por el momento, haremos las últimas funciones en el teatro. Con los movimientos sociales he tenido grandes experiencias. Cuando trabajé en “La Madre” de Bertolt Brecht, en la que me dirigió Raúl Serrano, hicimos la obra en el Puente Pueyrredón en el primer aniversario del asesinato de Darío y Maxi, 2003, para todos los que estaban allí. En un teatro antiguo que ahora creo que es un Bingo, que no tenía ni butacas, nada. Fue una gran experiencia. También con esa obra fuimos a Neuquén convocados por La Liga Permanente de Derechos Humanos, y la hicimos en la fábrica recuperada Zanon, y en Chipoleti con el Movimiento Teresa Rodríguez. Recuerdo que ahí se subió al escenario el padre de Teresa Rodríguez y me abrazó y me dio la foto de Teresa y me dijo “usted desde ahora es mi madre”. Ese día quedé muy impactada. La hicimos para las comunidades mapuches. Fueron momentos maravillosos. También la hicimos en la Universidad de las Madres, en la Fábrica Brukman, tomada por las obreras. En fin, acontecimientos que no son comerciales, de los mejores. Ahí está la gente que asimila automáticamente la obra. Acompañar en las luchas.

 

-Bueno, te agradecemos mucho este encuentro y tus sinceras reflexiones. Para finalizar, queremos preguntarte cuáles son tus expectativas con esta obra, en esta Argentina sumergida en la macricrisis

La obra intenta vincular, generar algo en el público, en una época de grandes soledades. Es una apuesta a la creación, una invitación a la imaginación. Rosa nos interroga. Como actriz me parece que me tengo que esforzar siempre más por el público, sea el número de espectadores que sea. Al finalizar la función converso con la gente, la conozca o no, y eso me inspira siempre y me encanta. “Las revoluciones son actos de creación política”, frase de Rosa Luxemburg en la que me apoyo fervientemente. No sabemos lo que va a pasar. El movimiento de mujeres es algo sin precedentes en la historia. El capitalismo es un cruento fracaso, aunque nos quieran vender que es la única opción posible.

 

Muchas gracias Alejandra.

 

“Rosa Luxemburg Oper”

TEATRO DEL ARTEFACTO

de Raúl Serrano

Sarandí 760 (CABA)

FICHA TECNICA

Dirección General: Alejandra Arístegui

Dirección Musical: Luis Mihovilcevic

Actriz: Alejandra Arístegui

Actriz / Cantante Soprano: Nati Iñón

Violonchelo: Martín Laurnagaray

Clarinete: Gonzalo Braz

Vestuario y Realización Escenográfica: Majo Gómez Amaya y Emilia Tobía

Diseño de Luces: Mariano Arrigoni

Asesoramiento de Vestuario: Valeria Cook

Colaboración Coreográfica: Eugenia M. Roces

Asistencia de Dirección: María Pomacusi

Prensa y Comunicación:

Paloma García & Julieta Boedo / GarBo Prensa

Duración: 60 minutos

You must be logged in to post a comment Login