Secuestro de niños, secreto y botín de guerra de dictadura en Brasil

Osvaldo Cardosa Samón / Resumen Latinoamericano / 1 de abril de 2019

Aunque todo lo oculto el tiempo corre su velo, el secuestro de bebés, niños y adolescentes durante la dictadura militar (1964-1985) en Brasil constituye todavía hoy el secreto dentro del secreto de ese régimen en el funesto periodo.
‘Los crímenes de secuestro de hijos de militantes políticos por los militares en la dictadura en Brasil es el secreto dentro del secreto. Muchas historias de esos gobiernos aún no están claras o incluso conocidas’, afirmó en entrevista exclusiva a Prensa Latina el periodista brasileño Eduardo Reina, quien mañana presentará en Sao Paulo su libro el Cautiverio sin fin.

Reconoció que con la apropiación (de hijos de guerrilleros, militantes de izquierda y de opositores al régimen de excepción) se intentaba destruir una identidad y se consideraba ‘un verdadero botín de guerra para los militares. Era la práctica más dura y perversa del terror de Estado’. La obra cuenta las historias de 19 criaturas, menores y jóvenes que fueron secuestrados durante el gobierno castrense.

Once de esos casos están vinculados directamente a la guerrilla del Araguaia (región central) y otros ocho a sucesos en los estados de Río de Janeiro, Pernambuco, Paraná y Mato Grosso.

‘De los 19 casos identificados hasta ahora, solo uno pidió que su identidad sea mantenida en secreto. Pero la documentación analizada y los testigos escuchados comprueban su condición de víctima de secuestro y apropiación por militar’, explicó el autor.

Sobre el título del volumen, respondió que una ‘persona secuestrada queda atrapada en un cautiverio. La cautividad sin fin significa precisamente esa angustia y todos los problemas que las víctimas de secuestro por los militares sienten hasta hoy. No tiene fin’.

Insistió en que ‘no hay estudios académicos sobre este tema, ni la historiografía y la prensa en general registraron esos crímenes’ en Brasil.

Reveló que hizo ‘un estudio sobre 12 años de ediciones de cuatro grandes periódicos nacionales -Folha, Estado, Globo y Estado de Minas- y encontré solamente 10 noticias sobre ese tema, todas basadas en fuentes militares o emitidas por fuentes del gobierno federal y la Comisión Nacional de la Verdad (CNV)’.

De acuerdo con el investigador, el libro ‘huye de la barrera que volvía invisible ese crimen en Brasil. Servirá de base para nuevas investigaciones y el esclarecimiento de esos crímenes’.

Aclaró que toda la investigación la hizo solo, con el apoyo de algunos amigos en la indicación de personas con quienes pudiera conversar.

Detalló que ‘la asociación con el Instituto Vladimir Herzog fue realizada después que la investigación estaba completa y el texto escrito. Se hizo una alianza para la publicación del libro’.

Acerca de alguna semejanza entre métodos o peculiaridad en Brasil respecto de otros secuestros en la región durante mandatos castrenses, expresó que ‘los modos de operación de los militares en América Latina, en los períodos de dictadura, son muy similares. Esas fuerzas en América del Sur actuaban en asociación y cooperación’.

Tanto que en Argentina había hasta un manual con procedimientos a ser adoptados durante las acciones de secuestro de militantes políticos y sus hijos.

Se llamaba ‘Instrucciones sobre proceder a seguir con menores de edad hijos de dirigentes políticos el gremiales cuando sus progenitores se encuentran detenidos o desaparecidos’, apuntó el periodista.

Respecto de algún respaldo oficial para realizar su investigación y el libro, confesó que ‘el Ejército fue buscado, así como la Aeronáutica y el Ministerio de Defensa.

El Ejército brasileño informó que no comentaría la acusación. Aeronáutica avisó que existe un archivo con más de 50 mil documentos sobre este período de la historia que podría ser consultado, pero no se pronunció sobre la denuncia. El Ministerio de Defensa sugirió que las fuerzas militares fueran buscadas, indicó Reina.

Admitió que la cifra de muertes entregadas por la CNV se obtuvo a través de un amplio trabajo por parte de sus integrantes y otros grupos.

‘Creo que puede ser más de 421. Pero esa información solo puede ser asertiva después de otras investigaciones. Hay muchas historias que todavía necesitan ser contadas’.

El estudioso llamó a ‘dar voz a los excluidos, a aquellos que fueron invisibilizados en la historia por la academia e historiadores y periodistas. Mucha historia necesita ser desvelada, redescubierta y contada todavía’.

Para Reina, la dictadura que se instauró en Brasil en 1964 ‘no es de responsabilidad exclusiva de los militares. La sociedad civil también participó, apoyó, financió el golpe. Ha habido mucha contribución de parte de los empresarios, de parte de la academia, de alas de la Iglesia católica y otras religiones’.

Calificó el secuestro de ‘práctica de terrorismo de Estado utilizada en Brasil por las fuerzas militares, con anuencia y conocimiento de toda la cadena de mando. Era como matar la muerte’.

Por todo lo sucedido durante el período más negro de la historia nacional, ‘la sociedad debería cobrar la justicia. Pero pienso que nada cambiará si no hay una movilización popular’, subrayó finalmente el literato.

oda/ocs

PL

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