Brasil: (Opinión) En procura de un milagro

Por Eric Nepomuceno, Resumen Latinoamericano, 27 marzo 2019
Foto: Bolsonaro y ministro Paulo Guedes

Paulo Guedes, el especulador del mercado financiero cuyo trampolín profesional fue el haber trabajado en el equipo económico del general Pinochet en Chile, ahora súperministro de Economía de Jair Bolsonaro, tenía previsto atender, en la tarde de ayer, una invitación de la comisión de diputados encargada del análisis inicial de su propuesta de reforma del sistema de jubilaciones.

Por la mañana, desistió: quiso evitar las preguntas que serían disparadas en su contra. Dijo que en su lugar despacharía al Congreso a algunos técnicos de su equipo. La reacción de los diputados ha sido inmediata y contundente: se negaron a recibir a los enviados del súperministro.

Ese cambio brusco seguramente no servirá para disminuir en nada la tensión extrema que se implantó entre el Congreso y el gobierno, poniendo en riesgo la tramitación del proyecto de enmienda constitucional que se considera pilar fundamental de la gestión de Bolsonaro.

A nadie se le ocurriría semejante afronta, o al menos a nadie que no sea un monumento a la prepotencia y a la insensibilidad política. Pero así son las cosas. Si el clima entre parlamentarios ya era preocupante, ahora se esperan nuevas tormentas.

También en la mañana de ayer Jair Bolsonaro, el ultraderechista que a lo largo de los últimos 75 días no dejó por un solo minuto de lucir una capacidad insuperable para producir desastres en su contra, deshizo parte de su agenda oficial para asistir, acompañado de la primera dama, al pre–estreno de la película “Superación: el milagro de la fe”.

La película cuenta la historia de John Smith, que tenía 14 años cuando se ahogó en el lago Saint Louis, en Estados Unidos. Llegó muerto al hospital. Su madre se puso a su lado, orando fervorosamente, y John resucitó.

Suena demencial que justo en la semana en que las relaciones entre gobierno y Cámara de Diputados alcanzan un grado inédito de tensión, cuando todavía no se cumplieron noventa días de mandato, el súperministro de Economía desista de prestar explicación y el presidente dedique horas de una mañana para prestigiar una película evangélica.

Quizá la explicación para que, en lugar de buscar alianzas esenciales para su programa económico, el capitán presidente haya preferido asistir a la historia de John Smith, se encuentre precisamente en el tema de la película: a punto de ahogarse en sus propios equívocos y disparates, Bolsonaro necesita, y con urgencia, algún milagro.

Su popularidad se desploma, la falta absoluta de una alianza en el Congreso que asegure la aprobación de sus programas –a empezar por la muy polémica e impopular reforma del sistema jubilatorio–, los vejámenes tanto en Estados Unidos como en Chile, sus dos primeros viajes oficiales al exterior, todo eso enturbia el presente y amenaza el futuro de su gobierno.

Si a eso se suma el malestar palpable entre los militares que lo rodean, la incertidumbre creciente en el empresariado y el mercado financiero, la inercia absoluta de sus ministros, con destaque para la ineptitud de algunos de ellos, lo que surge es un escenario propicio para que ganen fuerza los rumores –por ahora infundados– de que su mandato será amputado de manera implacable.

Claro que en cualquier momento las muy bien fundadas sospechas sobre el no explicado crecimiento del patrimonio del clan Bolsonaro, además de sus vinculaciones con grupos de exterminio, volverán a la superficie.

Entre el lago Saint Louis, en el estado norteamericano de Missouri, y el Lago Sur, situado en el corazón de Brasilia, existen miles y miles de kilómetros de distancia.

Pero, pensándolo bien, hay lógica en la actitud de Bolsonaro.

La película cuenta que en el Saint Louis hubo un milagro y el ahogado resucitó. A ver si ocurre lo mismo en el Lago Sur y el presidente logra resucitar su gobierno, que se ahoga muy rápido.

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