América Latina. Los papeles de la sangrienta “Operación Cóndor” al descubierto. ¿Hubo participación española en la misma?

M Relti para Canarias Semanal / Resumen Latinoamericano / 17 de abril de 2019

Se calculaban minuciosamente cuáles serían los costos por cada asesinato. Los agentes del Plan Cóndor cobraban “3.500 dólares por persona liquidada y diez días de trabajo”

La Administración norteamericana acaba de poner en manos del gobierno argentino los papeles desclasificados correspondientes a la llamada “operación Cóndor” consistente en la desaparición física de los opositores políticos de las dictaduras militares latinoamericanas de la década de los 70 y 80 del pasado siglo. Un dilema clave que hoy plantea la desclasificación de tales documentos, es si las autoridades españolas de entonces autorizaron la presencia de “asesores” españoles en técnicas de tortura en los centros de detención argentinos. El ex capitán de esa nacionalidad, Scilingo, hoy condenado en una prisión española, mantiene que tal “asesoramiento”, efectivamente, se produjo.

       Los  archivos secretos recientemente desclasificados por mandato legal en los Estados Unidos están poniendo de relieve que la dictadura militar argentina  tenía a  Buenos Aires como sede regional del “Plan Cóndor”, una suerte de Operativo Continental de represión y asesinato, organizado desde los EE.UU. y ejecutado por las dictaduras militares latinoamericanas, a lo largo  de las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo.

La documentación entregada ahora al gobierno argentino por la Administración estadounidense posee una voluminosa envergadura. Contiene nada menos que 49.000 páginas, que  ya se encuentran en manos de las autoridades judiciales argentinas, esperándose que el conocimiento de la totalidad de su contenido sirva para el esclarecimiento de los aspectos más oscuros y todavía inéditos del terrorismo de Estado, practicado de manera coordinada  y sistemática desde  Washington en el hemisferio suramericano.

Según revela la documentación ya conocida, en países como Chile, Paraguay, Bolivia, Brasil, Uruguay y Argentina  existía una central administrativa que organizaba los asesinatos de los oponentes políticos de las dictaduras instaladas en esas naciones. Sólo en la Argentina se estima que bajo los efectos de su acción desaparecieron 30.000 personas, entre los años 1976-1983.

En la documentación proporcionada por la Administración estadounidense se refieren al Plan Cóndor con el nombre de ‘Operación Teseo’. No obstante, también se cita el nombre de ‘Cóndor 1’ cuando se menciona  a Buenos Aires. Allí, los delegados de las juntas militares se reunían para coordinar los operativos de los grupos de tareas, es decir, unidades al servicio de las dictaduras para secuestrar o liquidar a “objetivos” definidos.

De acuerdo con lo que la documentación desclasificada está revelando, los coordinadores del Plan Cóndor definían en sus reuniones el costo político  que tales operaciones de liquidación iban a tener, y en qué momento deberían  ser realizadas. Si no existía acuerdo entre las partes, se expedían actas para cada país participante. Si había acuerdo en torno a las víctimas escogidas para “liquidar”, se iniciaban los operativos destinados al efecto, con el previo aval de la Casa Blanca.

ASESINATOS MINUCIOSAMENTE ORGANIZADOS

Los archivos desclasificados ponen de manifiesto que los países latinoamericanos citados suscribieron un acuerdo de cooperación para poner en marcha “operaciones contra objetivos subversivos”. De acuerdo con lo que revela la documentación, aunque Brasil y Bolivia estaban gobernados igualmente por férreas dictaduras militares, tenían una participación de baja intensidad en esta red criminal de dimensión continental.

Los llamados grupos de tareas en el extranjero eran integrados por hasta cinco miembros“adscritos a uno o más servicios, de acuerdo a su experiencia, calificaciones personales y características del blanco”.

La documentación entregada ahora por la Administración norteamericana al  Ministerio de Justicia argentino, llega expresar con precisión cuáles  eran los costos por cada asesinato. Los agentes al servicio del Plan Cóndor cobraban “3.500 dólares por persona liquidada  y diez días de trabajo”. A ello se agregaba un plus fijo de 1.000 dólares,  destinado principalmente a la vestimenta y otro tipo de gastos.

Las víctimas contra las que había que proceder  eran seleccionadas en una especie de “asamblea militar”:

Cada representante gubernamental presentaba su selección de un blanco en  forma de una propuesta. La selección final de un blanco se hace por votación y se determinará por mayoría simple”, según consta textualmente en la documentación conocida ahora, transcurridos más de 40 años.

Una vez que el Centro de Operaciones escogía a los destinatarios de sus planes, los servicios locales de Inteligencia tenían la misión de identificarlos, localizarlos, seguirlos e informar a la base argentina y luego retirarse. Solo un miembro del equipo de Inteligencia estaba autorizado para contactar con el Centro.

A partir de ese momento, los equipos de operaciones tenían que“ejecutar al blanco”, manteniendo para ello tres pasos fundamentales:

– A, interceptar el blanco.

– B  cumplir la operación.

– y  C, escapar .

¿HUBO COLABORACIÓN ESPAÑOLA EN LA  “OPERACIÓN CÓNDOR”?

En relación al contexto cronológico y operativo en el que tuvo lugar la conocida como “Operación Cóndor”, hace tan sólo unos días el ex militar argentino Adolfo Scilingo, condenado a más de 1.000 años de prisión por su responsabilidad y participación en las torturas y desapariciones resultantes de la citada “Operación”, manifestó al digital “Voz Populi” desde la cárcel en la que se encuentra en España, que mientras ejercía sus funciones como represor de la Armada Argentina en Buenos Aires, fue visitado por representantes de la Armada española en el Centro de detención y tortura donde “trabajaba”. Según contó el ex capitan Scilingo, su presencia en el lugar se debía a que estos venían a la Argentina a prestar su colaboración en la lucha contra la subversión” y a enseñar a la Armada de ese país  las técnicas más adecuadas para una tortura eficaz de los detenidos.

En el curso de su entrevista con el digital español “Voz Populi, – por cierto, no publicitada por el resto medios españoles, ni digitales ni de papel – el ex capitán de la Armada argentina relató que uno de los tres “representantes españoles”  le manifestó  que se había  desplazado a Buenos Aires como “enviado personal del rey de España –entonces Juan Carlos I – para colaborar en la lucha contra la subversión, dada su experiencia contra ETA”.

El marco cronológico de los documentos ahora descatalogados, coincide con los años en los que tuvo lugar este  operativo criminal, en el que quedaron concertadas varias dictaduras militares latinoamericanas. La visita de los supuestos representantes del Rey emérito español corresponde también a esas fechas. En pura lógica judicial,  ahora correspondería la apertura por parte de los tribunales españoles de una investigación en la que se establecieran hasta dónde alcanzaron los extremos de esa presunta colaboración española en la genocida“Operación Cóndor”.

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