Brasil: Sindicatos enfrentan otro ataque del gobierno

 

Por Elaine Tavares; Resumen Latinoamericano, 6  marzo 2019

Mientras que millones de brasileños ya se preparaban para el carnaval, la mayor fiesta popular del país, el presidente Bolsonaro disparaba una medida provisional, a 873, del 1 de marzo de 2019, que representa otro ataque al sindicalismo, como ya anunciado durante la campaña . El primero de ellos fue el fin de la Justicia del Trabajo y el paso de las responsabilidades con los sindicatos laborales, tales como el registro sindical, para el Ministerio de Justicia, comandado por Sérgio Moro, que tan pronto habló sobre el asunto ya disparó: “vamos a cohibir la corrupción “.

Ahora, a partir de esa MP las contribuciones sindicales ya no podrán ser hechas con descuento en hoja. Conforme a la medida, ahora, el sindicato deberá mandar un boleto al trabajador y ese tendrá que pagar en el banco. Para los sindicatos significa más gastos, pues tendrán que crear sistemas informatizados para emisión de los boletos bancarios o cobranza electrónica y aún necesitarán contratar servicios de cobro con los bancos para que los boletos ingresen a la compensación nacional a fin de recoger los pagos en agencias bancarias, loterías y cajeros automáticos. Bueno para los bancos que, como se sabe, cobran altas tasas para hacer eso.

Conforme a la medida, aunque el trabajador autorice el descuento y aunque los acuerdos colectivos firmen esta cláusula, el cobro no podrá hacerse en la hoja de la empresa. Lo que termina siendo una paradoja porque la reforma laboral que fue aprobada dice que vale lo negociado y no lo que está en la ley. Y ahora, viene una ley que dice que lo que se negocia no vale. Un tremendo lio.

De cualquier forma, para los sindicatos esto puede representar una caída significativa en los ingresos, ya que siempre fue más cómodo para el trabajador tener el descuento directo en la hoja, lo que también garantizaba que la contribución llegase sin falta en la cuenta del sindicato. Con la MP, el trabajador tendrá que esperar el boleto y luego hacer el movimiento de ir hasta un cajero o una agencia bancaria, o hacer el agendamiento en la cuenta para pagar la mensualidad.

Parece poco, pero no es, y es muy probable que algunos sindicatos sean asfixiados sin la recepción de las contribuciones, sea por olvido, ya sea porque hay otras prioridades para el trabajador. Por otra parte, esta medida también puede tener un efecto beneficioso. Sin la comodidad de recibir la contribución sin trabas los sindicatos tendrán de retomar el trabajo de cuerpo a cuerpo con las categorías y eso puede revertir en más politización de los trabajadores. Al final, hubo un tiempo en que las cosas eran así y el pago tenía que ser hecho en el sindicato. Esto hace con que la relación se estreche y el trabajador se queda más cerca de la entidad.

Según el IBGE, en 2017, sólo el 14% de los trabajadores con empleos formales estaban sindicalizados y ese número venía en caída desde 2012. Para los investigadores la caída puede estar relacionada con la disminución del número de empleos formales, pero también puede significar que los trabajadores no creen en la fuerza de los sindicatos que, en cierto modo, estuvieron bastante domesticados en los últimos años. Sin embargo, hubo movimiento y lucha.

El Dieese divulgó el número de huelgas en 2017, 1.566, un volumen 25% menor que en 2016. No hay todavía datos del año pasado, y es probable que quede en esa media. La mayor parte de las paradas fueron en el sector público (52%), pero el sector privado fue el responsable del 47%, lo que es bastante significativo.

Ahora, con la reforma laboral ya consolidada es muy probable que el número de trabajadores en empleos formales – hoy 36 millones – disminuya aún más, haciendo la acción de los sindicatos mucho más desafiante. Es la hora de brotar la creatividad y la combatividad. Los trabajadores se enfrentan a pérdidas profundas y pueden perder aún más con las nuevas reformas en curso. Lo que resta es la lucha.

La mayor central de trabajadores de Brasil, la CUT, analizó la medida como “absurda, antidemocrática e inconstitucional” que tiene por objetivo “retirar de las entidades que legítimamente representan a la clase trabajadora los recursos que aún les quedan tras la infame reforma laboral. Creen que, de esta forma, minarán nuestra organización y fuerza para enfrentar esa propuesta de reforma de la Previdencia que mantiene privilegios y empobrece al trabajador “.

Conforme a la central, la Medida Provisional ataca frontalmente el inciso IV del artículo 8 de la Constitución federal, que establece de manera explícita:

“(…) la asamblea general fijará la contribución que, en lo que se refiere a categoría profesional, será descontada en hoja, para costear el sistema confederativo de la representación sindical respectiva, independientemente de la contribución prevista en la ley”.

El argumento de la CUT, que busca ampararse en la ley, muestra que buena parte de la batalla debe ser trabada en el campo del judiciario, lo que es desalentador, ya que en los últimos años, la ley parece haber adquirido una flexibilidad mucho mayor, siempre pendiendo para los gobernantes de turno.

Pero, aun así, el presidente de la entidad, Vagner Freitas, en un documento distribuido a todos los sindicatos el sábado 2, exhorta a la unidad y a la lucha, recordando que todas las ganancias de los trabajadores siempre vinieron por la batalla en las calles. Según la CUT, las entidades sindicales, que ya están construyendo unidad para enfrentar la reforma de la Previdencia, no dejarán al gobierno sin respuesta.

Terminada la fiesta el miércoles, el año comienza. Y, por el andar del carruaje, será bien movido. Viene allí la reforma de las pensiones, una pérdida tan grande para los trabajadores que va a exigir también de los sindicatos una reacción a la altura del combate que deberá ser trabado.

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